COLUMNISTAS
Todos contra Milei

La pelea por la coparticipación

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Unidos. El peronismo reunido en Tucumán le dio fuerza a Sergio Massa para las elecciones de octubre. | MECON

La reunión en Tucumán del peronismo nacional es el hito que necesitaba Sergio Massa, para sentirse con fuerzas, para dar la pelea electoral que lo deposite en la segunda vuelta. Estaban todos los que tenían que estar, desde el peronismo ortodoxo de Juan Manzur, y Gildo Insfrán a los gobernadores de La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, La Pampa y/o sorpresa: Alberto Rodríguez Saá. También, la cúpula de la CGT Azopardo, y Hugo Yasky. Por el lado del cristinismo político Axel Kicillof, Alicia Kirchner, Máximo. Dos cosas importantes sucedieron.

Todos pudieron hablar y reconocieron, tanto la dificultad de la situación  nacional, como la necesidad de converger en Sergio Massa como conductor de la campaña electoral. Allí están puestas las esperanzas. En que Massa político pueda sobreponerse al Massa ministro. Hasta Kicillof que viene pidiendo una nueva melodía para expresarle esperanzas a la sociedad, reconoció que el triunfo en su provincia solo es posible con el peronismo unido.

Claro que Massa ministro y candidato no la tiene fácil. Se propuso como el Presidente de los trabajadores, el defensor de las pymes y el trabajo nacional, pero al mismo  tiempo, debe lidiar con el FMI, la devaluación y un impresionante incremento del costo de Vida. La respuesta fue intentar reparar lo que complica la vida cotidiana de los argentinos, una inflación récord que pone incertidumbre no solo sobre el futuro sino también sobre el día a día.

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Todas las nuevas medidas anunciadas por el ministro hacen foco en quienes están dentro del sistema, tanto para aprovechar el descuento de IVA, el no pago de Ganancias, los bonos, pero para todo hay que tener tarjeta de débito o estar en relación de dependencia, ser jubilados, trabajadores o autónomos. 

La Iglesia y la economía se suman a la campaña

La estrategia es clara: se trata de recuperar al electorado propio, el que le genera una base mínima del 30% y desde allí poder crecer. También es un modo de diferenciarse de la Cristina que no aceptaba que los trabajadores no paguen Ganancias y volver al Massa 2015, el que decía que el salario no es ganancia. Claro que la diferenciación en este momento es dificultosa. 

Finalmente en los anuncios también están presentes Máximo y Wado, los que obviamente, son necesarios dentro del esquema de batalla. La de Massa es una política de avance sobre un sector de la clase media baja y una parte de los sectores empobrecidos, que tienen relaciones formales con el sistema económico. Quedan aparte los que están fuera del sistema. Un  espacio por donde pudo entrar Milei.

Queda claro que por ahora, tenemos un Milei en plena ofensiva tanto en el nivel local como en el internacional. Peleando con el establishment político, pero al mismo tiempo, buscando alianzas para generarse gobernabilidad. Sus diálogos con Martínez de la Uocra y con Barrionuevo no son casuales. Se hará el loco, pero sabe que para ser Presidente necesita garantizarse gobernabilidad. La campaña de Massa aún es defensiva, necesita reparar los daños sociales de un gobierno que fracasó durante años. 

Dicho fracaso junto al de Macri es el que da lugar a que muchos votantes mileistas están dispuestos a que todo estalle en mil pedazos. Total, creen que nada tienen para perder. Claro que la propuesta política de Milei en relación a la coparticipación federal  podría ser beneficiosa, para provincias que aportan más de lo que reciben, pero calamitosa para las que necesitan de la misma para sobrevivir.

La curiosidad latina

Es muy posible que allí se encuentre una de las claves que impulsen  a los gobernadores del norte grande a pasar a la ofensiva, a fin de evitar perder obra pública, planes de vivienda y resto de políticas  sociales.

Para los gobernadores que anticiparon elecciones y vencieron, no tener a Milei de Presidente es un tema de sobrevivencia. Ya con Macri tuvieron problemas con la remisión de fondos y el parate de Obras. Por ello, es bastante posible que las campañas en las provincias tienden más a ser de defensa de lo local, que de lo nacional.

El triunfo de Pullaro en Santa Fe funciona en sentido contrario, él podría  verse beneficiado por la política de Milei, ello explica en parte las complicaciones que tiene Patricia Bullrich para definir una estrategia que incluya a las provincias.

La batalla por la provincia de Buenos Aires, toma también un cariz diferente, no es sobre la coparticipación, sino una discusión plena respecto a en qué medida una apertura indiscriminada de la economía complica la vida del trabajo y de las empresas. Todos están de acuerdo en la necesidad de que las cosas deben cambiar, la discusión global es cuál es el camino para ello. Al peronismo como dijo Kicillof no le alcanza con viejas melodías; debe componer nuevas para generar esperanzas. A Milei por ahora, le alcanza con el que se vayan todos. Sus puntos débiles son muchos y aún no han sido explotados debidamente.

* Consultor y analista político.