POLITICA
Cambios en el gobierno

Los borradores de Alberto Fernández para el relanzamiento y las preguntas que se hace

El presidente dejará el Sanatorio Otamendi, donde nació su hijo Francisco, y regresará a Olivos para definir los movimientos. El rol de Cristina Fernández de Kirchner en los próximos meses.

Alberto Fernández
Alberto Fernández. | Telam

Alberto Fernández enumera los datos positivos que empezó a mostrar la economía para defender a Martín Guzmán. Uno de sus funcionarios lo frena y le dice: “Pero Alberto, mirale el bolsillo a los laburantes”. Hoy la inflación marcó el 6,7% y el Presidente se resiste a mover al funcionario que está en la mira de Cristina Kirchner. El jefe de Estado prepara un relanzamiento de su gestión y, mientras cambia pañales, en la Quinta de Olivos lo esperan este fin de semana los borradores en los que ensayó distintos cambios de gabinete.

“Él está convencido de que Guzmán hizo las cosas bien”, dice un ministro de diálogo permanente con Alberto Fernández. El presidente envalentonó al ministro de Economía este fin de semana y le aseguró que seguirá en el cargo. Lo autorizó a hablar y sus declaraciones le sirvieron como aviso y termómetro frente al kirchnerismo. El aviso es que hará cambios y el termómetro lo está utilizando por estas horas para medir la reacción de la Vicepresidenta, a quien no convocó para debatir el relanzamiento de su gestión y tampoco quiere convocar. 

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En el discurso de este miércoles, CFK no cuestionó la política económica, algo que fue leído como positivo desde la Casa Rosada. Tampoco se escucharon las voces de dirigentes kirchneristas después de que Guzmán advirtiera que deben avalar su plan. Pero nunca saben cuándo llegará el golpe. 

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El domingo por la noche, Fernández dejó varias hojas sobre su escritorio. Contienen las distintas variantes que evalúa para relanzar su gobierno. Desde el Sanatorio Otamendi siguió pensando en los cambios. ¿De qué servirán si no mueve al equipo económico? Es una pregunta que el propio Presidente se hace.

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Fernández quisiera cambiar las segundas líneas, pero con esos desplazamientos abre la pelea con la Vicepresidenta y, para hacerlo, cómo mínimo, deberá avisarle. Se lo advierten los propios cuando mira a los funcionarios no alineados con el plan económico de Guzmán. Y aunque no toque funcionarios que responden a Cristina Kirchner y pueda rearmar un gabinete sin tensionar aún más el vínculo con su compañera de fórmula, el jefe de Estado sabe que la amenaza de una nueva crítica de la Vicepresidenta puede hacer desvanecer ese relanzamiento en segundos. Tal como adelantó PERFIL, quiere autonomía para decidir y se resiste a convocarla, pero el tiempo lo corre y la necesidad de que esta vez no vuelvan a socavar sus planes, quizás lo terminen obligando a negociar.

Hoy no hay interlocutores ni mediadores. “Cada vez que pude asomar la cabeza, me la hundieron”, repite el jefe de Estado ante sus dirigentes más cercanos. La última jugada se la marca a Máximo Kirchner por votar en contra del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional por la deuda. El Presidente esperó ese momento para hacer el relanzamiento que ahora busca, pero las críticas y oposición del kirchnerismo se lo prohibió.

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“¿Si no mueve al ministro de Economía debe mover al jefe de Gabinete para generar impacto?”, se preguntan alrededor del Presidente. Tocar a Juan Manzur es tocar a los gobernadores. Fernández habla con algunos de ellos a diario y no quiere perderlos. Aunque también lo quiere sostener, en el gabinete nadie notaría la pérdida de este funcionario. Los ministros se mueven con libertad sin que nadie le pida explicaciones sobre la gestión. 

Aparece, entonces, otra pregunta: “¿Qué sentido tiene tocar ministerios que no generarán ningún impacto en la gente?”. Sumar a Agustín Rossi al frente de la Agencia Federal de Inteligencia no tiene olor a relanzamiento. 

Sergio Massa mira estos movimientos desde lejos. Con actividad oficial desde República Dominica le escapa a los rumores sobre su desembarco en el gobierno. El titular de la Cámara de Diputados prefiere “flotar” en el Congreso y Fernández aún no le hizo ningún ofrecimiento. Hay más preguntas: ¿Tiene sentido un desembarco en el gobierno para el dirigente que se ilusiona con el 2023? Un ministro lo da adentro. “Su rol en el Congreso no tiene más sentido. Con el frente roto ya no puede sacar ninguna ley”, evalúan. Massa no lo ve así.

Este miércoles, Fernández seguía en el sanatorio Otamendi junto a Fabiola Yañez y su hijo Francisco. En pocas horas volverá a sentarse frente a los borradores que dejó escritos días atrás y terminará de definir hacia dónde irá su gobierno durante los próximos 20 meses de gestión.