POLICIA
DUDAS Y MISTERIO EN EL CASO CARRAZZONE

Desapareció hace 500 días y casi no hay pistas

Stella Maris Sequeira es la esposa del reconocido abogado penalista, defensor de acusados en varias causas resonantes. Carrazzone está detenido desde marzo, pero la Justicia no pudo determinar el paradero de la mujer.

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Mediáticos. Rubén Carrazzone junto a los abogados Hugo Icazati, Miguel Pierri y Sergio D’Amico. | cedoc

Hace 500 días que el cuerpo de Stella Maris Sequeira no está. El asesino, para la Justicia el abogado Rubén Ernesto Carrazzone, se encargó de ocultarlo con éxito. Al menos hasta el momento. Sin embargo, sus conocimientos como penalista no evitaron que fuera procesado con prisión preventiva por el femicidio.

El 29 de diciembre de 2016, un día antes de su cumpleaños, Sequeira de-sapareció sin dejar rastros. Carrazzone, su pareja, fue el último que la vio. El abogado aseguró que ella salió de la casa que compartían en el barrio El Ombú, de Ezeiza, y que ya no regresó. El 31, el abogado que trabajó en el caso Oyhanarte y es amigo del mediático Miguel Angel Pierri, denunció un secuestro extorsivo en la comisaría. Dijo que le pidieron 800 mil dólares por el rescate y dio a entender, a la vez, que su mujer abusaba de medicamentos y del alcohol, hablando además de extrañas desapariciones de dinero (50 mil dólares y alhajas) y objetos en su hogar.

Desde entonces, y hasta ser detenido el 13 de marzo de este año, por orden del juez federal de Lomas de Zamora Alberto Santamarina, Carrazzone no dejó de postear fotografías junto a Sequeira en Facebook, con intenciones, según escribía, de encontrarla.

Mala fama. Pero el abogado no era bien visto en la familia de su pareja. Creían que era un vividor y que la golpeaba. Los allegados de Sequeira aseguraron que la mujer intentó ocultar moretones y labios hinchados en más de una oportunidad. Una testigo relató que el día previo a su desaparición la víctima le contó que iba a separarse y que su pareja se tendría que ir de su casa.

Dentro de la maraña de coartadas, el penalista también sugirió que la mujer podría haberse ido por voluntad propia. Una actitud que explicaría los faltantes. Pero el juez fue contundente: “No se ha logrado incorporar al legajo un solo indicador que permita suponer que Sequeira podría haber querido abandonar todo su entorno sin dejar rastro”. “Es irrazonable –agregó– suponer, en este sentido, que cualquier persona (y en especial de las características de la víctima puestas de manifiesto por sus seres queridos) haya renunciado de manera abrupta por cualquier tipo de motivación a tomar contacto con sus afectos desde hace más de un año, sin que se tenga rastro de su paradero”, señala.

En cambio, en base a esas evidencias, Santamarina cree que el móvil del crimen pudo ser tanto por esos conflictos como por una motivación económica, ya que faltó dinero de Sequeira (50 mil dólares) de la casa que compartían, aunque era propiedad de la mujer.

El juez también tuvo en cuenta que la última vez que la mujer fue vista estaba a solas con su pareja, que hay dos testigos que declararon haber escuchado una discusión a los gritos e insultos y que otros revelaron que ella sospechaba que él le era infiel. Con toda la prueba reunida en la instrucción, a cargo del fiscal Leonel Gómez Barbella, la Unidad Especializada de Violencia contra las Mujeres, Carrazzone está contra las cuerdas, aunque el cuerpo nunca aparezca.