¿De dónde venimos? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Qué es la felicidad? Durante mucho tiempo, la tarea de la filosofía fue producir preguntas. Los debates eran para los intelectuales y los libros sólo los adquiría un público específico. Eso parece haber quedado en el pasado. Ahora existen consultas individuales, debates en cafés, ciclos de cine y teatro filosóficos y hasta grupos de Facebook y canales de YouTube. Pruebas de que la filosofía sale a la calle para ayudar a entender el mundo.
Los cafés filosóficos son una de las opciones más elegidas. Uno de los pioneros de la “filosofía a la gorra” es Diego Singer, docente de la UBA que tiene un blog y videos en YouTube sobre el tema. “Hace algunos años trabajaba en grupos de estudio. Pero se me ocurrió dar charlas abiertas a las que cualquiera pueda concurrir, sin conocimientos previos, ni lecturas o compromisos”, explica. “El desafío es que en esa hora de exposición se produzca algún encuentro entre los saberes que traen los asistentes y las problematizaciones que la filosofía ofrece”, dice Singer. “Nunca subestimo al público, no quiero entregarles un alimento demasiado digerido. El desafío es mantener la rigurosidad del pensamiento filosófico, inclusive el particular estilo de los filósofos y ayudar a la comprensión de los problemas, generando en las personas que escuchan ganas de profundizar”, agrega.
Otra alternativa es el ciclo “El pensamiento en 35 mm”, realizado por la productora Lúdico Films junto al docente Nicolás van Waalwijk. Proyectan cortometrajes y films no comerciales que analizan en clave filosófica. “Quizás la filosofía deba aggiornarse y comunicarse con su entorno ya no sólo por su medio clásico, la lectura y los textos, sino por otros medios, como el cine para llegar a personas atravesadas por la cultura de la imagen y de la inmediatez, sujetos post-modernos”, comenta Van Waalkijk, que además es parte de un equipo filosófico que trabaja en el hospital Borda.
Para Singer “no existe una necesidad social de filosofía”. “Los interrogantes que pueden surgir en la vida encuentran respuestas de diversos tipos sin necesidad de las reflexiones filosóficas. Existen muy buenas experiencias de divulgación de la filosofía en los medios masivos, que han ayudado a llegar a conectarse con otro público”, dice y pone como ejemplo el caso de Darío Sztajnszrajber, que tiene un promedio de 50 mil visitas por video del ciclo “Mentira la verdad” en su canal de YouTube. Además convoca cerca de 800 espectadores por mes en su obra de teatro Desencajados, en la que conjuga el arte dramático y el amor al saber, con la que está de gira por el interior. “Me siento un emergente de esa política de estado de divulgación y la filosofía va recuperando su vocación originaria que siempre tuvo que ver con lo cotidiano”, dice a PERFILy expone su teoría sobre este resurgimiento. “Cuando te permitís hacer una reflexión filosófica que socave los conceptos que tenemos sobre la amistad y empezás a repensar qué se juega detrás de los vínculos en cuestiones como el poder, el otro, el egoísmo, termina siendo un tema del que todos tenemos algo para pensar, decir y preguntarnos. Ahí se produce la filosofía”, concluye.