El juicio para ratificar o suspender la condena a 9 años y medio de cárcel por corrupción impuesta al ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, quien podría quedar inhabilitado para las presidenciales de octubre, comenzó este miércoles sin la presencia del inculpado.
Un tribunal de apelación de Porto Alegre (sur de Brasil) primer magistrado en dar su veredicto fue João Pedro Gebran Neto, quien respaldó el fallo del juez de primera instancia, Sergio Moro, y aumentó a 12 años y un mes de prisión la pena que pesa sobre el ex mandatario por corrupción y lavado de dinero.
Gebran consideró que por la posición que ostentaba Lula, "su culpabilidad es extremamente elevada", explicó y agregó que "el expresidente fue uno de los articuladores, si no el principal, del amplio esquema de corrupción" en Petrobras, del que "tenía conciencia" y al que "daba soporte", sentenció.
Aún restan dos votos de la corte de apelación que debe pronunciarse sobre el recurso presentado por el expresidente de izquierda contra la condena a nueve años y medio de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.
El destino de Lula, de 72 años, está ahora en manos de tres jueces. En caso de confirmación de la condena, el ex mandatario podría ver amenazada su participación en las elecciones presidenciales de octubre, en las cuales aparece como favorito en los sondeos.
En esta causa judicial, una de las siete abiertas en su contra, el ex jefe de Estado responde por presuntos sobornos recibidos de la constructora OAS a cambio de favorecer a la compañía en contratos con la petrolera.
Cientos de manifestantes, tanto partidarios como opositores, se concentraron en las inmediaciones del tribunal en el que se desarrolla una audiencia que se estima que será larga. Por su parte, Lula seguirá el juicio desde la sede del sindicato de los metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de Sao Paulo.
El dirigente del PT se convirtió el pasado 12 de julio en el primer exmandatario brasileño condenado penalmente desde el restablecimiento de la democracia (1985). El juicio definirá el futuro personal y político de Lula puesto que una eventual ratificación de la condena hoy puede impedirle ser candidato, lo cual debe ser confirmado posteriormente por la justicia electoral.