ECONOMIA
QUÉ SIGNIFICA LA FRASE DEL PRESIDENTE

“A un 87,5% de chances de dolarizar”: idas y vueltas del proyecto madre de Milei

La dolarización sigue en la agenda del Gobierno, pero no queda claro cómo o cuándo podría implementarse. Mientras el presidente Javier Milei asegura en entrevistas que estamos a “muy poco de dolarizar” e incluso le pone porcentaje, sus ministros afirman que se está más cerca pero que las condiciones todavía no están dadas. Economistas responden a tres preguntas sobre el tema: la factibilidad de hacerlo en el corto plazo, las consecuencias y la posibilidad de revertir el proceso.

dolarización
OBJETO DE DESEO (PRESIDENCIAL). Se necesitarían más de US$ 40 mil millones para dolarizar. | Shutterstock

La dolarización, una de las principales promesas de campaña del presidente Javier Milei, sigue en pie. En una entrevista el mandatario afirmó que “estamos a un 87,5% de chances de poder dolarizar”, aunque en otras declaraciones también habló de la convivencia de monedas.  

No es la primera vez que se refiere al tema en los últimos meses. El ministro Luis Caputo salió a aclarar que no era algo inmediato después de que el Presidente afirmara –también en una entrevista– que el país podía dolarizar “con muy poquita plata”.

Cuatro economistas explicaron a PERFIL qué significa estar cerca de la dolarización.

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¿Es posible dolarizar en el corto plazo?

“Milei ha estado hablando a veces de dolarización y a veces de ‘competencia de monedas’, que son dos cosas distintas. Entiendo que la dolarización implica que, en Argentina, donde actualmente la casi totalidad de las transacciones se hacen en pesos, se pase a hacerlas en dólares. Lo cual no se logra poniendo a ‘competir’ al dólar con el peso, sino rescatando los pesos, y dando a cambio dólares”, explicó Francisco Eggers.

Sobre la posibilidad de aplicarla el economista opinó que sí, aunque no por ahora. “Para eso el Gobierno y el Banco Central tienen que reemplazar sus pasivos en pesos. A un tipo de cambio de mercado se necesitarían más de 40 mil millones de dólares para dolarizar, que el Gobierno no tiene ni tendrá a corto plazo”, agregó.

“Técnicamente es posible, otra cosa es que sea deseable”, explicó Juan Pablo Costa. “La gran dificultad que tenía el Gobierno para dolarizar cuando asumió era la falta de dólares. En aquel momento necesitabas entre 30 y 45 mil millones de dólares, que obviamente no los tiene”, detalló.

El presidente Javier Milei con dólares
Javier Milei y la dolarización.

“Hay dos formas de resolver eso: una es que alguien te preste esos dólares; la otra, es conseguir licuar los pesos”.

Para Claudio Caprarulo, “cuando Milei habla de dolarizar lo plantea con un dólar de conversión de $1.400. Eso significa un salto del 70% en el tipo de cambio oficial”. Con lo cual, estimó, “no hay dólares suficientes para encarar una dolarización”.

“Con la estructura de poder que tiene la Argentina en términos públicos y en términos políticos, económicos y laborales, es imposible que se aplique una dolarización. A diferencia de lo que ocurrió en Europa con la moneda común, se trata de una moneda de otro país, con otra competitividad, con otro régimen democrático, con otra solvencia institucional”, explicó a este medio Arnaldo Bocco. “Segundo, porque Argentina es un país grande para dolarizarse. Tercero, ¿qué va a pensar la Reserva Federal, o el Congreso norteamericano? ¿Le va a dar a un país que no goza del prestigio la posibilidad de que instalen su moneda como medio de pago, reserva de valor y pago de transacciones? No es simple que esto ocurra”, sentenció.

¿Qué impacto tendría una dolarización?

“En términos sociales, de ingresos y de jubilaciones es muy doloroso, porque de lo que estamos hablando es de una licuación: licuar los pesos implica licuar ahorros y licuar ingresos”, explicó Costa.

“Entiendo que a mucha gente le puede llegar a resultar atractivo, porque cuando uno habla de dolarizar te da una sensación de estabilidad económica. Pero en realidad en Argentina seguramente empeorarían los problemas. La dolarización es un régimen monetario poco flexible”, lo que implica, para una economía diversificada como la argentina, “que no podés tener política monetaria y tener distintas tasas de interés, o tasas de interés económicas flexibles o subsidiadas para distintos sectores”, explicó. “Nuestros principales socios comerciales son China y Brasil, que no tienen el dólar como moneda. Si esos países devalúan vamos a empezar a estar caros nosotros en dólares y cuando no podés ajustar por precio, ajustas por cantidad. ¿Qué significa? Que le vas a empezar a vender menos a Brasil”, aclaró.

Dólares
Dólares. Foto: Télam

Para Eggers, “la dolarización se plantea como mecanismo para bajar la inflación, pero si se quiere implementarla sin ordenar la economía sería un desastre. Pero resulta que, si se ordena la economía, la inflación va a bajar, como ha bajado en casi todos los países que no han dolarizado. Entonces, ¿para qué dolarizar? Mondino lo ha dicho: para condicionar a los gobernantes futuros, para quitarles herramientas de política monetaria o cambiaria”.

Caprarulo agregó que “en el corto plazo podría facilitar la reducción de la inflación, pero seguro va a profundizar la fuente de todos los males en nuestra economía: la falta de productividad”, detalló. “Las consecuencias directas son un modelo de desarrollo que difícilmente garantice bajas tasas de desempleo y buenos salarios. La industria argentina sería la principal damnificada”.

En este sentido, explicó Bocco, “no cuadra el modelo macroeconómico que se deriva de un ejercicio de dolarización con la necesidad de tener un aparato productivo donde el rol de la moneda sea representativo de la diversificación económica en general”.

El economista agregó como ejemplo el modelo ecuatoriano. “¿A Ecuador le bajó la inflación? No. Ecuador tiene una inflación que duplica y en algunos años triplica la inflación histórica de los últimos 70 años. Además, eliminó a la clase media que era mínima”, concluyó.

¿Es un proceso reversible?

“Se trata de una política económica que tiene un alto grado de irreversibilidad”, agregó Costa. “Hasta ahora no hay experiencias de una salida. De hacerse, tendría seguramente una serie de costos económicos y sociales altísimos”.

Es una política económica con alto grado de irreversibilidad, dice Costa.

Para Caprarulo “dejar atrás sistemas tan rígidos es complejo y suele darse cuando se vuelven insostenibles tanto en lo económico como en lo social”.

Bocco coincidió con la opinión general: “Yo no creo que sea posible porque Ecuador intentó, trayendo los máximos expertos del mundo, reestablecer un sistema de moneda local y no lo logró. Eso es imposible”.

Finalmente, y respecto a las declaraciones del Presidente sobre que ya se contaba con el 87,5% de las condiciones necesarias para dolarizar, “uno podría hacer hipótesis acerca de qué es lo que quiso decir: ‘tengo 7.500 millones de dólares; eso, al CCL, son 9 billones de pesos, y eso es más o menos el 87,5% de la Base Monetaria’. Si es así, es totalmente incorrecto”, aclaró Eggers.

Sobre lo que sostuvo de “limpiar los pasivos financieros” para lograrlo, “se refiere a los pasivos del Banco Central y del Gobierno en pesos. Eso está bastante lejos de ser ‘limpiado’. Son muchos billones de pesos”, sintetizó el economista.