Paris - La enfermedad de Alzheimer y los trastornos relacionados con ella afectan a 24,3 millones de personas en el mundo y podrían perjudicar a 81 millones de aquí a 2040, previenen numerosos especialistas con ocasión del Día Mundial del Alzheimer.
Más de cien años después de su descubrimiento, en 1906 por el médico alemán Alois Alzheimer, esta enfermedad neurodegenerativa que conlleva una degradación progresiva de las funciones cognitivas (atención, percepción, memoria...) es todavía incurable y los expertos temen que el número de afectados se duplique cada 20 años.
Ante estos desafíos, la Alzheimer's Disease International (ADI), una organización que agrupa 75 asociaciones nacionales de enfermos, eligió el eslogan "No hay tiempo que perder" para el Día Mundial del Alzheimer. Dichas asociaciones han sido invitadas a organizar en sus respectivos países actividades destinadas a concienciar sobre las "realidades de la vida con una demencia".
Cada año se detectan 4,6 millones de nuevos casos de la enfermedad, lo que equivale a uno cada siete segundos, recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un reciente informe sobre enfermedades neurológicas, que recoge estimaciones realizadas en 2005 por expertos internacionales a petición de la Alzheimer's Disease International.
En 2001, el 60% de las personas que padecían el mal de Alzheimer o demencias relacionadas vivía en los países en vías de desarrollo. Esta cifra podría aumentar en un 70% en 2040, según dicho estudio, publicado en la revista médica británica The Lancet. Entre 2001 y 2040, el número de enfermos podría multiplicarse por cuatro en India, China y en otros países de Asia y por cinco en América Latina, el norte de Africa y Oriente Próximo, pronosticaron entonces dichos expertos.
En Europa occidental, donde cerca de 5,4 millones de personas padecen el mal de Alzheimer, varias decenas de asociaciones hicieron un llamamiento durante una conferencia celebrada en París en junio de 2006 para que la lucha contra la enfermedad se convierta en una "prioridad de salud pública".
Esta "enfermedad del futuro", según la expresión del especialista francés Bruno Dubois, sigue siendo desconocida e incurable, aunque un diagnóstico precoz, ciertos medicamentos y estímulos cerebrales contribuyen a retrazar la pérdida de memoria y el deterioro de las facultades intelectuales.
Las investigaciones se centran hoy principalmente en encontrar medicamentos que imiten la acción de las vacunas para provocar en los pacientes una reacción inmunitaria contra las proteínas beta-amiloide y tau, cuyo acumulación en el cerebro está relacionado con las causas de la enfermedad.