IDEAS
PERFIL 14 AÑOS

Una sociedad desquebrajada

Es necesario pensar en políticas redistributivas de alto impacto en el desarrollo humano.

20190515 Pobreza
Un chico revolviendo la basura. Postal de la pobreza. | Cedoc Perfil

En nuestro país, las privaciones sociales estructurales son tan regresivas para el progreso humano como las desigualdades crecientes lo son para el desarrollo económico y social. Sin duda, el fracaso crónico en este campo es un emergente, pero también la causa de la falta de horizonte político. En este contexto, urge aplicar políticas reparadoras y redistributivas que nos permitan superar esta condición autodestructiva.

La pobreza medida por los ingresos es una medida insuficiente para dar cuenta de las privaciones estructurales que afectan a nuestra sociedad. El hambre, la malnutrición, el deterioro cognitivo, el hacinamiento, la segregación, la insalubridad, la ignorancia, el maltrato, el despojo, el desempleo, la precariedad laboral, la depresión, la soledad, la impotencia y la tristeza son algunas de las privaciones permanentes que atraviesan al menos a un tercio de nuestra sociedad. Esta realidad contrasta con otra sociedad argentina, bien alimentada, informada y protegida, con recursos sobrantes para prolongar la vida, dotada de capitales económicos, sociales y culturales que ofrecen movilidad ascendente, integrada a la sociedad del conocimiento y de los consumos globales. Una sociedad de minorías que convoca al resto de los no excluidos a participar de las ventajas de la modernidad, dejando a millones afuera inmoralmente. Son estos algunos de los efectos corrosivos que generan en nuestro país las trampas del subdesarrollo económico y político.

Los retratos de la pobreza son muy dolorosos: muestran el flagelo de una sociedad de incluidos que a veces sabe cómo incrementar la riqueza pero que cuando lo logra no sabe o no quiere usarla para mejorar la vida de todos. ¿Se puede hacer algo contra este perverso retrovirus? Sin duda, pero no es magia, la mayor dificultad radica en cambiar la mente de las personas en posiciones de tomar decisiones. Buena parte del problema reside en sus sesgos cognitivos e, incluso, en su necia adhesión a teorías que no tienen sustento en datos de la realidad.

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La Argentina futura requiere salir de su laberinto no dándose a la fuga ni excavando soluciones, sino por arriba. Esto implica una acción política activa, inteligente, constructiva, conversada, consensuada, informada, comprometida y equilibrada, donde el criterio de la eficiencia sea ganar-ganar, es decir, todos ganamos, nadie pierde. Una ecuación imposible de resolver para la vieja política, pero sí para quienes logren superar fantasmas ideológicos, prejuicios e ideologías obsoletas. Las convenciones económicas, políticas y sociales que mantienen la actual situación se pueden modificar, no son el resultado de una ley natural.     

En este marco, existe una forma diferente de hacer política, en donde la cuestión relevante es cómo producir riqueza y al mismo tiempo reducir las deudas sociales, es decir, cómo crecer todos con cada intervención, al mismo tiempo que logran más los que menos tienen. Lograrlo no es imposible, es por demás factible y necesario si compartimos un proyecto de Nación. Para lograrlo se requieren políticas (y dirigentes) inteligentes y capaces. En ese contexto, es necesario pensar en políticas redistributivas de alto impacto sobre los recursos, las capacidades y logros en materia de desarrollo humano. Debemos promover intervenciones públicas y privadas que ayuden a que el Estado, los mercados y las interacciones entre agentes sociales logren mayor equilibrio y bienestar para todos. En ese escenario, lejos de perder eficiencia económica habríamos de ganarla, así como un mayor progreso social presente y futuro.

* Conicet-UBA y Observatorio Deuda Social-UCA.