Son un síntoma las sobrerreacciones negativas que despertaron las declaraciones de Martín Lousteau sobre Mauricio Macri. Que haya dicho “aporta desde el legado más que desde el presente o el futuro” hasta puede resultar un elogio a Macri porque para muchos su legado es tan negativo que resulta un lastre para las futuras posibilidades de Juntos por el Cambio de volver a ganar una elección presidencial y no ser simplemente el partido de oposición y control que ponga límites al desborde del peronismo, como fue siempre el radicalismo desde Carlos Menem en adelante.
Mientras Macri compite con Fernando De la Rúa como el peor presidente de la democracia, la réplica por tuit del ex radical que le tocó acompañar la caída de De la Rúa, Hernán Lombardi,al ahora radical Martín Lousteau, dice: “Hay una soberbia que no se fundamenta en la trayectoria de Lousteau al tratar de ubicar a Mauricio Macri a la categoría de ‘legado’. Macri es el líder de una gran parte de nuestra fuerza, el fundador del PRO, y un gran presidente; no merece ningún destrato”.
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Otra integrante de la ex Alianza y ministra de De la Rúa, Patricia Bullrich, fue más ecuménica en su carácter de presidente del PRO: "Esta interna permanente va en contra de los intereses de toda la coalición, Lousteau debería seguir trabajando como senador y no meterse en las cuestiones que son de carácter personal, porque si no, se confunde a la ciudadanía sobre cuál es el verdadero interés de reconstrucción de una propuesta, una idea, una identidad que tiene Juntos por el Cambio. El PRO y Juntos por el Cambio reconocen a Mauricio Macri como una figura importante, la figura de un expresidente es importante en la construcción de una coalición, de un partido. Creemos en el lugar que tiene Mauricio Macri: es una discusión inútil".
“Figura importante” no es lo mismo que “gran presidente”, Patricia Bullrich, inteligente, espera ella ser la receptora de ese “legado” en un área como Seguridad donde Juntos por el Cambio tiene credenciales para una disputa discursiva.
Allegados a Lousteau sostuvieron que “es increíble cómo reacciona el ala dura. Hay una obsesión de Macri por reivindicar su economía. No quiere transitar ninguna incomodidad y no mira su posible legado de largo plazo: que es la posibilidad de dejar un bicoalicionismo alternante. Es, salvando muchas otras cuestiones, como si Alfonsín estuviera tratando de que defendieran su gestión inflacionaria en lugar de que se mantuviera viva la democracia.”
Esta forma de legado de Macri: el biocalicionismo, que vendría a completar la obra de instalación democrática de Alfonsín asumiendo que sin alternancia en el poder la democracia quedaría reducida a la existencia de elecciones, requiere que las dos coaliciones sean gobierno alternativamente y no gane siempre, o casi siempre, la misma coalición.
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El aporte de Macri fue responderle a Cristina Kirchner cuando en 2011, frente a los cacerolazos de la clase media, el jefe de Gabinete de entonces repitió el desafío a la oposición: “Armen un partido y ganen la elección”.
Lo mismo que catapultó a Macri al estrellato de la política terminó hundiéndolo: su éxito fue haber logrado “sacar del poder al kirchnerismo” que se convirtió en fracaso “al haber traído de vuelta al poder al kirchnerismo” con el desmoronamiento de su economía. Si Juntos por el Cambio solo pudiera conseguir gobernaciones y representación parlamentaria pero ninguno de sus candidatos pudiera resultar electo para presidente y el solo recuerdo de la economía de Macri ahuyentara a los votantes, porque la economía es responsabilidad solo del Ejecutivo nacional, su legado del bicoalicionismo sería teórico y finalmente abstracto.
Para no ser ese lastre y cumplir su legado, tendría que retirarse de la política, asumiendo de forma simbólica, en ese acto, su fracaso económico con humildad. Pero no puede porque como está estructurado el sistema político argentino quien pasa a la condición de expresidente recibe una catarata de causas judiciales en parte propiciadas por sus opositores para que no vuelva a ser un competidor. Así, todo expresidente, para no ir preso, precisa seguir dedicándose a la política, aún a su pesar, para mantener una cuota de poder que le permita defenderse judicialmente.
La lógica electoral de Juntos por el Cambio sería volver al centro para ganar más adherentes como hizo en 2015 cuando Macri abandonó sus identificaciones con la derecha de sus orígenes de Propuesta Republicana en alianza con Ricardo López Murphy. Lo que intenta hacer Horacio Rodríguez Larreta tratando de sumar al Socialismo de Santa Fe y Margarita Stolbizer referentes del liberalismo progresista que representa en 2021 lo que 2015 aportaba Elisa Carrio antes de que su discurso se convirtiera definitivamente en solo teatral.
Pero al revés, hoy Macri tensiona a Juntos por el Cambio hacia posiciones más cercanas a aquellas de Propuesta Republicana de sus comienzos, probablemente porque prefiriera consolidar su núcleo duro de votantes más radicalizados y su propia cuota del poder ya que él mismo no tiene grandes posibilidades de volver a ser electo presidente. Y es probable también que las inversiones que él y sus amigos vienen realizando en medios de comunicación, además de condicionar a aliados, al propio Rodríguez Larreta y adversarios, busquen aumentar una coraza defensiva frente a las causas judiciales que se podrían comenzar a acumular dentro de algunos meses.
Perspicaz como siempre, Patricia Bullrich dijo este martes en el programa de Leuco: “Macri ya lo ha dicho. Quiere aportar y la iniciativa de hacer una fundación es aportar desde las ideas. Él ya dijo que cree que el Congreso no es un lugar donde deba estar. Raúl Alfonsín en su último mandato como senador renunció. Creo que su palabra puede ser mucho más valorada desde otro lugar: desde el lugar que está eligiendo, más que desde una banca de Diputados. Quizás los que van a una banca de Diputados son los que tienen que esconderse con los fueros, ¿no? Nosotros, en Juntos por el Cambio, estamos muy tranquilos y muy orgullosos de lo que hicimos”.
Una banca de diputados no garantiza fueros, como bien quedó expuesto con el desafuero de Julio De Vido como diputado, quien aún continúa en prisión aunque domiciliaria. Solo una banca de senador garantiza fueros verdaderos como lo demuestra el caso de Carlos Menem, quien tiene una condena de siete años de prisión y 14 de inhabilitación para desempeñar cargos públicos confirmada hasta por la Cámara Federal de Casación Penal y continua con fueros siendo senador.
Los senadores son electos por seis años. Cada dos años la Cámara renueva un tercio de sus miembros, con elecciones en tres bloques de ocho provincias rotativamente. En 2021 renuevan senadores las provincias de Catamarca, Chubut, Córdoba, Corrientes, La Pampa, Mendoza, Santa Fe y Tucumán. Recién en 2023 renuevan senadores nacionales la provincia de Buenos Aires y en 2025 la ciudad de Buenos Aires.
Como ya es tarde para mudarse a Córdoba, ese “otro lugar donde su palabra puede ser más valorada” al que se refería Patricia Bullrich podría ser un medio de comunicación.
Todo indica que Macri dará batalla en sintonía con la respuesta desde el Twitter de la Juventud del PRO a Martín Lousteau. “Veni a retirarlo, @GugaLusto”.