Martín Guzmán es un investigador de la Universidad de Columbia en Nueva York que codirige junto al Premio Nobel Joseph Stiglitz un programa sobre Reestructuración de Deuda. En la Universidad de Buenos Aires, es profesor de macroeconomía. También de Moneda, Crédito y Bancos en la Universidad Nacional de La Plata. De diálogo habitual con Kulfas, Guzmán almorzó con Fernández y su grupo el año pasado para dar a conocer su visión sobre la economía.
Consultado en julio de 2019 por PERFIL sobre cómo veía la coyuntura, aseguró: "El programa macroeconómico está contribuyendo a prolongar la recesión que comenzó en 2018 a partir de la crisis cambiaria. Pero el problema fundamental es estructural. El país no está yendo para ningún lado. La tendencia es de estancamiento, desde el 2012. No hemos logrado imponer una visión que redunde en la transformación productiva que el país necesita para poder desarrollarse de forma sostenida e incluyendo a su gente en los mercados formales".
Sobre los desbalances del dólar, dijo: "Lo que termina gobernando la evolución del tipo de cambio real es la capacidad del país para generar dólares. Si no aumenta esa capacidad, no se puede sostener una apreciación real, un encarecimiento del país, por demasiado tiempo. El mercado te termina corrigiendo. Volverse más caro tiende a aumentar el déficit externo, pero sin dólares para sostener eso, no te financian: salen los capitales y se vuelve a depreciar el peso. Ahora nos estamos encareciendo otra vez. No aumentó la confianza en la capacidad de Argentina de generar dólares".
El plan de Martín Guzmán para renegociar la deuda
En ese sentido, afirmó meses atrás que "el Gobierno está gastando sus instrumentos para poder generar una calma de unos pocos meses antes de las elecciones. Cuando al peso se lo plancha por un tiempo mientras los precios en el país siguen creciendo, eventualmente el peso vuelve a pegar un salto. La inestabilidad termina siendo más costosa que si la evolución es más gradual. Para que deje de haber presiones depreciatorias sobre el peso tendría que no haber inflación. Y reducir la inflación no es algo que se pueda lograr de golpe".
Sobre el "estancamiento" argumentó que "hace que la carga de la deuda se torne cada vez más molesta para la economía. Crecer menos implica que se recauda menos. Y responder contrayendo más el gasto público contribuye a una espiral recesiva. Para estabilizar la economía tienen que darse dos cosas: que crezca la cantidad de dólares que genera la economía, y que crezca la economía en general. Un plan para estabilizar es un plan que ponga en el centro esa premisa. Y el plan que acordó el Gobierno con el FMI no se basa en esa premisa".
Con respecto a si ve un riesgo de falta de financiamiento a partir de 2020, dijo: "El riesgo es el de que refinanciarse cueste muy caro. Y ese riesgo estará presente para quien sea que gobierne. Si se mantiene el gobierno actual, va a ser difícil que tenga algo nuevo para ofrecer. Macri anunció que piensa seguir por el mismo camino, pero ir más rápido. Lo mejor que tiene para ofrecerle a los acreedores es privilegiarlos cuando el año próximo defina cómo distribuir las escasas divisas. Esa es la esperanza que el sistema financiero internacional deposita en Macri. Si gana la oposición, parece poco probable que logre convencer rápidamente a los mercados de que su plan vaya a ser exitoso. No va a depender solamente de lo que se plantee hacer, sino de quién sea que lo plantee".
¿La economía está lista para crecer, como dice Marcos Peña?
Además, remarcó que "gane quien gane, es probable que cuando en el 2020 se reingrese al mercado, no haya una expectativa mucho más optimista sobre la capacidad de generar divisas. Ese sería un escenario de alto riesgo país. Validar un aumento grande del costo de refinanciamiento sería el principio del final. Significaría que al año siguiente habría que contraer aún más al presupuesto público para poder pagar más intereses, una espiral de más ajuste, más recesión y más carga de deuda".
Para él, la alternativa era "buscar una reestructuración de la deuda pública externa, que puede ser en la forma de renegociar vencimientos, que es lo que en principio buscaría. No es para nada trivial lograr eso. Se requiere reescribir contratos, y nada asegura que las voluntades del otro lado vayan a estar alineadas. Es un problema delicado, plagado de incertidumbres y que se juega en un campo difícil, que es el que se creó al endeudarse en moneda extranjera bajo jurisdicciones pro-buitre como Nueva York".
Meses atrás se reunió junto a Stiglitz con el papa Francisco. Allí el Premio Nobel señaló el interés por trabajar con Scholas –la Fundación educativa creada por el Pontífice– “para que la tecnología y los mercados estén al servicio de la humanidad y no al revés”. Guzmán se especializa en deuda pública y desarrollo económico.
AB/FeL