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Cooperativas y mutuales, claves para un desarrollo con impacto local

El alto costo del dinero, plazos exiguos para su devolución y normas excesivamente rigurosas, son las principales restricciones que tienen las pymes para conseguir financiamiento.

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El sistema financiero en Argentina solo resulta ser un administrador de recursos, tanto de productores como de individuos. Esos fondos, en general, son derivados en gran medida al financiamiento del sector público y “regiones” que implican menores riesgos para los grandes bancos.

No podemos dejar de considerar que del total de activos del sistema financiero solo se colocan en préstamos el 27%, porcentaje que aumenta levemente para el grupo de los 10 bancos privados de mayor dimensión, en donde el porcentaje alcanza al 30%.

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Tampoco debemos pasar por alto que el crédito productivo es aquel que está dirigido a cubrir las necesidades de financiamiento de las MiPyMEs y pequeños productores o artesanos, tendientes a aumentar o mejorar la capacidad productiva y, por consiguiente, a crear empleo y riqueza, que representa además el 50% del porcentaje citado. El resto es consumo.

Los desafíos del costo del dinero y los plazos

Si bien en nuestro país existen condiciones limitantes para obtener asistencia financiera, las principales razones de estas restricciones están dadas por el alto costo del dinero y los plazos exiguos para su devolución, todo complementado con normas excesivamente rigurosas.

Sobre todo, teniendo en cuenta las crisis periódicas por las que atravesamos en nuestra economía y que dejan en el camino a empresas e individuos, haciendo de esta situación una gran dificultad para recuperar la credibilidad y poder recibir asistencia por parte de un banco. Una mala calificación excluye por varios años al sujeto de crédito del sistema.

También debemos poner en la balanza que nos encontramos en un país con un alto nivel de informalidad, empresas que han tenido sobresaltos y han quedado registradas como insolventes en el sistema además de un nivel de pobreza que se ubica en valores insostenibles, que por normas no pueden ser asistidos por los bancos, aún generando ingresos.

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Los modos de financiarse de las pymes

Desde el punto de vista de la oferta, se evidencia que si bien los bancos, financieras y las cooperativas y mutuales son los que prestan fondos al mayor número de MiPyMEs, en monto de recursos son los bancos los que concentran el 94% del total colocado hacia este segmento.

En el caso de los cuentapropistas, son las cooperativas y mutuales de donde obtienen el mayor volumen de préstamos. La microempresa informal, por su parte, por lo general es atendida por bancos públicos, mientras que el resto se concentran más en crédito a las pymes. 

Es aquí donde es interesante mostrar el rol “suplementario” que pasa a cumplir nuestro sector con el crédito cooperativo y mutual, y es suplementario, ya que agrega y aporta asistencia a empresas e individuos que muchas veces no tienen acceso al crédito bancario, pero que generan riqueza y trabajo.

Las mutuales y cooperativas junto con las tarjetas de crédito otorgan el 2% del total de financiamiento, y de ese porcentaje el 40% está dirigido a pequeñas empresas y productores. Se trata de mercados chicos, cuyo financiamiento está orientado a la micro empresa, ya sean cuentapropistas o pequeños emprendedores con empleados.

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La relevancia de las cooperativas en la asistencia a microempresas

No obstante, es de destacar que el comportamiento, por su llegada y asistencia, de las cooperativas y mutuales es de mayor calidad en materia de capilaridad y trabajo en regiones donde la banca tradicional no tiene presencia ni interés.

En definitiva, el cooperativismo es una iniciativa socio-emprendedora o socioeconómica basada en principios y valores con un objetivo central de construir y alcanzar una vida mejor para sus asociados, para la comunidad, y por ende para la región, logrando así un mayor desarrollo local.

Es un pensamiento en donde se coloca a la persona en el centro de la atención y no el capital, que sin restarle su importancia en el logro de los objetivos de desarrollo, resulta necesario pero alcanzar el bienestar general.

Por todo esto, el capital y el ahorro son fundamentales para la potenciación y el crecimiento de este tipo de entidades, que no serán más que herramientas para el desarrollo local con un fuerte impacto económico y social.

 

*Por Luis Alberto Bavestrello, gerente de FACC y vicepresidente de COOPERAR

 

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