Claudio López es el CEO de Navíos South American Logistic, el gigante del transporte marítimo que controla la compañía Horamar, el principal grupo naviero del país. El holding acaba de ganar una licitación para operar desde 2021 el corredor de transporte de combustibles para YPF entre San Lorenzo, Santa Fe, y Barranqueras, Chaco, con una inversión de 65 millones de dólares. En diálogo con PERFIL, la define como “la inversión más grande de los últimos cincuenta años que se ha hecho en buques en la Argentina”.
—¿Dudó la casa matriz de continuar con el proyecto que se licitó en el gobierno anterior y se adjudicó tras las PASO?
—Nosotros nos sentimos muy confortables en recomendar que esto se materializara porque va a venir una buena época para el país. Esto es un negocio cuyos fundamentals son buenos. Hay incorporación de tecnología, capital intensivo y generación de puestos de trabajo, con beneficios para el cliente. Yo creo que el país va a ir para adelante, por lo menos en el corto y mediano plazo. Después veremos la habilidad del Gobierno para refinanciar sus pasivos, para generar crecimiento.
—¿Qué impresión le dejó el primer mes de Alberto Fernández?
—Ha sido un mes muy positivo. Todos pensamos que iba a venir una época de mucha turbulencia, enfrentamientos, choques y problemas. Estamos viendo que no. Hay una apuesta hacia una moderación. Ha habido un sacudón impositivo, pero casi diría que era inexorable. Pensar que no iba a existir era infantil. Si tenés una herida, te van a poner un torniquete. No habiendo financiamiento, sin emitir, como el Gobierno por suerte no hace, iba a subir la carga impositiva. Pero estamos viendo un país normal.
—La gestión anterior enfatizó en que la licitación iba a producir un ahorro importante en los costos. ¿Es cierto?
—Ya es público que la licitación significará una reducción del 50% de los costos del transporte. Es el resultado de incorporar tecnología.
—Hay polémica porque las barcazas con las que operarán para YPF se harán en Paraguay. ¿No se podían hacer en Argentina?
—Algunos intereses levantan el punto de que las barcazas se van a hacer en Paraguay y que YPF debería haber obligado a que los oferentes construyan las embarcaciones en la Argentina. Hay una realidad. Cuando usted va hacer una licitación internacional, tiene que competir con las mejores armas que puede en beneficio del que llamó a la licitación. Hay que competir con las reglas del mundo y no las del corazón. Nosotros tuvimos que buscar la mejor ecuación de precio e inversión y la posibilidad de ser financiados. Las barcazas se construyen en Paraguay porque allí hay una muy buena industria naval, un muy buen acceso al financiamiento y con mucha tecnología. Hay grandes astilleros en Paraguay. La tripulación será argentina, y los equipos se van a adaptar en Argentina. Estamos calculando la creación de 500 puestos de trabajo de alto nivel, directos e indirectos.
—Tal vez YPF podría estimular otros sectores.
—Desde el punto de vista político, podría entenderse el razonamiento. Pero desde el punto de vista económico estamos en un mundo integrado. En el Mercosur se compra y se vende. Habría que cuestionarse si está bien comprar las partes de los autos brasileros. La empresa no tenía ninguna obligación de construir en el país. Nos hubiera encantado, pero no había ningún astillero preparado para construir en tiempo y en condiciones financieras para el esquema acotado que imponía la licitación.
—Hay cuestionamientos en la Justicia porque YPF habría incumplido la ley de marina mercante en la licitación. ¿Les preocupa?
—El contrato está firmado, las embarcaciones están en construcción. Ya se autorizó la importación de los remolcadores que están llegando al país, se están haciendo las autorizaciones. Si incumplió la ley de marina mercante no tiene que ver con un contrato que ha firmado un tercero, en este caso nosotros. Nosotros confiamos en YPF, la empresa hizo un gran esfuerzo para reducir los costos, y sería una pena que intereses que pierden licitaciones después de cobrar el doble hace veinte años tuerzan el camino.
—Después de la era de De Vido, el transporte de combustible se asocia a corrupción.
—Sin querer opinar de cuestiones ajenas, de lo que tiene comprobación judicial o no tiene comprobación judicial, el mundo ha cambiado, y está en un andarivel de transparencia. Se han articulado mecanismos que hacen muy difícil entrar en comportamientos impropios. El Gobierno tiene que dar el ejemplo y hacer las cosas con transparencia, y eso solo va a derramar.