INTERNACIONAL
cambio de mando en uruguay

La fiesta de 15 (y despedida) del Frente Amplio

La coalición de izquierda termina la semana próxima su era en el poder. Gobernó desde 2005 de la mano de Tabaré y Mujica. Balance y perspectiva de un experimento político que ahora enfrenta el desafío de reinventarse.

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Tridente. Daniel Astori, José Mujica y Tabaré Vázquez hicieron culto de la unidad en la diversidad. | cedoc

Con más retraso que en otros países de la región, el fin de ciclo progresista llega a Uruguay. El mismo día en que cumplirá quince años en el poder, el Frente Amplio dejará el gobierno el próximo domingo, cuando asumirá el presidente electo, el conservador Luis Lacalle Pou. El cambio de mando abre un tiempo de balance y reflexión para la coalición de izquierda uruguaya, un peculiar experimento político que resultó en más éxitos que fracasos y que, a partir de ahora, enfrenta el desafío de reinventarse mientras ejerce como oposición.

Lacalle, del Partido Nacional, llega a la presidencia luego de haber derrotado en el ballottage de noviembre pasado al candidato oficialista Daniel Martínez, ex intendente de Montevideo. El Frente Amplio atravesó toda la campaña con la certeza de que habría segunda vuelta y con la sensación de que el desgaste luego de tres períodos gubernamentales consecutivos le pasaría factura. Y así fue.

Martínez era lo poco que tenía el Frente para poner en cancha. La Constitución no permitía que el presidente Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) aspirara a su reelección. A los 84 años, José “Pepe” Mujica (2010-2015) había decidido que su tiempo ya estaba cumplido. Danilo Astori, el tercer hombre fuerte del frenteamplismo, nunca logró despegar en las encuestas. Y quien parecía llamado a ser el heredero de Mujica, Raúl Sendic, hijo del legendario fundador de la guerrilla MLN-Tupamaros, cayó en desgracia a mitad del mandato de Vázquez, cuando tuvo que renunciar a la vicepresidencia luego de que los medios y la oposición cuestionaran durante meses su conducta como funcionario público por haber utilizado tarjetas de crédito oficiales para gastos personales cuando dirigía la petrolera estatal Ancap.

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Vista en retrospectiva, la caída de Sendic marcó un punto de inflexión para el Frente Amplio. A partir de entonces casi todo fue cuesta arriba. Al manejo errático de aquel escándalo se le sumaron dos factores estructurales con los que tuvieron que lidiar casi todos los gobiernos del ciclo progresista latinoamericano: el agotamiento natural tras una gestión prolongada y la desaceleración de la economía en los últimos años. Luego vino una campaña electoral inusualmente dura, en la que el Frente nunca pudo hacer pie.

Aun así, el frenteamplismo se va con la cabeza en alto. Fueron los quince años de mayor crecimiento económico en la historia del país. La pobreza se redujo del 40 al 8%. La indigencia prácticamente desapareció. El poder adquisitivo de los uruguayos aumentó de manera sostenida. Uruguay llegó a ser el país con mejor distribución del ingreso de Latinoamérica.

La era del Frente Amplio también será recordada por iniciativas que, gusten o irriten, fueron de vanguardia para la región. Se reformó el sistema de salud. Se legalizó el aborto. Se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo, tal como había ocurrido un par de años antes en la Argentina. Con el consenso de casi todo el arco político, se legalizó el consumo de marihuana y el Estado se hizo cargo de su producción.

En estos años se consolidó, además, una cultura política que el propio Frente supo interpretar y aprovechar. Cuando Vázquez alcanzó por primera vez la presidencia, el 1º de marzo de 2005, la coalición llevaba más de tres décadas de existencia, incluyendo varios años de clandestinidad durante la dictadura militar. En el Frente habían confluido desde ex tupamaros hasta demócratas cristianos. Con la guía de Mujica, Vázquez y Astori, todas las vertientes del frenteamplismo hicieron siempre un culto casi fanático de la unidad en la diversidad. Fue la fórmula de su éxito.

Lo que viene. “El Frente Amplio tiene por delante tres desafíos muy importantes −dijo a PERFIL el politólogo uruguayo Adolfo Garcé, profesor e investigador del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República−. El primero es procesar una autocrítica para reencontrase con los electores que fue perdiendo. El segundo es acertar en su estrategia frente al nuevo gobierno y evitar dos extremos. Por un lado, el de la oposición radical: si sube demasiado el tono puede seguir desconectado de los electores centristas. Por el otro lado, el de la excesiva cordialidad: ningún partido de oposición gana elecciones sin criticar al gobierno. El tercer desafío es la renovación de liderazgos. Sus tres grandes líderes se baten en retirada y asoma una nueva generación, pero debe dar pruebas de estar a la altura”.

 

La derecha regional viaja a la asunción de Lacalle Pou

Al menos cuatro presidentes de países latinoamericanos confirmaron su asistencia a la ceremonia de asunción del futuro presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou (Partido Nacional), prevista para el domingo 1º de marzo en Montevideo. Se trata de los mandatarios de Brasil, Jair Bolsonaro; de Chile, Sebastián Piñera; de Colombia, Iván Duque; y de Paraguay, Mario Abdo Benítez, según informó ayer la prensa uruguaya. En cambio, los gobiernos de países pertenecientes al “eje bolivariano”, como Venezuela, Nicaragua y Cuba, no fueron invitados por el gobierno uruguayo electo. Por su parte, el presidente argentino, Alberto Fernández, no podrá viajar a Montevideo para la jura de Lacalle Pou ya que ese mismo día encabezará el acto de apertura de sesiones del Congreso en su país, tal como manda la Constitución argentina. El conservador Lacalle Pou se impuso en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas en noviembre al candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, y el próximo domingo pondrá fin a 15 años de gobierno ininterrumpido del Frente Amplio. Una vez en el gobierno, el presidente electo de Uruguay liderará una coalición integrada por su propia fuerza política, el Partido Nacional, el tradicional Partido Colorado, Cabildo Abierto y el Partido de la Gente, de derecha, y el Partido Independiente, de centroizquierda. Lacalle Pou es hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995).