OPINIóN

El plan golpista del 8 de enero de 2023: ahorcar a Alexandre de Moraes en la plaza pública

El presidente de la Corte Suprema de Brasil denunció que durante el ataque de simpatizantes de Bolsonaro contra el Palacio del Planalto, el Congreso y la Corte Suprema, fuerzas especiales del Ejército tenían planeado detenerlo para llevarlo a Goiania y asesinarlo en el camino.

Asunción de Alexandre de Moraes como titular del Tribunal Superior Electoral en Brasilia 20220825
Asunción de Alexandre de Moraes como titular del Tribunal Superior Electoral en Brasilia. Jair Bolsonaro, Lula da Silva y Dilma Rousseff. | AFP

“Querían detenerme y ahorcarme públicamente en la Plaza de los Tres Poderes”, denunció públicamente Alexandre de Moraes, presidente de la Corte Suprema, al hablar del golpe de Estado contra Lula da Silva del 8 de enero de 2023. El plan, ideado por los secuaces de Jair Bolsonaro, contemplaba una versión en apariencia más “light“: las fuerzas especiales del Ejército lo detendrían el domingo de los hechos, lo llevarían a Goiania (estado provincial de Brasil) y lo matarían en el camino, para deshacerse del cadáver sin dejar pruebas.

La brutalidad de ese 8 de enero derivó en la invasión de los tres palacios de la República: el Planalto (o casa de gobierno), el Congreso y la Corte Suprema. Los asaltantes produjeron grandes destrozos en las tres sedes, distanciadas entre sí apenas por la célebre Plaza de los Tres Poderes. Llegaron a entrar hasta en la oficina presidencial para robar documentos y destruir todo lo que encontraban a su paso.

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La intención de semejante atrocidad era quitarle el poder a Lula, proclamado jefe de Estado hacía apenas una semana. Por entonces, Bolsonaro estaba refugiado en Miami, de dónde seguía paso a paso la evolución de los acontecimientos. Esperaba la intervención de las Fuerzas Armadas con la ilusión de avasallar los resultados electorales, que le dieron la victoria a su archienemigo del PT. Si todo ocurría como lo habían programado los líderes de la legión de extrema derecha, el ex mandatario tendría la posibilidad de recuperar el bastón de mando del país.

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La suerte les jugó en contra y ahora Bolsonaro debe responder por varias causas judiciales, entre ellas su participación en la monstruosa jornada del golpe de Estado. En su relato público, frente a las cámaras de la TV Globo, De Moraes explicó que nunca descartó que ocurriera semejante intento: “No podía de esperar de golpistas criminales algo diferente de ese plan”, pero concluyó “nada de eso ocurrió y ahora está todo bien”.

El presidente de la Corte Suprema indicó que, por suerte, las acciones adoptadas por el Supremo Tribunal Federal (STF) fue la que evitó, en definitiva, la concreción material de esa aventura antidemocrática siniestra. Bolsonaro siempre confrontó a la justicia de su país. Solía decir, en sus discursos, que “con un cabo y un suboficial del Ejército” era suficiente para rodear e intervenir al máximo organismo judicial. “Hubo una clara e inequívoca señal del STF de que no iríamos a admitir ningún tipo de golpe, porque sabíamos que tendríamos un efecto dominó capaz de sumir al país en el caos total”.

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Los esbirros de la derecha radical confiaban que el Ejército acompañaría sus acciones, y fue precisamente el temor a la conducta de los jefes militares lo que al presidente Lula da Silva a evitar un decreto de Garantía de la Ley y del Orden (GLO) que daría lugar a las operaciones de las FFAA, con un final dramático.

De Moraes comentó ante los periodistas de la TV Globo que los presos por los destrozos de edificios públicos del 8 de enero, “son de clase media, principalmente del interior del país”  y piensan, por lo tanto, que no pueden ir presos “un destino que solo es justo para los pobres”. Esta mañana, el director de la Policía Federal Andrei Passos, declaró sin embargo, que existen formas de identificar a quienes programaron el asesinato del titular de la Corte. “Contamos con mensajes que fueron captados durante los ataques terroristas del 8 de enero”, que conducirían en forma directa a los asesinos.