Un par de horas antes de que el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, llamara “cobarde” a Mauricio Macri y le reclamara el retiro de su embajador en Caracas, la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, recibió a PERFIL en la embajada venezolana en Buenos Aires. La funcionaria venía de pasar un día convulsionado: aunque su país fue recientemente castigado con una cesación de sus derechos en el Mercosur, Rodríguez viajó igual a la Argentina para presentarse en una reunión de sus pares del bloque regional, lo que terminó derivando en escándalo en las puertas del Palacio San Martín.
Los cancilleres de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay no le permitieron participar en el encuentro del pasado miércoles. La enviada de Nicolás Maduro afirmó, además, que un policía le lastimó el brazo, algo que fue negado por las autoridades argentinas. Luego vinieron las declaraciones de Cabello y la reacción de Macri (ver aparte). En medio de la nueva escalada bilateral, Rodríguez le dijo a este diario que a su gobierno le gustaría “un cara a cara de Macri con el presidente Maduro”.
—Usted llegó a Buenos Aires sabiendo que sus colegas le negarían la entrada a la reunión . ¿Por qué vino igual?
—El presidente Maduro ha dicho que Venezuela se mantiene en el Mercosur. No hemos vacilado ni un instante en eso, porque se trata de defender los derechos y la dignidad de Venezuela. No necesitamos ser invitados: estamos en ejercicio de la presidencia pro témpore del bloque y somos un Estado parte con plenos derechos. Donde esté el Mercosur, estará Venezuela.
—Pero Venezuela fue sancionada por no adaptarse a las normativas del bloque.
—Eso es falso. La adecuación es compleja y lleva tiempo. Sin embargo, en cuatro años, Venezuela se adaptó a más normas del Mercosur que otros países que llevan 25 años de membresía. Lo que hicieron fue alterar las cifras y subregistrar las normas que ya incorporamos. Hay una evidente intención de afectar los intereses venezolanos. Pero el futuro del Mercosur es con Venezuela.
—Usted criticó que Argentina haya asumido la presidencia pro témpore “sin una cumbre de presidentes”. ¿Pretendían un encuentro entre Macri y Maduro?
—Eso lo dije porque la canciller Malcorra había afirmado en su momento que el traspaso de la presidencia de Uruguay a Venezuela no había sido legal porque no hubo cumbre. Y ahora, en forma dictatorial, el gobierno argentino aparece diciendo que asume la presidencia pro témpore a pesar de que Venezuela no hizo ningún traspaso. Me causa gracia, vivimos entre la comedia y la tragedia. Nosotros no le tenemos miedo al diálogo. Nos gustaría que Macri hablara cara a cara con el presidente Maduro. Si cree que la razón está con él, no tiene por qué escudarse en un micrófono.
—¿De qué habló con Malcorra el pasado miércoles?
—Sobre nuestras posiciones divergentes respecto de la normativa del Mercosur. Le pedí que me mostrara en qué artículo de los tratados dice que, en el supuesto negadísimo de que Venezuela hubiera incurrido en lo que ellos aducen, la sanción debe ser la cesación de sus derechos como miembro pleno. Estuvimos revisando las normas pero no pudieron demostrarme cuál es el fundamento jurídico. Aquí la única explicación es la intolerancia política e ideológica al modelo venezolano.
—Algunos sectores del gobierno argentino han cuestionado a Malcorra por ser demasiado cauta frente a la “cuestión venezolana”...
—No lo veo así. En la OEA, la delegación argentina también sirvió la mesa para que se violentara la normativa cuando presidía el Consejo Permanente y Venezuela le solicitó una reunión, pero abusó de su rol e hizo prevalecer otro pedido basado en los falsos argumentos de Luis Almagro. Y no fueron más allá porque no tenían ningún elemento para aplicarnos la Carta Democrática. Pero si me preguntan a mí, Argentina incurrió en graves infracciones a la legalidad internacional.
—Meses atrás, se supo que usted y Malcorra compartieron un viaje en avión que la Cancillería argentina evitó informar. ¿Hablaron de su candidatura a la Secretaría General de la ONU?
—Venezuela jamás negociaría sus derechos. Ni en avión, ni en tren ni en autobús. Eso es pura fantasía.
—¿Su gobierno está dispuesto a discutir un adelanto electoral en la mesa de diálogo con la oposición?
—Eso no es posible porque la Constitución contempla cuándo deben darse los eventos electorales, y para alterar eso hay que reformar la Constitución. La mesa de diálogo no tiene facultades supraconstitucionales ni está por encima de las leyes.
—¿Y a liberar a dirigentes opositores presos?
—La mesa tampoco tiene facultades jurisdiccionales, no puede liberar detenidos. La oposición fantasea sobre la mesa de diálogo. No fue convocada para derogar la Constitución sino para que se respete y se cumpla.
—Entonces, ¿cómo piensan ustedes contribuir concretamente a la salida de la crisis?
—Por ejemplo, estaba previsto un acuerdo con la oposición en el que ellos se comprometían a renunciar al boicot económico. Se preveía que la oposición colaborara en las tareas de abastecimiento de alimentos y en los esfuerzos por romper el cerco financiero contra Venezuela. Pero ellos se dedican a recorrer el mundo para desprestigiarnos.
—Su gobierno dice que el Poder Judicial detectó irregularidades en el llamado a un revocatorio. Pero la oposición dice que el Poder Judicial es adicto al Ejecutivo.
—Ellos dicen que la Justicia es parcial porque no responde a sus intereses ni es funcional a su intención de dar un golpe de Estado. Pero nuestro Poder Judicial funciona según los principios constitucionales de la imparcialidad y la equidad. Si no fuera por la actuación del Tribunal Supremo, ahora estaríamos en una grave crisis institucional. Mantuvo un equilibrio ante la vocación golpista de la oposición.