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TRAS LAS PASO

Último tango en Argentina

La narrativa de Javier Milei no solo refleja bronca, sino también una “tierra prometida”, un futuro.

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Javier Milei. | Pablo Temes

Si un analista no conocedor extranjero examinara los resultados puros y duros de las elecciones del domingo 13 de agosto, diagnosticaría que hubo casi un empate. En esta realidad objetiva, La Libertad Avanza obtuvo 7.116.352 votos; Juntos por el Cambio, 6.698.029; Unión por la Patria, 5.070.104; Hacemos por Nuestro País, 907.437, y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unido cerró la lista de las fórmulas que competirán en octubre. También hubo casi un millón y medio de votos en blanco, nulos e impugnados, y la tercera parte del electorado no concurrió a la cita electoral. Sin embargo, la sensación generalizada es de que Milei ya ganó. Las perspectivas subjetivas triunfando sobre las objetivas. ¿Por qué?

Adiós a Kant. Es interesante detenerse por un instante en un tema menor: por qué la película Barbie fue un éxito global. Es cierto que tuvo un excelente marketing, pero hubo algo más. Coincidió con otros tanques de Hollywood, como Misión imposible, Elementos, Indiana Jones y Oppenheimer. Les ganó a todas. Parecía un tema pasado de moda, una antigua muñeca interpretada por una persona. Sin embargo, la película empalmó con una fractura global: el pasaje de una sociedad tradicional –en la que los niños iban de celeste y las niñas de rosa– a otra posmoderna fluida y sin categorías fijas. La disputa por el sentido común que pone en juego las nuevas formas culturales son al menos una inquietud para millones de familias en todo el mundo occidental. No pocos reclaman un volver a las categorías que ordenaron a las sociedades de antaño.

Hacia un nuevo orden político

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El éxito de Javier Milei también se basa en la sincronización de su presencia con una disputa en el corazón del orden social como lo planteábamos en el mes de abril. El libertario calza con precisión con un malestar social. Muchos perciben –independientemente del voto– que algo en Argentina está mal, algo se ha roto. No es algo por mejorar como dijo la portavoz Cerruti, en su extraño pedido de perdón de esta semana. Lo quebrado es difícil ponerlo en palabras o incluso expresarlo matemáticamente con series macroeconómicas. Milei logró en estos años verbalizar esta sensación compartida de que el país dejó de ser un lugar en el que las personas puedan desarrollar sus proyectos de vida más allá incluso de la coyuntura actual de alta inflación.  

Mercado argumental. Podríamos decir con Thomas Kuhn que, en la competencia de las explicaciones sobre el drama argentino, la voz de Javier Milei aparece triunfante con un nuevo paradigma: los políticos con malicia, ineptitud o corrupción han ido drenando los recursos del país, en alianza con los empresarios prebendarios, los sindicalistas, entre otros agentes sociales. Según el libertario, esta calamidad habría comenzado en 1916 con el gobierno de Hipólito Yrigoyen, el primero elegido por la ley Sáenz Peña. Algo así decía Macri, aunque lo fechaba en el inicio del peronismo. El comentario dicho por Macri escandalizaba. Certera o no, la explicación de Milei ocupa el centro de la escena y todos discuten a partir de allí. Para reparar el daño, su propuesta primordial es ir a un Estado mínimo al punto que ni se ocuparía de acuñar su moneda. Esta propuesta ya está repolarizando al país y genera preguntas.

Se puede acordar o no con la diagnóstico, pero la narrativa de Milei debe ser analizada. Esta tiene dos tramos; en el primero, expresa la bronca y la decepción, poniendo la culpa sobre los males del pasado sobre la casta política, pero en el tramo siguiente propone algo que brilla por ausencia en los demás candidatos: un futurible, una “tierra prometida”.

Si se observa o se conversa con los seguidores de Milei, estos expresan un fervor incomparable por su líder y depositan en sus manos el futuro con euforia devocional. Estos sentimientos que genera el libertario combinan un liderazgo profético y carismático con otro más político y organizativo. Y no parece ser –está en desarrollo– un tipo de liderazgo que se haya visto en Argentina hasta el presente. Probablemente sus orígenes haya que buscarlos en otras fuentes. Por ejemplo, en el judaísmo. Como expresan los estudiosos de la teología del Antiguo Testamento, el primer tipo de liderazgo es propio del Éxodo, la salida de la esclavitud del pueblo hebreo, cuando Moisés lideró a su pueblo en una penosa travesía por el desierto. El liderazgo político, en cambio, sería el protagonizado por el Rey David (liderazgo davídico) que estableció y unió a las distintas tribus de israelitas. Traducido a la situación histórica actual, el nuevo éxodo sería la salida del siglo populista de opresión al pueblo, mientras que su propuesta expresa una nueva arquitectura organizativa para el país. En estas antiguas enseñanzas abreva parte de la base filosófica del candidato, que ha contado innumerables veces la relación que mantiene con su rabino, sus estudios sobre la Torá y su predilección por el Estado de Israel en política internacional.  

Argentina en su laberinto

Nuevo ajedrez electoral. Las demás fuerzas políticas parecen desconcertadas tras el nuevo escenario, pero lógicamente como el país debe atravesar las elecciones generales, deben surgir los análisis racionales sobre el posible ordenamiento de octubre. Aquí, un listado de las principales discusiones:

1 - ¿En qué medida el electorado de Javier Milei es homogéneo y reiterará su voto? ¿Cómo lo beneficiará el efecto ganador? (hoy parece sumar de 5 a 8 puntos).

2 - ¿Cómo se conducirán los votantes de los candidatos perdedores: Horacio Rodríguez Larreta y Juan Grabois?

3 - Votantes blancos y nuevos concurrentes: ¿se alinearán como el resto o podrán plantear diferencias? No son homologables; los primeros ya tomaron su decisión y protestaron con su falta de preferencia; en cambio, los segundos son una incógnita total; allí –observando la elección de 2021– puede haber mucho votante peronista escondido allí.

4 - ¿Cómo se conducirá la economía en estos dos meses? Pregunta casi obvia, en especial cómo fluctuará la moneda estadounidense.

5 - ¿Existirán acontecimientos que puedan modificar sustancialmente el voto?

En estas cinco dimensiones se desplegarán las luchas políticas en estos dos meses; lucha será cruel y mucha, como dice el tango.

* Sociólogo (@cfdeangelis)