— Al asumir como ministro le dijeron que era camporista y kirchnerista. ¿Cómo se define usted?
— También me dijeron Rambo, talibán, delincuente, de todo un poco. Soy un peronista que llegué a muchos cargos con el voto popular. Me defino como un peronista.
—Esta definición se dio para marcar quién lo designó. ¿Fue Alberto Fernández o Cristina Kirchner? ¿Los dos?
— Todo lo que surgió desde el anuncio del Presidente tiene que ver con un juego mediático que supera la realidad. Tanto el Presidente como la vicepresidenta y el presidente de la Cámara baja comparten la misma mirada sobre la situación actual de la justicia, los problemas que tiene hoy y la transformación que necesita. El Presidente y la vicepresidenta tienen la necesidad, y así me lo transmitieron, de garantizar el estado de derecho.
— Habla de generar consensos para esas transformaciones ¿Se puede sentar con un Poder Judicial que se siente atacado?
— No creo que el Poder Judicial no quiera saber nada con recuperar la legitimidad, el prestigio y la transparencia. No creo que por culpa de cinco jueces y seis fiscales podamos meter a todos en la misma bolsa. Generalizar y ensuciar a todo el Poder Judicial por un puñado de jueces y fiscales que se prestaron a la manipulación que hizo Mauricio Macri y su gobierno de la justicia sería un error grave.
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—¿La Corte Suprema se prestó a esta manipulación?
— Es la cúpula del Poder Judicial. La manipulación del Poder Judicial por parte de la familia Macri no es algo nuevo, lo hicieron a fines de los 90 cuando se valieron de la mayoría automática de la Corte menemista para ser absueltos de evasión impositiva. Repitieron esto de alguna manera en el gobierno de Macri y esta vez desde el propio Estado. Macri buscó designar dos jueces de la Corte Suprema por decreto que fueron después bastante funcionales. Esta transformación que debemos tener tiene mucho que ver con la Corte Suprema.
—¿No es una embestida contra otro poder?
—Todo lo que se haga en contra de las corporaciones siempre se toman como ataques o embestidas pero esos mismos que alientan estas expresiones son los que no dicen nada de los jueces o fiscales entrando a escondidas en la Casa Rosada o el escándalo de ingresos en la Quinta de Olivos.
—¿Qué significan para usted las quince visitas de los camaristas Mariano Borinsky a Olivos y de Gustavo Hornos a la Rosada?
—Estos dos jueces de Casación son integrantes del órgano que revisan todas las condenas y absoluciones penales por debajo de la Corte, por lo que es grave. No cabe duda de que el propio Macri estaba al tanto de la mesa judicial. Esto confirma el nivel de afectación de la independencia del Poder Judicial y el nivel de parcialidad en el que cayeron. Es una prueba obscena de la vulneración del estado de derecho.
—Borinsky interviene en casos como la ruta del dinero K, el memorandum de entendimiento con Irán y Obra Pública ¿Esto puede derivar en la nulidad de sus fallos o pedido de juicio político?
—No es prudente adentrarme en el análisis de las distintas causas pero sí llama la atención que funcionarios judiciales no se hayan excusado y hayan sido tan torpes de entrar a la Rosada y a la Quinta de Olivos y a los días siguientes sacar fallos rimbombantes para las tapas de los diarios. No sé cómo van a terminar esas causas pero quedó demostrado que está comprometida la transparencia y la imparcialidad e independencia de los funcionarios judiciales.
—Borinsky dice que las visitas eran para jugar al paddle y por su rol en la Comisión de Reforma del Código Penal.
—O jugaban al paddle o charlaban de la reforma del Código Procesal. Lo que no dice Borinsky es que la comisión de la reforma se creó ocho meses después de su primera visita, y que en el registro oficial de audiencias públicas del Ministerio del Interior sí quedaron registrados los encuentros sobre la reforma del Código Penal, no estos nuevos encuentros en Olivos para jugar al paddle y que hicieron a escondidas, porque omitieron informar al registro oficial en su momento.
—En el Congreso están cajoneadas la reforma judicial y los cambios al Ministerio Público fiscal. ¿Salen este año?
—Tenemos que apelar a la búsqueda del diálogo y el consenso. Hay un sector de la oposición totalmente reaccionario y eso se debe a que fueron parte de ese entramado de promiscuidad que erosionó el estado de derecho durante el macrismo, pero ese sector no representa el espíritu del resto de la oposición.
—Estos proyectos parecen necesidades políticas alejadas de la justicia que necesita la gente.
—Un sector de la oposición trata de reducir lo que intentamos hacer a la búsqueda de impunidad. Está tan utilizada y gastada esa frase y tan alejada de la realidad no hay ningún proyecto que vaya en ese sentido. Hoy estamos hablando de la mesa judicial y manipulación de la justicia. Llevo una semana como ministro y el rol es más amplio y tiene que ver con solucionarle los problemas a la gente, lograr que la adopción no sean trámites eternos, mejorar el tiempo de respuesta a juicios laborales, desalojos y femicidios. Es tan obsceno lo que hicieron de manipular a la justicia para perseguir opositores que tenemos que estar hablando de estas cosas.
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—¿La vicepresidenta le pidió algo particular al asumir?
—No, más allá del mensaje de felicitaciones sólo hablé con Máximo, con quien integré el bloque. No me pidió nada.
—Cristina Kirchner habló de una reforma insuficiente y el Presidente de una nueva etapa. ¿De qué se trata lo que viene?
—El Presidente habló de la necesidad de un proyecto para crear un tribunal intermedio pero también habrá reformas del Consejo de la magistratura, no podemos tener concursos y exámenes que duran años y años.
—¿No le parece poco independiente que el defensor de la vicepresidenta, Roberto Boico, asuma como camarista?
—Cualquier abogado se puede presentar para llegar a los tribunales. De lo contrario, ningún abogado que haya defendido a un dirigente político se podría presentar.
—El problema es lo que hacen después.
—Yo sé lo que hicieron los que designó Macri por decreto o peor: los que trasladó el macrismo. No nos olvidemos de esas cosas porque si no acá parece que es todo culpa de los abogados de Cristina y no es así. Hablan de nuestro interés en la justicia y si se mira la cantidad de designaciones por presidente, Kirchner en cuatro años nombró 101 funcionarios judiciales, Macri 216 y Cristina en ocho años 285. Si dicen que queremos cooptar la justicia, vayan a los números.