INTERNACIONAL

España vuelve al bipartidismo a pocos meses de las elecciones

PorDaniel Amoedo Barreiro (*) |Los partidos emergentesdescienden estrepitosamente de cara a las presidenciales de diciembre.

Los cuatro candidatos principales a las elecciones presidenciales de diciembre.
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El pulso político en España, a pocos meses de las elecciones presidenciales no parece deparar ninguna sorpresa significativa. Una vez diluido el “efecto 15-M” ––y con una supuesta recuperación económica en ciernes– la población parece haber olvidado su indignación original para dar paso, una vez más, al acomodado bipartidismo

Sólo unos meses atrás, los partidos pertenecientes a la ahora llamada “vieja política” (Partido Popular y Partidos Socialista), se inquietaron ante el fenómeno que supuso la irrupción de Podemos y su carismático líder, Pablo Iglesias. El “coletas” ––como le llaman a Iglesias por su ya simbólica colita de pelo– impuso a fuerza de discurso los temas a debatir en la actualidad política española, lo que provocó que los partidos tradicionales salieran de su letargo y reaccionaran hasta casi cambiar su discurso originario.

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El Partido Popular (PP) tuvo que rectificar posturas hasta ese momento inapelables en cuestiones clave como tasas judiciales, desahucios y aborto; mientras que el Partido Socialista (PSOE) tuvo que reinventarse a través de Pedro Sánchez, un líder joven, mediático y simpático.

Pero ni siquiera los esfuerzos de los partidos tradicionales por reinventarse pudieron frenar el despegue de Podemos. Tuvieron que surgir una serie de escándalos de presunta corrupción que afectaron seriamente a la cúpula del nuevo partido de izquierda, puntualmente al segundo de Iglesias, Juan Carlos Monedero, y a su tercero, Íñigo Errejón. Así, los planes del líder de Podemos se fueron desmantelando y la buena imagen de su partido quedó en entredicho, por más que muchas de las acusaciones no pudieron confirmarse.

Otro factor que afectó a Podemos, fue la aparición del renovado partido “Ciudadanos” antes perteneciente en exclusiva al ámbito catalán, pero de manera repentina reconvertido en partido de alcance nacional. Tanto las acusaciones de corrupción como la aparición de Ciudadanos, fueron las dos causas principales que provocaron la enorme pérdida de popularidad del partido de Pablo Iglesias, que fue mermando hasta perder más de 10 puntos según la última encuesta de Metroscopia. 

Todo ello hizo que, a la fecha, la situación política se normalizara, y que ahora las últimas encuestas pronostiquen un crecimiento lento pero sostenido del PP y un repunte más o menos significativo del PSOE. La modernización del partido impulsada por el líder del Partido Socialista pareciera estar dando sus frutos, ya que los sondeos lo consideran el próximo presidente de España.

Pero realmente poco han hecho los partidos tradicionales como para que la gente opte una vez más por el binomio político de siempre. Ni la tan anunciada recuperación económica del PP termina por ser una realidad (el paro disminuyó sólo un 3% y hay cierto movimiento económico, pero sólo a nivel macro), ni el PSOE ha hecho una gran labor en la oposición como para explicar el vuelco significativo que les favorece en las estadísticas.

Todo parece indicar que el tan ansiado cambio que proponían las nuevas fuerzas políticas, antes un anhelo compartido por la gran mayoría de la población, ahora muestra síntomas de desgaste. Tal y como está el panorama político a día de hoy, la posibilidad de que gobierne en España un partido emergente en solitario, son prácticamente nulas. La llave de la gobernabilidad, salvo sorpresas mayúsculas, la tendrá el PSOE, en coalición con Ciudadanos o Podemos.

 

(*) De la redacción de Perfil.com