Hace unos días, Matteo Salvini parecía llamado a ser la cara de la nueva ultraderecha europea. Ahora debe estar preguntándose si se pegó un tiro en el pie. Con su maniobra para eyectar del poder al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y forzar unas elecciones anticipadas, el líder de la Liga Norte, vicepremier y ministro del Interior abrió una ventana inesperada a una variante contra natura que podría dejarlo al borde del tablero político: la posibilidad creciente de una alianza para gobernar entre la centroizquierda del Partido Demócrata y los antisistema del Movimiento Cinco Estrellas (M5S).
El PD volvió ayer a mostrarse optimista sobre las negociaciones con el M5S –ahora ex aliado de la Liga de Salvini, que dinamitó la coalición entre ambos que sostenía a Conte– para la formación de un gobierno duradero y pidió que no haya puntos innegociables en el diálogo. El secretario general del PD, Nicola Zingaretti, se mostró “optimista” sobre la chance de que se abra “una nueva fase política”.
Los socialdemócratas tienen previsto reunirse hoy para debatir sobre un programa común con los antisistema grillinos liderados por Luigi Di Maio, que hasta hace poco rechazaban con vehemencia. El presidente de la República, Sergio Mattarella, dio tiempo hasta el martes a los partidos para llegar a un acuerdo que evite el llamado a las urnas. Mattarella preferiría superar la parálisis cuanto antes ya que en dos meses deben confeccionarse los presupuestos de 2020 para presentarlos ante la Unión Europea (UE).
La perspectiva de que se forme una nueva mayoría con capacidad de gobernar trastoca por completo los planes de Salvini, quien se tenía fe para volver a ser el político más votado del país en unas elecciones anticipadas, como ocurrió en mayo pasado en los comicios para el Parlamento Europeo. Su jugada para detonar al gobierno unió por el espanto a dos viejos enemigos y ahora Salvini recalcula: aunque le dijo a Mattarella que su partido sigue apostando por la convocatoria electoral, también dejó abierta la puerta a un reacercamiento “sin rencores” con el M5S. Sin embargo, Di Maio dio a entender que su horizonte ya es la coalición estable con el PD.
Paso en falso. “Salvini cometió un error monumental: no solo pecó de arrogancia sino también de ignorancia sobre las instituciones –dijo a PERFIL el politólogo italiano Gianfranco Pasquino, profesor emérito de la Universidad de Bologna–. Siempre es el presidente de la República, y nunca un ministro ni un líder partidario, quien disuelve el Parlamento y decide la fecha de las elecciones. Todo esto sugiere que Salvini es un político con capacidad de movimiento y movilización, pero no de reflexión. Convertido en oposición, enfrentaría el gran riesgo de perder bastantes votos y de no saber cómo condicionar la política de un gobierno cohesionado y estratega. La situación es fluida y compleja, y la confusión es grande. Italia está flotando”.
Un pacto definitivo entre el PD y el M5S requeriría algo nada sencillo: un acuerdo programático. Los socialdemócratas exigieron esta semana cinco puntos, entre ellos, lealtad a la pertenencia a la UE y un distanciamiento de la política migratoria radical de Salvini. Por su lado, el M5S reclama una reforma para reducir el número de parlamentarios, algo a lo que hasta ahora el PD se ha negado.
La gran incógnita es si, llegado el caso de un acuerdo, este lograría traducirse en un gobierno de pleno poder y no uno de transición. “El próximo Ejecutivo también enfrentará un escenario de inestabilidad”, señaló Pasquino, “porque esta vive en una sociedad italiana egoísta, fragmentada, que defiende privilegios y que no acepta un gobierno fuerte y reformista”.
Lo que viene
◆ El líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, rompió su coalición con los antisistema del M5S para forzar elecciones anticipadas.
◆ Pero su jugada derivó en un acercamiento que parecía difícil entre el M5S y sus viejos rivales del Partido Demócrata.
◆ Si acuerdan antes del martes, frustrarán el plan de Salvini y lo dejarán al margen del tablero.
Conte cierra las puertas a su regreso
El primer ministro en funciones, Giuseppe Conte, rechazó ayer en Biarritz que pueda volver a gobernar Italia con una alianza entre el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la Liga Norte, que ha causado la crisis política en la que está sumida el país. “Fui muy claro en mi intervención en el Senado: (gobernar con la Liga) ha sido una experiencia política de la que no reniego, porque podría haber dado soluciones positivas para el país. Se ha llegado a un cierto punto y para mí esta posibilidad está cerrada”, afirmó Conte a su llegada a Biarritz, donde participará de la reunión del G7 hasta el 26 de agosto.
El primer ministro presentó su dimisión al presidente Mattarella el 20 de agosto y horas antes compareció en el Senado para acusar a Matteo Salvini de oportunismo político e irresponsabilidad institucional. También declinó comentar las actuales negociaciones entre el M5S y el PD para intentar formar un Ejecutivo de coalición y evitar elecciones en otoño. Conte se limitó a señalar los problemas que el país necesita afrontar, entre los que enumeró fomentar una economía circular y trabajar para que Italia “sea menos permeable a la corrupción”.