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PJ 2019: Perder o desaparecer

El peronismo está metido en una encerrona que sólo puede terminar mal. Los escenarios son pocos y poco optimistas para el partido que creyó ser la única opción de poder los últimos 60 años.

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Hugo Moyano junto a Cristina Kirchner | agencia el vigia

El peronismo finalmente terminó por certificar lo que venía exponiendo en términos electorales los últimos años y está metido en una encerrona que sólo puede terminar mal: los pobres ya no los votan como antes y su muestra de incapacidad absoluta en la formación dirigencial se acabó por ilustrar con la foto de Hugo Moyano y Cristina Kirchner días atrás. Bien podría ser el retrato de un acto unos veinte años atrás si no fuera evidente el paso del tiempo en sus rostros. "Lo que está en nuestro poder hacer, también está en nuestro no poder hacerlo" es la frase que sin saber utilizó Aristóteles para sintetizar la coyuntura peronista. 

La persona que más mide es Cristina Kirchner, es la más resistida e incluso detestada por sus correligionarios, que quisieran que se retire y deje paso a figuras como el sanjuanino Sergio Uñac o hasta el propio Sergio Massa, ya hoy lejos de ser la renovación y con el eterno problema de no tener credibilidad dentro del partido. "Sergio fue y va a ser siempre igual, hoy está tirado y te llama, en dos meses desaparece y no atiende" resume a PERFIL un dirigente histórico hoy encargado del rearmado partidario.

Saben que la corrupción promiscua que habita el partido no es soslayable el año que viene a la hora de la campaña, la imagen de Maria Eugenia Vidal no cayó lo que esperaban después del hecho de los aportantes truchos a su campaña, y los llamados "Cuadernos de Centeno", casi con un estirpe teológico, han reposicionado al Gobierno que incluso exhibe al primo presidencial en Comodoro Py, una imagen que jamás se hubiera permitido el kirchnerismo cuando podría haber elegido. 

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Así entonces, los escenarios son pocos y poco optimistas para el partido que creyó ser la única opción de poder los últimos 60 años, pero que su capacidad de fagocitar candidatos propios, las traiciones internas -Julián Dominguez y Aníbal Fernández protagonizaron una de los episodios más tragicómicos del partido en la pelea por la gobernación 2015, y fue el certificado de defunción para el ex intendente menemista de Quilmes, hoy en un silencio que aclara más que lo que oscurece- y los escándalos de corrupción terminaron por alejar de la sociedad y de los más humildes paradójicamente, al espacio de la Justicia Social. "Seamos sinceros, son las 20 obviedades peronistas las que nos representan", agregó el histórico dirigente.

Así entonces, el crecimiento de Cambiemos las últimas tres elecciones en Matanza por ejemplo, fue sólo de crecimiento, lo mismo en la pobre Jujuy, provincia donde alcanzaron a destronar al peronismo de Fellner y Romero. Incluso puede ser más paradojal el peronismo, perdió en el pobre Conurbano que incluye a Quilmes, Lanus, Tres de Febrero, Morón, pero no tuvo tan mal desempeño comparativamente en el corredor norte, donde la imagen de CFK es directamente hoy un desastre.

Así entonces, un juez federal concluye: "Si esto es realmente el Lavajato, mal que me pese van a gobernar doce años, el peronismo tendrá que esperar", ante la consulta de este medio. Sin saberlo, Alberto Fernández en dialogo con este columnista le contestó: "El rechazo a MAcri se va a ver, Cristina es la que ocupa el escenario con más votos de la oposición, Cristina tiene el 80% de los votos de ese 45% del electorado que vota al peronismo, vamos a volver, habrá que democratizar, renovar y volver". Lindo desafío para el partido que creyó que su base eran los más humildes para sostenerse en el poder, y éstos por sentirse traicionados votaron al espacio no peronista más nuevo de la historia reciente. Es el huevo o la gallina.