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El cambio de la dirigencia

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Gustavo Petro. | AFP

El triunfo de Gustavo Petro, ex miembro del Movimiento guerrillero 19 de abril, alcalde de Bogotá (2014/15) y senador (2018/22), en las elecciones presidenciales del domingo pasado, tiene similitud con los acontecimientos acaecidos en Chile en 2019, con el estallido social que permitió el surgimiento del liderazgo de Gabriel Boric, para imponerse en la contienda electoral de diciembre 2021 bajo el lema Apruebo Dignidad. Éste último enfrentó a José Antonio Kast, identificado con la derecha pinochetista, mientras que Petro derrotó a un impertinente alcalde de Bucamaranga, Rodolfo Hernández, por 50,4 a 47,3%.

El estallido social de 2019 provocó un sacudón en la sociedad chilena. La violencia desenfrenada de militantes de izquierda disfrazada de reivindicaciones económicas forzó el Acuerdo de los partidos políticos del 15 de noviembre de 2019 para convocar a un plebiscito y elecciones para una Convención Constituyente, donde se destacó el papel de Gabriel Boric. Colombia también fue testigo de manifestaciones contra el presidente Iván Luque aduciendo actos de corrupción, crímenes de las Fuerzas Armadas contra la población civil y el manejo anómalo del Acuerdo de Paz con las FARC-EP. Al igual que en Chile, las protestas impulsaron una nueva dirigencia enfrentada a los políticos tradicionales, prometiendo una pronta solución a las demandas de la población.

Colombia tuvo un acelerado crecimiento en el período 2000-2014 cuando el PBI pasó de 100 mil millones a 381mil millones para estancarse durante los siguientes cuatro años. En 2019 creció 3,3% y en 2020, como consecuencia de la pandemia, cayó 6,8% recuperándose al año siguiente con 10,6%. El ingreso per cápita asciende a 6.200 dólares con un coeficiente de distribución del 0,52 y una ocupación informal del 45%. La economía colombiana está basada en la explotación agrícola, minería y combustibles con un nivel de exportaciones de 40 mil millones, e importaciones, principalmente industriales, por 61mil millones. El crecimiento previsto para 2022 es del 6%.

La fuerza del antiamericanismo

El 11 de febrero Petro lanzó la coalición Pacto Histórico integrada por la izquierda, grupos indigenistas, ambientales, socialdemocracia, progresistas y numerosos grupúsculos no muy diferentes a la formación de Gabriel Boric en Chile. El 13 de marzo se llevó a cabo una consulta popular donde Petro se impuso con el 80% seguido por Francia Márquez con 14%. Las formaciones políticas tradicionales no han sabido adaptarse a las nuevas inquietudes y planteos sociales para convertirse en una alternativa válida de una juventud decepcionada con la política tradicional y en un país donde todavía permanece enraizada la violencia de la guerrilla disidente, paramilitares y narcotráfico. Solo estas circunstancias explican que en la segunda vuelta se hayan enfrentado Gustavo Petro usando el lema Colombia Humana con Rodolfo Hernández, bajo la rúbrica Gobernantes Anticorrupción para diferencias también de la política tradicional.

El programa de Petro tiene los ingredientes que conforman la esperanza de todos los ciudadanos: mejores ingresos, igualdad, no-discriminación, salud, educación, atención de la niñez y protección de adultos mayores. En sus primeras declaraciones, trató de despejar la desconfianza que generan sus antecedentes guerrilleros y vinculación con Hugo Chávez y se manifestó proclive a un “capitalismo democrático” que incluyera una reforma tributaria, mayores impuestos a las actividades extractivas y una distribución de tierras para financiar sus programas sociales. Las propuestas de propender al aumento de los aranceles para promover industrias y la revisión de los acuerdos de libre comercio amenaza convertir la pregonada “integración con los hermanos latinoamericanos” en un eslógan político porque al igual que el resto de los líderes de la región la voluntad real de generar un mercado común no trasciende el marco de las declaraciones.

 *Diplomático.