DOMINGO
REPORTAJE a Joseph Stiglitz

“La gente está peor que hace 25 años”

El economista y Premio Nobel advierte sobre el aumento de la pobreza en Estados Unidos. También asegura que la economía mundial no superó la crisis y que la recesión puede volver si China no se recupera.

Democracia en duda. “La participación de los votantes en las últimas elecciones fue la más baja desde la Segunda Guerra”.
| Cedoc Perfil

El Premio Nobel Joseph Stiglitz, profesor de Economía en la Universidad de Columbia, ha escrito extensamente acerca de la desigualdad en Estados Unidos, incluyendo su último libro, The Great Divide, sobre sociedades desiguales y lo que podemos hacer con ellas.
—Hemos visto señales de recuperación en la economía estadounidense. ¿Se puede considerar una amenaza la agitación del mercado de valores?
—En primer lugar, yo diría que no es una fuerte recuperación. La crisis fue en 2008, ahora estamos en 2015, casi ocho años después, y la brecha entre donde hemos estado y donde nos encontramos aún es enorme. La tasa de desempleo implícita es muy alta, la tasa de actividad es muy baja, y el aumento de los salarios en el segundo trimestre fue el más bajo en 25 años. Antes de esta agitación, la economía estadounidense estaba mejor que en Europa o Canadá. Pero no es tan fuerte. Este hecho, seguramente, empeorará las cosas.
—¿De qué manera?
—El ingreso medio familiar en Estados Unidos es más bajo que hace un cuarto de siglo, y si la gente no tiene ingresos no puede consumir, y no se puede tener una economía fuerte. Habíamos asumido que eran los mercados emergentes los que mantendrían la economía global. Y lo que es claro es que no es cierto. Hay un riesgo, significativo, que ya no es más un riesgo, de una alta probabilidad de desaceleración y no sólo en China, sino también en muchos otros países, como Brasil, que está en recesión. Todos los otros países que dependen de los productos básicos, se enfrentan a dificultades. Así que es difícil ver una historia de una economía fuerte de Estados Unidos.
—¿Por qué la gente debería preocuparse por la desigualdad?
—La desigualdad está muy relacionada con los problemas de los que estamos hablando. La gente de la clase alta gasta menos dinero que el resto, así que cuando usted tiene la redistribución hacia la parte superior, la demanda agregada disminuye. A menos que se intervenga, se tendrá una economía débil; eso, a menos que suceda algo más, como podría ser una burbuja. Estados Unidos optó por una burbuja tecnológica y una burbuja inmobiliaria, pero éstas no eran respuestas sostenibles. Así veo la desigualdad, como una parte fundamental de nuestra flaqueza macroeconómica. Siempre ha habido dos teorías sobre la desigualdad. Una es el abandono. La otra es que hay grandes elementos de la explotación y la desigualdad de oportunidades. La evidencia es abrumadora respecto de que el aumento de la desigualdad está asociado a esos factores negativos. Si todo fuera contribución social, entonces –cuando la parte superior lo hace mejor– estarían contribuyendo al bienestar de todo el mundo. Ese efecto de derrame no está sucediendo. Hemos visto algo que nos preocupa: la gente  está peor que hace 25 años.
—Usted ha dicho que la desigualdad está deshilachando los lazos que mantienen unido a Estados Unidos. Suena aterrador. ¿Es tan malo?
—Creo que lo es. Está detrás de una gran cantidad de lo que se ve como un comportamiento disfuncional y el extremismo. En particular, los jóvenes están enojados. ¿Cómo puede la gente como Donald Trump ser tan políticamente incorrecta, quedando por delante en las primarias republicanas con ninguna política que no sea un sentimiento de ira? Lo que él hace es señalar la corrupción en nuestro sistema. Quiero decir, Jeb Bush, de Florida, puso 250 millones de dólares en fondos de pensiones en Lehman Brothers y luego, cuando sale como gobernador, consigue un trabajo en Lehman con un salario de 1,3 millones de dólares; esas cosas resuenan entre los estadounidenses. El sistema parece roto. Lo sostuve en The Great Divide, y es que las sociedades, tanto en la política como en la economía, no pueden funcionar sin confianza. Y en el contexto de la política, lo que se ve cada vez más son los jóvenes no votantes. La participación de los votantes en las últimas elecciones fue la más baja desde la Segunda Guerra Mundial, cuando una gran cantidad de personas estaban en combate. En 2010, el número de votantes entre los jóvenes fue del 20%. A los estadounidenses les gusta decir que estamos luchando por la democracia y, sin embargo, los jóvenes estadounidenses han llegado a la conclusión de que la democracia no entrega soluciones.
—Ya han pasado cuatro años desde que usted escribió “Del uno por ciento, por el uno por ciento, para el uno por ciento”, lo que le dio al movimiento Occupy su lema “Somos el 99 por ciento”. ¿Hay cada vez más atención al tema de la desigualdad?
—Muchísimo. Vea, Hillary Clinton ha hecho hincapié en su campaña, pero incluso los republicanos han dicho que la desigualdad es el principal problema. Para mí eso es algo optimista, que finalmente ascendió a la cima de la agenda política. La otra nota optimista es que se ve, en todo el país, el 70% de apoyo para aumentar el salario mínimo. El Congreso no puede conseguirlo porque es disfuncional y entonces estamos con un aumento de los movimientos de protesta en Seattle, Los Angeles, Nueva York. La gente opina que nuestro gobierno nacional se ha roto y tenemos que hacer algo al respecto.
—¿Qué podemos cambiar?
—Para el pueblo estadounidense, nuestro sistema político está claramente distorsionado. Tenemos muchos problemas en el sistema político, los demócratas hoy tienen un millón más de votantes que hace unos años, pero la política es controlada por los republicanos. Así que, claramente, la forma en que nuestro Congreso opera es importante. El otro gran problema es la influencia del dinero en la política. No se trata sólo de las contribuciones de campaña. Hay gente como Trump, que se vuelven muy dependientes de sus benefactores o se es muy rico.
—¿En Canadá crees que existen problemas de desigualdad?
—Sí, claro. Pero estamos en el medio del grupo de la OECD (Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo). No es tan bueno como los países escandinavos. No ha estado haciendo un trabajo tan bueno como lo hizo en el pasado en tomar la desigualdad de los ingresos de la gente y reducir esta brecha. Además, es una economía de recursos naturales, y estas economías de recursos naturales, con un par de excepciones, tienden a ser muy desiguales. Se puede, en principio, gravar las rentas de los recursos naturales con tasas muy altas para crear una sociedad más igualitaria. El país que ha sido más exitoso en eso es Noruega. Los países más típicos son los de Oriente Medio, donde un pequeño grupo se apodera de esos recursos, los utiliza para comprar armas para asegurarse de que puede oprimir a los demás, y generar grandes desigualdades. Así que Canadá es uno de los de mejor desempeño de las economías de recursos naturales, pero todavía no es el mejor en rendimiento.
—En Canadá, la proporción de los ingresos que va a los ricos ha ido disminuyendo desde hace varios años. Tenemos una mejor movilidad social que en Estados Unidos. ¿Por qué Canadá enfrenta mejor el tema de la desigualdad?
—Canadá tiene un sistema educativo más igualitario, y creo que el sistema de salud es mucho mejor que el nuestro. Otro aspecto que claramente es parte de la historia de Estados Unidos es nuestro problema racial. Pero los problemas de desigualdad están incluso dentro del grupo blanco. El 20% de los niños estadounidenses crece en la pobreza; eso significa que reciben una nutrición inadecuada y asistencia sanitaria insuficiente, y se da porque tenemos un sistema educativo muy local, donde se tiene un acceso inadecuado a la educación. Con esto como punto de partida, perpetúan la desigualdad. Por eso, aquí en Nueva York el alcalde De Blasio ha encarado un gran desafío al tratar de centrarse en la educación preescolar, ya que a los cinco años ya existen enormes diferencias, pero por fin hemos empezado a reconocerlo.


Fragmento de la entrevista publicada en www.macleans.ca.

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