Por fraude y corrupción, fue detenido esta mañana en Roma un prelado junto a un miembro de los servicios secretos italianos y un intermediario financiero. La detención se realizó a días que se conociera que el papa Francisco decidiera investigar las arcas del Vaticano, y forma parte de una investigación de la justicia italiana sobre el Instituto para las Obras de Religión (IOR), el banco del Vaticano.
Contrariamente a lo que habían anunciado los medios italianos, el prelado detenido, Monseñor Nunzio Scarano, no es el obispo de Salerno (sur de Italia), sino un sacerdote nombrado "monseñor", un título honorífico otorgado sólo por su antigüedad en la Santa Sede, precisó Greg Burke, consejero de comunicación del Vaticano.
La cadena de televisión Sky TG-24 indicó que los tres hombres son sospechosos de fraude y corrupción y que fueron detenidos por la policía financiera tras una orden de la fiscalía de Roma.
Preguntada por la AFP, la policía financiera no confirmó la información y remitió a una rueda de prensa que se celebrará a última hora de la mañana.
Monseñor Scarano también está siendo investigado por la fiscalía de Salerno por blanqueo de dinero, informó el periódico La Repubblica.
Según el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, el prelado, miembro de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA), el organismo que gestiona los bienes de la Santa Sede, fue suspendido "desde hace un mes, cuando sus superiores supieron que estaba siendo investigado".
Medios de comunicación italianos indicaron que la investigación que se saldó con el encarcelamiento de estas tres personas se centra en la repatriación a Italia desde Suiza de 20 millones de euros en metálico.
Estos 20 millones de euros pertenecerían a amigos de Scarano y el funcionario de contraespionaje italiano detenido se habría comprometido a hacer entrar el dinero en Italia en un avión privado, obteniendo una recompensa de 400.000 euros, según estas mismas fuentes.
Estas detenciones se produjeron en el marco de una amplia investigación lanzada por la justicia italiana en septiembre de 2010 contra el entonces presidente del IOR Ettore Gotti Tedeschi y el director general de la época Paolo Cipriani por violación de la legislación contra el blanqueo de dinero.
Decenas de millones de euros fueron bloqueados en el marco de esta investigación que condujo, entre otras cosas, a la destitución de la dirección del IOR.
A lo largo de los años, diversos escándalos mancharon la reputación del IOR, ya que círculos criminales aprovecharon el anonimato o testaferros para blanquear sus fondos.
Hace dos días, el papa Francisco creó una comisión especial para controlar las actividades del IOR que le informará directamente a él.
El banco del Vaticano gestiona 19.000 cuentas pertenecientes en su mayoría al clero católico, es decir, unos 7.000 millones de euros, que incluyen tanto los de personas de menor rango como los de obispos y cardenales o los de algunos diplomáticos, así como las transferencias de dinero de las congregaciones religiosas.