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Expectativas

Massa, el elegido

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Supermisnitro. Su trayectoria “es la de un ganador, que tiene un soporte en el poder real”. | Pablo Cuarterolo

Massa y Cristina Kirchner son muy diferentes. Tienen historias políticas distintas, han transitado, no simultáneamente, por veredas opuestas; la militancia universitaria de la emblemática Juventud Peronista y la UCeDé, la organización de derecha que posibilitó el primer escalón de Massa a la política.

Cuando Alberto Fernández con el patrocinio de CFK se puso a construir el Frente de Todos, el último por ingresar, y el más renuente fue el ministro de Economía. Hoy denominado superministro; debido a que se le ha inyectado poder a la cartera luego de la salida traumática de Guzmán y Kulfas.

CFK deseó en los 80, seguramente, que no existiera la organización que tenía a Álvaro Alsogaray como el principal mentor del Partido inaugurado en 1982 para edificar una nueva alternativa liberal en el país. El ideario concitaba la referencia de los famosos economistas: Ludwig von Mises, Milton Friedman, y Friedrich Hayek; hoy citados por Milei. En cambio; en las filas de la UCeDé se consagraba la idea de que el peronismo es la barbarie.

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Seducido por Menem, Massa ingresa al peronismo; que es un gran refugio de puertas abiertas para quien quiere hacer una carrera en la política con menos riesgo. En realidad, la centroderecha o derecha siempre quiso disolver al peronismo, e intentó diversas estrategias. Las más elaboradas fueron la cooptación para vaciar el contenido peronista, sobre todo su impronta social y popular e integrarlo al sistema. También se usó la prohibición y violencia del Estado que le permitió al peronismo construir gestas resistenciales.

Esta dinámica tuvo también sus logros cuando se creó el peronismo sin Perón o el neoperonismo. La combinación de masividad populista, bajo el régimen dominante de la economía capitalista, nunca estuvo mejor representado que en los 90. Algunos encuentran paralelos con el hoy. Ninguna de estos caminos, destinados a eliminar al peronismo dieron resultado, demostrando su capacidad de sobrevida y flexibilidad suficiente para cobijar diversos modelos económicos. Massa pertenece a esa generación hija de la democracia liberal, sin la hegemonía movimientista peronista, y con centralidad partidocrática.  

Las muertes de Perón

El PRO, como antes lo había sido la UCeDé, emergió como una nueva racionalidad política, que impulsaba la expansión capitalista, el achicamiento del Estado, y la exaltación del individualismo. Por allí transitaron juntos: Macri, Massa, De Narváez y luego Felipe Solá constituyendo una alianza que trataba de generar una nueva alternativa, lejos del monopolio político que ejerce CFK. Entonces se profundizaba la división entre peronismo y kirchnerismo, apareciendo un peronismo del medio para cooptar al centro electoral lejos del maximalismo K. La derrota en el 2015 ante Cambiemos fue pergeñando la idea de unir a todo el peronismo. Dos años antes, Massa en su distrito logró vencer a la lista de CFK por más de diez puntos.

La trayectoria de Massa es la de un ganador, que tiene un soporte en el poder real. Lejos del estilo kirchnerista, pero aliado en el Frente de Todos, tratará de construir más poder ante la mirada atenta y controladora de CFK.

La normalización de la macroeconomía es la primera prioridad que tiene por delante el nuevo equipo económico, y los anuncios fueron en esa dirección. Siendo la disminución de la inflación la que más repercusión popular tiene, aunque es un hueso duro de roer.

El protagonismo de Massa genera dudas y controversias en el kirchnerismo, no en el peronismo no K, que esto es vivido y sentido como un desplazamiento hacia la derecha. Esa derecha a vencer que se aglutina en todo lo que no sea K.

La realidad es que el acuerdo político de los tres dirigentes del Frente que tienen a su cargo la dirección del país evitó profundizar la crisis de gobernabilidad, que se avizoraba como grave. Esto hizo que se consagrara el dominio del pragmatismo sobre las ideologías. Estamos frente a una coyuntura a transitar y ordenar para volver, supuestamente, al camino de una sociedad socialmente más justa.

Massa, el elegido, tiene cien días por delante.

*Sociólogo. Analista político.