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vii congreso del partido comunista

Fidel y Raúl inician con cuentagotas el relevo generacional en Cuba

El menor de los Castro dejará el poder en 2018. La “generación histórica” cubana controla el ascenso de una nueva camada de cuadros que no vivieron la Revolución.

Plana mayor. Raúl y sus laderos condujeron esta semana los debates en el cónclave comunista.
| AP

“Por la inexorable ley de la vida, este VII Congreso será el último dirigido por la generación histórica, la cual entregará a los pinos nuevos las banderas de la Revolución y el socialismo sin el menor atisbo de tristeza o pesimismo”. Con esas solemnes palabras, Raúl Castro se despidió esta semana del Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC): la próxima edición del cónclave partidario será conducida por una nueva camada de cuadros políticos nacidos después de la Revolución de 1959, a quienes la vieja vanguardia liderada por los octogenarios hermanos Castro ha comenzado a transferir con cuentagotas el control del poder.
Analistas y medios internacionales criticaron el VII Congreso por la adopción de un cierto “inmovilismo” frente a la necesidad de reformas económicas y medidas de apertura política en Cuba. La disidencia anticastrista se sumó a esos cuestionamientos. “La llamada ‘generación histórica’ pierde una oportunidad... la última”, opinó la periodista y bloguera Yoani Sánchez al término de las deliberaciones. En los últimos meses, el descongelamiento en las relaciones con los Estados Unidos y la histórica visita de Barack Obama a la isla habían generado expectativas de cambios en el corto o mediano plazo, que el Congreso del PCC no pudo satisfacer.
Sin embargo, la cita sirvió para explicitar que el Estado cubano empieza a prepararse para el postergado relevo generacional en los altos mandos. Raúl Castro confirmó que abandonará la presidencia en 2018, aunque permanecerá hasta 2021 como primer secretario del PCC. El influyente Buró Político incorporó a cinco nuevos miembros y mantuvo a varios de sus integrantes más longevos, como el segundo secretario José Ramón Machado. El recambio etario es más visible en el Comité Central del Partido, donde la edad promedio es ahora de 54 años. Castro anunció la imposición de un límite de edad máxima para integrar los órganos de gobierno a partir de 2021: 60 años para el Comité y 70 años para el Secretariado y Buró Político.

Delfín. Además de los cuadros históricos, en el Buró conserva su puesto una figura clave en la reconfiguración de la hegemonía comunista: el primer vicepresidente del Consejo de Estado, el ingeniero electrónico Miguel Díaz-Canel, desde hace años señalado como el favorito para asumir la presidencia cuando Castro dé un paso al costado. A sus 56 años, este tecnócrata nacido algunos meses después de la Revolución es considerado un cuadro “ideológicamente puro” que, al mismo tiempo, cuenta con suficiente legitimidad popular como para rejuvenecer la imagen del castrismo y emprender el camino de las reformas económicas.
Pero la generación histórica no deja nada librado al azar: su control de la sucesión es medido y meticuloso. El proceso de relevo ya ha comenzado, pero no concluirá hasta el próximo congreso. Y se orientará según los objetivos estratégicos de la elite política que controla los resortes del Estado desde 1959. Para los Castro, juventud no es sinónimo de éxito. Raúl lo había dicho en el congreso de 2011: “Pese a que continuamos promoviendo jóvenes, no siempre fueron la mejor opción. Estamos sufriendo las consecuencias de no haber tenido una reserva bien preparada”. Tal vez ahora sí sea su turno.