TURISMO
Postpandemia

Turismo con control remoto: cine, series y viajes

Las pantallas siempre fueron un impulsor turístico, pero la escasa producción audiovisual hizo que algunos hoteles se ofrezcan como estudios de grabación o para una "estadía romántica". Casi 400 ciudades del mundo trabajan para que el cine y las series les devuelvan a los viajeros que perdieron por la pandemia de coronavirus. Galería de fotos

ursula corbero la casa de papel
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Gracias a Mel Gibson, la cantidad de personas que visitaron el Monumento a William Wallace, en Escocia, se triplicó luego del estreno de Corazón Valiente, en 1995. Louisiana tendrá que agradecerle al look pelilargo de Daniel Day-Lewis en El último de los mohicanos su 48% de turistas de más, en 1992. Por culpa de la serie Friends, Singapur tiene una cafetería llamada Central Perk, que recrea el menú y el ambiente de su homónima neoyorkina. El éxito de Sigourney Weaver con Gorilas en la niebla hizo que los bosques de Ruanda aumentaran 20% las visitas turísticas. Y si bien en agosto ya había reabierto sus puertas el resort jamaiquino Goldeneye, en donde Ian Fleming escribiera 14 novelas de su espía James Bond, la desaparición de Sean Connery, aumentará el flujo turístico, nadie lo duda. 


Para una inmensa cantidad de viajeros el turismo arranca en una pantalla.


En 2008, durante la V Feria Internacional del Turismo Cultural en Málaga, se realizó una encuesta a medio millar de personas para preguntarles qué entendían por turismo. El 32% de ellos lo vinculó al turismo cinematográfico, a los sitios en los que se rodó una serie o a una película. En esa ocasión, el presidente de la Spain Film Commission, Carlos Rosado, dijo que “el cine y la ficción audiovisual se comportan como un gran folleto virtual”. 

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Para entonces, ya existían en el mundo más de 360 Film Commissions, organismos integrantes de una asociación mundial conocida como AFCI (Association of Film Commissioners International), que había sido creada en 1975. Aunque habría que rebobinar más todavía y detenerse a finales de los años cuarenta, cuando en Estados Unidos se fundó la primera Film Commission para que la administración pública coordinara aspectos esenciales de cualquier rodaje, como la presencia policial, la seguridad, los bomberos, el corte de calles, la utilización de espacios públicos, la movilización de grandes contingentes, la curiosidad local, etc. Inmediatamente, las oficinas de turismo se sumaron para contribuir al turismo cinematográfico. Y nacieron agencias como On location Tours, que organizaban visitas temáticas por Nueva York, según un catálogo propio de películas.

Lo tuvo muy en cuenta Antena 3 (ahora llamado Atresmedia) cuando en 2016 se aventuraba con un policial sobre el atraco a la Casa de la Moneda de Madrid, planeado por una banda de perdedores liderados por un enigmático “Profesor” que los apodaba con nombres de ciudades. Este himno a la resistencia se convirtió en una mina de oro cuando Netflix adquirió los derechos de emisión: es la serie de habla no inglesa más vista en la historia de la plataforma de streaming de la N roja. 


¿Qué seguidor de la serie no pisó Madrid preguntando donde quedaba la Casa Nacional de la Moneda y Timbre o la Plaza del Callao?

 Los guías de turismo redireccionaban hacia al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el sitio auténtico en donde se filmaron las primeras temporadas. Las agencias de turismo le sacaron el jugo a la popularidad de la serie y ofrecieron tours guiados de 1 hora a varias locaciones. Desde luego, algunos llegaban vestidos con mameluco rojo y la máscara de Dalí

Todo eso que no fue hace tanto tiempo atrás, está paralizado y tibiamente trata de ponerse en marcha nuevamente. Según datos recientes de la Organización Mundial de Turismo, desde que se declaró la pandemia de coronavirus los vuelos internacionales cayeron en promedio 70%, pero los peores picos de descenso fueron en temporada alta, julio y agosto, el esperanzador verano del hemisferio Norte, con caídas de 80%. Un grupo de expertos de la OMT anticipó que el repunte del turismo internacional no se dará hasta el tercer trimestre de 2021, y un 20% de conocedores lo postergan hasta 2022. 

El coronavirus hizo que la producción audiovisual mundial, que emplea a 14 millones de personas en todos sus rubros, perdiera US$ 145 mil millones en los primeros seis meses del 2020.

Según una encuesta conjunta realizada por Netflix y Media Business Insight (editor de Screen International  y  Broadcast), un tercio de los miembros de AFCI, Asian Film Commissions Network (AFCNet, la European Film Commission Network (EUFCN) y Latin American Film Commission Network (LAFCN).) declararon haber perdido entre el 75% y el 90% de actividad durante la pandemia

Es decir: pasajes que no se venden, choferes que no trabajan, hoteles que no hospedan equipos técnicos ni actores, restaurantes que no preparan catering de rodaje, logística, sistemas de salud, productoras y contrataciones locales que esperan en el banquito. 


En una serie de televisión con un presupuesto de US$ 70 millones por temporada, 3.6% se destina a catering y hospedajes, y 1.3% a pasajes y traslados, en cualquier ciudad del mundo en donde transcurra el rodaje. 


La inactividad del 2020 hizo perder muchos negocios a muchos actores locales. Ya a fines de mayo, las comisiones de Australia, República Checa, Eslovenia, Suecia y Nueva Zelanda restablecieron la prestación de servicios a producciones cinematográficas. Sin embargo, a pesar del intenso lobby, Gran Bretaña, Japón, Sudáfrica y la mayoría de las ciudades de Estados Unidos no lograron retomar los rodajes previstos. 

Francia, España, Grecia, Colombia y la ciudad de San Pablo, en Brasil, anunciaron nuevos incentivos a la producción cinematográfica internacional. 

La Primera Ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, destacó que “un sector cultural sano tiene varios efectos positivos en otras partes de nuestra economía, como producción técnica, hospitalidad, visitas y turismo doméstico” y que “la creatividad y la cultura crean empleos, conducen a la recuperación económica y estimulan el bienestar social”.

La recesión 2020 que produjo la pandemia de coronavirus, colocó a Amsterdam, una de las ciudades más visitadas del mundo, al tope de las grandes perdedoras con una caída del 51.6% en los precios de hospedajes (una noche en hotel standard, € 132). El operador alemán Dertour dio a conocer hoy un índice global de precios hoteleros en el que, luego de la ciudad neerlandesa, siguen San Francisco (39,2%), Vancouver (37%), Bangkok y Pukhet como los destinos que perdieron más en ocho meses de restricciones para hacer turismo. 

Aunque esta investigación ubica a Barcelona en el sexto puesto de caída de precios hoteleros, el Gremio de Hoteles de la ciudad catalana  asegura que el 75% de sus establecimientos no pudo abrir en agosto. Sólo ingresaron 3.200 visitantes a los hoteles de categoría media, cuando esa cifra nunca había bajado de 58.000 en ese mes del año. A tal punto, que se ofrecen como hoteles alojamiento. 

La plataforma ByHours está vendiendo paquetes de 3, 6 y 12 horas para “estadías románticas” en los hoteles Kimpton Vividora y Hilton Diagonal Mar. 


Es más: los dos edificios de Yurbban Hotels, sobre la calle Trafalgar se alquilan como oficinas o estudios para rodajes cinematográficos y publicitarios. 

“Que los viajeros hallen la felicidad allá donde vayan. Que logren llevar a cabo, sin esfuerzo, lo que se propusieron. Y que, cuando regresen a salvo a la orilla, puedan reencontrarse alegremente con los suyos”, apostrofaba el director Jean-Jacques Annaud, en 1997, en su film Siete Años en el Tíbet. Con un presupuesto de US$ 70 millones de dólares, la producción canadiense nos trajo a Brad Pitt a la Argentina, para rodar en Mendoza y en la estación de ferrocarriles de La Plata

MM / DS