MODO FONTEVECCHIA
PROTOCOLO ANTIPIQUETES

Sabina Frederic: "Con represión y muertes la gobernabilidad tiene patas cortas"

La especialista en seguridad considera que el protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich es un retroceso en materia de derechos humanos. "Este protocolo habilita el uso de fuerza y munición letal", criticó.

Sabina Frederic
Sabina Frederic | Télam

La antropóloga y ex ministra de Seguridad, Sabina Frederic, criticó fuertemente el protocolo de Patricia Bullrich y afirmó que se trata de una violación a los derechos constitucionales, en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Sabina Frederic es antropóloga. Fue ex presidenta de la Agencia de Cooperación Internacional de Cascos Blancos y ex ministra del Ministerio de Seguridad de la Nación entre 2019 y 2021; ex asesora del mismo ministerio durante 2012 y 2014. y se desempeñó como subsecretaria del ministerio de Defensa entre 2009 y 2011.

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¿Cuál es tu visión del protocolo de Patricia Bullrich? 

Es un protocolo que cambia radicalmente el modo en el que se abordó la protesta social en los últimos 11 o 12 años. Te diría que un poco más, porque desde la masacre que hubo en la Plaza en el 2001, y del asesinato de Kosteki y Santillán, cuando asume Néstor Kirchner, además de la negociación, que es otro elemento para lidiar con la protesta, introduce un mecanismo con la Policía Federal para lidiar con la protesta poniendo un cuerpo que se llamaba Doucad en ese momento, sin uso de armas ni municiones letales. De esa manera fue encauzando la protesta, en un momento en que había mucha.

En el 2011, Nilda Garré aprueba una resolución que se llama “Contenidos mínimos para el desarrollo de protocolos”, que introduce por escrito los mecanismos de diálogo, negociación, resolución pacífica de conflictos, y la prohibición del uso de armas y municiones letales, entre otras cosas.

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Bullrich ya había querido modificar esto durante el gobierno de Macri. Hace 20 años que venimos con un mismo mecanismo, y, al derogar la resolución del 2011 de Nilda Garré, este protocolo habilita el uso de fuerza y munición letal, eso me parece lo más grave. Luego, las consideraciones de los artículos que contiene la resolución hacen inviable cualquier protesta. Lo que está poniendo de manifiesto el protocolo es una prohibición de hecho a la libertad de manifestación y de expresión, porque cuando las manifestaciones son multitudinarias, y lo decía el gobernador Pullaro de Santa Fe, no hay forma de que no se corte parcialmente una calle o avenida. Entonces, es un protocolo muy violento en sí mismo. Ejerce una violencia del Estado al prohibir un derecho que, como dicen los constitucionalistas, es el “padre de todos los derechos" porque es el que permite que otros derechos sean peticionados o reclamados.

La ministra de seguridad, Patricia Bullrich 20231214
La ministra de seguridad, Patricia Bullrich

Esta es mi impresión general. Han habido muchas manifestaciones en contra desde diferentes sectores, inclusive, se hicieron presentaciones. El CELS hizo una presentación a la Corte Interamericana de DD.HH. poniendo de manifiesto que es una violación a los derechos constitucionales y a los que la Argentina suscribe, que son de carácter internacional.

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Más allá de las leyes, de los protocolos, está lo fáctico. ¿Qué factibilidad tiene la aplicación de este tipo de medidas? 

Yo creo que no es aplicable. Lo que ocurre es que la inaplicabilidad tiene un riesgo muy alto. En nuestra historia reciente como en la fecha que se conmemora hoy, que es el motivo de la manifestación, terminó con un gobierno. Incluso, si te vas un poco menos atrás, a diciembre de 2017, cuando se discutió la reforma de la ley previsional, hubo una protesta muy masiva que duró varios días y las fuerzas de seguridad se vieron superadas. Hubo que cambiar el personal que se desplegó y cambiar la fuerza. En uno de los días más virulentos, fueron la Gendarmería y la Federal las que encabezaron un hecho inédito, porque fue su bautismo de fuego; nunca habían estado en una jurisdicción que no fuese la propia. A los dos días que siguió la protesta fue la Policía de la Ciudad y también se vio superada. Yo creo que es eso lo que la ministra intenta resolver a través de un mecanismo que espero que no resulte. 

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Finalmente, pongas la ley que vos pongas, si un porcentaje importante de la sociedad decide manifestarse, no depende de las leyes, depende del ánimo de la gente para protestar. Me pregunto si la cuestión de fondo, a diferencia de lo ocurrido en el 2001 y 2002, es si hay una resignación o un cansancio de la población, y si este cansancio disciplina más a la sociedad que una ley. O, caso contrario, que exista un deseo de rebelarse que sea imposible de contener con leyes. Tenemos por primera vez tres generaciones consecutivas que viven en la pobreza, mientras que en el 2001 todavía la Argentina no tenía padres, hijos y abuelos que, consecutivamente, no habían trabajado de manera formal. Entonces, había una impulso hacia la resistencia, un deseo de superación que uno no ve en muchos países de América Latina que están acostumbradas a vivir en esas condiciones, mientras que las clases más bajas en argentina tienen esa aspiración. ¿Creés que este razonamiento es correcto? 

Esa es una pregunta que se contesta con el tiempo. Yo creo que este modelo y lo que quiere imponer este gobierno nos va a llevar hacia una mayor latinoamericanización de la Argentina. Esto quiere decir una macroeconomía estable y ordenada, con una cantidad enorme empobrecida por décadas que carezca del sentimiento de indignación.

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El protocolo de Bullrich, en realidad, es de un gobierno que piensa que no es así. En la Argentina todavía, como lo reconocen todos los países de América del Sur, tenemos generaciones que vivieron un lapso de recuperación, crecimiento, reducción de la pobreza e inclusión, durante los años de gobierno de Néstor. Tenemos una sociedad que pide la movilidad social ascendente y que se indigna ante los recortes de derechos. La sociedad Argentina se indigna y yo creo que el protocolo viene a sofocar ese impulso. Se verá cómo es la marcha hoy, y se verá cómo es el futuro con las medidas que se vayan tomando si la cosa es como vos planteas o si la sociedad demuestra un hilo de esperanza y deseo de cambio en el sentido ascendente social.

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Eduardo Belliboni, referente del Polo Obrero

El lunes entrevisté al gran historiador argentino Pablo Gerchunoff y él planteaba que, a su juicio, era más posible que la Argentina cambie a Milei, que Milei cambie a la Argentina. Es decir, la cultura no la cambia el presidente de un país con 20 DNUs. Es un proceso de acumulación, de capas, de generaciones. ¿Cuál es la Argentina que hoy tenemos?

Nosotros tuvimos un Estado de bienestar muy fuerte que en otros países de América Latina no hubo. Esa es la gran diferencia; tenés una historia y una memoria. Dentro de los votantes de Milei, probablemente, tenés un porcentaje que quiere cambiar radicalmente las cosas y otro que está indignado con el gobierno pasado y sus promesas. Creo que hay una heterogeneidad en la Argentina que falta estudiar.

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Alejandro Gomel: Hay referentes que expresan que en realidad lo que muestra el Gobierno con esta postura de mano dura es debilidad, y por eso plantea protocolos. ¿Hay un punto de debilidad frente a lo que se viene?

Creo que este gobierno muestra debilidad y un temor poderoso a no poder cumplir con las promesas que le hizo a su electorado. Además, demuestran que van a sostenerse en la idea de que la autoridad es pegar palos o ponerse una campera camuflada como hizo el Presidente cuando viajó a Bahía Blanca por el grave temporal. Hay un problema de cómo se ejerce la autoridad y el gobierno. Ya se aprendió durante la dictadura que, con la represión y muerte, la gobernabilidad tiene patas cortas. Ellos tienen que encontrar legitimidad gobernando a todo el país y no solo a ese 55%. Vuelvo al punto, su electorado está compuesto por sectores diferentes, hay un porcentaje que efectivamente son libertarios, su núcleo duro; y otros que no, que tienen otras aspiraciones y que esperan otro tipo de gestos. También está el hartazgo con los cortes de calle, se entiende eso, pero me parece, que no es el problema principal de la Argentina cuando hay problemas mucho más graves como saber si la gente va a poder comer.

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Claudio Mardones: La ministra Patricia Bullrich ha mantenido suspenso respecto al operativo que se va a estrenar hoy. Todo operativo va acompañado de una estrategia de comunicación y, en este caso, se trató de infundir miedo y de disuadir. ¿Esta estrategia puede transformarse en un boomerang para el Gobierno?

Sí, es probable. También lo que buscan son chivos expiatorios, aquellos que no quieren el cambio o dar vuelta la página. La represión narrativamente es construida como una evidencia de quienes no quieren una Argentina próspera. La sensación de la cacería que van a desatar es realmente muy violenta. Lo que hace la ministra de Seguridad, como también la de Capital Humano, y ayer hubo una reunión con Waldo Wolff, es imponer un estado de terror. Se puede dar vuelta, por supuesto que sí. A mí me cuesta mucho avizorar escenarios futuros, pero es probable que eso ocurra. Quiero subrayar el terror y la violencia que está imponiendo el Gobierno con las palabras desde hace una semana.

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El Polo Obrero movilizará el 20 de diciembre

CM: También una de las medidas ha sido que dentro del ámbito del ministerio de Seguridad esté el Servicio Penitenciario Federal. Esto también implica involucrar al Servicio Penitenciario dentro del protocolo y en la planificación de estos operativos. ¿Cuál es su punto de vista frente a esto? 

Si hay algo que nosotros planteamos y dejamos por escrito a través de informes que la propia Gendarmería hizo, por ejemplo con el operativo que terminó con la vida de Santiago Maldonado en la zona de ruta 40, fue eso. La ministra pone a las fuerzas de seguridad en el lugar de máxima exposición, riego y descuido; en el 2017 la Gendarmería se vio desbordada, no pudo con la movilización.

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El Servicio Penitenciario Federal tampoco está preparado y ella no dice para qué lo va a usar. Si lo va a usar para trasladar detenidos, cuando este Servicio debería estar cuidando la disciplina de los internos, que son 11 mil en todo el país. No tiene, insisto, preparación para contener, ni siquiera reprimir manifestaciones. Patricia Bullrich siempre termina exponiendo a las fuerzas de seguridad a operativos que son inviables, que dejan a los efectivos en una situación de descuido y exposición que muchas veces son procesados como ocurrió con el asesinato de Rafael Nahuel, que hace 2 semanas se conoció la sentencia dejando a cinco prefectos condenados por ese asesinato.

MDP JL