Este es el momento en el que observamos la lista de buenos propósitos y conjeturamos todo aquello que vamos a cumplir en el año que empieza. De todos modos, hoy nos parece posible, el deseo late en nuestro interior con la sensación de haber cerrado para siempre la fatalidad en el último minuto de 2020. Pisamos una raya en la arena del tiempo: solo eso separa un año del otro.
Estamos ante una nueva ola de la pandemia, la tercera, y si algo hemos clausurado es la ola anterior, aquella que en septiembre pasado no esperábamos.
Anoche, en Madrid, en la Puerta del Sol no hubo despedida del año como acontece en la medianoche de cada 31 de diciembre en la que se dice adiós a la «nochevieja» y los españoles escuchan las doce campanadas finales, acompañadas cada una de ellas por una uva, según la tradición, desde el reloj de esa plaza mientras ven por televisión a miles de personas que esperan allí el nuevo año. Alegría. Esta vez la plaza ha estado vacía. A las doce de la noche, Nacho Cano, el exintegrante de Mecano, interpretó una canción que fue popular en los ochenta y que celebra ese momento de algarabía [1]. Tristeza.
Esa plaza, la Puerta del Sol, está cargada de significación ya sea para la fiesta o la queja. Allí se celebra una victoria deportiva, se despide el año o se arman, como hace unos años, infinitas asambleas que, siguiendo el guion iniciado por la Primavera Árabe [2], escribieron el relato del 15-M donde primero, la generación más joven, y luego el resto de españoles, todos «indignados» debatieron en asambleas interminables el devenir del país [3]. Hubo una ministra del anterior Gobierno que, indignada (ella también), invitó a los asamblearios a formar un partido y presentarse a las elecciones en lugar de ocupar el espacio público [4]. Lo hicieron. Ahora esa formación forma parte del actual Gobierno y la exministra está involucrada en más de una causa judicial. En esa plaza se cambió el destino del país.
Allí, en la Puerta del Sol, los españoles resistieron en 1808, durante la guerra de la Independencia, a los franceses que habían invadido la Península, hecho que facilitó nuestro 25 de mayo en el Virreinato del Río de la Plata dos años después. Hay un cuadro de Goya en el Museo del Prado que muestra el enfrentamiento en la plaza [5] y otro, el más interesante, que muestra los fusilamientos que ocurrieron como represalia contra los sublevados españoles. El genio de Goya también está expresado en los retratos de los monarcas Carlos III y Fernando VII como el de Velázquez con la corte de Felipe IV. El escritor y exministro de Cultura Jorge Semprún escribió que en Inglaterra colgaban a los reyes, en Francia los decapitaban y en España los pintaron [6].
Hasta la fecha, el único relato conocido del actual rey Felipe VI es el amor [7]. Así lo expresó cuando hizo oficial su compromiso con Letizia Ortiz, una periodista asturiana de Televisión Española. Máxima Zorreguieta tampoco pertenecía a la nobleza europea, pero esa es otra historia. Es sabido que el padre del actual rey construyó su rol a través del relato del 23-F impidiendo un golpe de Estado y cayó en desgracia, corrupción mediante, con otro, al pedir perdón por haber participado en un safari con una compañera sentimental en medio de la anterior crisis económica.
Quizás en la Puerta del Sol asamblearia de 2011, Felipe VI hubiera podido, referéndum mediante, afianzar su monarquía. Un relato arriesgado, pero también lo es su situación actual con un padre en el exilio y un cuñado en prisión. En estos días el presidente Pedro Sánchez ha anunciado una reforma de la monarquía en este nuevo año [8]. Se habla de más transparencia.
La transparencia no es mala, pero es limitada desde un punto de vista político. Byung- Chul Ham sostiene que la transparencia sirve para desenmascarar a los políticos, para convertirlos en objeto de escándalo, pero no es la reivindicación del ciudadano con iniciativa, sino la del espectador pasivo [9]. La extrema transparencia nos lleva a una democracia de espectadores y no de ciudadanos activos.
En esa plaza, en la Puerta del Sol se vio la capacidad política de un cuerpo social. De un país que avanza, como todos, hacia un nuevo año, pandemia mediante, con su duelo a cuestas y la voluntad de superarla.
Stefan Zweig escribió en El mundo de ayer [10] que todo lo que ocurría en el mundo exterior, en la Viena de finales del XIX, ocurría en realidad en los periódicos: nunca llamaba a la puerta de casa. En cierto modo hasta la crisis económica de 2008 en buena parte de los países europeos se vivió un tiempo así. Ya no. Para verlo solo hay que mirar la plaza vacía.
*Miguel Roig
[1] https://www.youtube.com/watch?v=STnpL1COEyI
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Primavera_%C3%81rabe_(2010-2012)
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_15-M
[4] https://verne.elpais.com/verne/2015/12/20/articulo/1450600027_413030.html
[5] https://es.wikipedia.org/wiki/El_dos_de_mayo_de_1808_en_Madrid
[6] https://www.planetadelibros.com/libro-federico-sanchez-se-despide-de-ustedes/88285
[7] https://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/felipe-letizia-compromiso-futuro/2602754/
[8] https://www.elespanol.com/espana/20201230/sanchez-reformara-monarquia-pensiones-pacto-iglesias/547196232_0.html
Anoche, en Madrid, en la Puerta del Sol no hubo despedida del año como acontece en la medianoche de cada 31 de diciembre en la que se dice adiós a la «nochevieja» y los españoles escuchan las doce campanadas finales, acompañadas cada una de ellas por una uva, según la tradición, desde el reloj de esa plaza mientras ven por televisión a miles de personas que esperan allí el nuevo año. Alegría. Esta vez la plaza ha estado vacía. A las doce de la noche, Nacho Cano, el exintegrante de Mecano, interpretó una canción que fue popular en los ochenta y que celebra ese momento de algarabía [1]. Tristeza.
Esa plaza, la Puerta del Sol, está cargada de significación ya sea para la fiesta o la queja. Allí se celebra una victoria deportiva, se despide el año o se arman, como hace unos años, infinitas asambleas que, siguiendo el guion iniciado por la Primavera Árabe [2], escribieron el relato del 15-M donde primero, la generación más joven, y luego el resto de españoles, todos «indignados» debatieron en asambleas interminables el devenir del país [3]. Hubo una ministra del anterior Gobierno que, indignada (ella también), invitó a los asamblearios a formar un partido y presentarse a las elecciones en lugar de ocupar el espacio público [4]. Lo hicieron. Ahora esa formación forma parte del actual Gobierno y la exministra está involucrada en más de una causa judicial. En esa plaza se cambió el destino del país.
Allí, en la Puerta del Sol, los españoles resistieron en 1808, durante la guerra de la Independencia, a los franceses que habían invadido la Península, hecho que facilitó nuestro 25 de mayo en el Virreinato del Río de la Plata dos años después. Hay un cuadro de Goya en el Museo del Prado que muestra el enfrentamiento en la plaza [5] y otro, el más interesante, que muestra los fusilamientos que ocurrieron como represalia contra los sublevados españoles. El genio de Goya también está expresado en los retratos de los monarcas Carlos III y Fernando VII como el de Velázquez con la corte de Felipe IV. El escritor y exministro de Cultura Jorge Semprún escribió que en Inglaterra colgaban a los reyes, en Francia los decapitaban y en España los pintaron [6].
Hasta la fecha, el único relato conocido del actual rey Felipe VI es el amor [7]. Así lo expresó cuando hizo oficial su compromiso con Letizia Ortiz, una periodista asturiana de Televisión Española. Máxima Zorreguieta tampoco pertenecía a la nobleza europea, pero esa es otra historia. Es sabido que el padre del actual rey construyó su rol a través del relato del 23-F impidiendo un golpe de Estado y cayó en desgracia, corrupción mediante, con otro, al pedir perdón por haber participado en un safari con una compañera sentimental en medio de la anterior crisis económica.
Quizás en la Puerta del Sol asamblearia de 2011, Felipe VI hubiera podido, referéndum mediante, afianzar su monarquía. Un relato arriesgado, pero también lo es su situación actual con un padre en el exilio y un cuñado en prisión. En estos días el presidente Pedro Sánchez ha anunciado una reforma de la monarquía en este nuevo año [8]. Se habla de más transparencia.
La transparencia no es mala, pero es limitada desde un punto de vista político. Byung- Chul Ham sostiene que la transparencia sirve para desenmascarar a los políticos, para convertirlos en objeto de escándalo, pero no es la reivindicación del ciudadano con iniciativa, sino la del espectador pasivo [9]. La extrema transparencia nos lleva a una democracia de espectadores y no de ciudadanos activos.
En esa plaza, en la Puerta del Sol se vio la capacidad política de un cuerpo social. De un país que avanza, como todos, hacia un nuevo año, pandemia mediante, con su duelo a cuestas y la voluntad de superarla.
Stefan Zweig escribió en El mundo de ayer [10] que todo lo que ocurría en el mundo exterior, en la Viena de finales del XIX, ocurría en realidad en los periódicos: nunca llamaba a la puerta de casa. En cierto modo hasta la crisis económica de 2008 en buena parte de los países europeos se vivió un tiempo así. Ya no. Para verlo solo hay que mirar la plaza vacía.
* Miguel Roig
[1] https://www.youtube.com/watch?v=STnpL1COEyI
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Primavera_%C3%81rabe_(2010-2012)
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_15-M
[4] https://verne.elpais.com/verne/2015/12/20/articulo/1450600027_413030.html
[5] https://es.wikipedia.org/wiki/El_dos_de_mayo_de_1808_en_Madrid
[6] https://www.planetadelibros.com/libro-federico-sanchez-se-despide-de-ustedes/88285
[7] https://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/felipe-letizia-compromiso-futuro/2602754/
[8] https://www.elespanol.com/espana/20201230/sanchez-reformara-monarquia-pensiones-pacto-iglesias/547196232_0.html