Lejos de estar cerca de pelear por el título, hace 44 años Argentina recibía una trompada que la alejó hasta de los rings de poca monta y le dejó secuelas de por vida a niveles político, económico y social.
Aquella madrugada del 24 de marzo de 1976, cuando un locutor emitió por radio el Comunicado N°1: ‘‘Se comunica a la población que a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la Junta Militar’’, el país recibía un golpe de knockout que perduraría hasta nuestros días.
Por suerte, el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional terminó, y más allá de los dos sublevamientos militares posteriores a 1983, la desaparición ya en Democracia de Julio López, y los innumerables casos de gatillo fácil que terminaron con la vida de pibes a causa de la doctrina Old School de las Fuerzas de Seguridad, hemos logrado concientizar a gran parte de la población acerca de que la Dictadura Cívico-Militar existió.
Sería interminable la descripción de todas las conocidas atrocidades cometidas por la Dictadura Cívico-Militar, por el solo hecho de pensar distinto. Es alarmante que todavía haya quienes discutan las cifras: ya en 1978 la dictadura militar hablaba de 22.000 muertos y/o desaparecidos hasta la fecha. Madres y Abuelas siguen trabajando de forma incansable para recuperar nietas o nietos vivos o, resignadas, los restos de sus hijos e hijas. Pero eso no es lo peor: la respuesta generalizada de una pequeña porción de la población que intenta deslegitimar los sucesos, es que solo fueron 8.000 desaparecidos y/o que actuaban en el país organizaciones guerrilleras, como si ello ya no constituyera un genocidio y el Estado Nacional estuviera al nivel de una organización paramilitar.
La batalla ‘‘cultural’’ la venimos perdiendo los que condenamos la dictadura. Quienes discuten -con vagos argumentos un hecho reconocido a nivel mundial como terrorismo de Estado planificado y sostenido durante años con fines de exterminio, y para peor, coordinado y dirigido por una Nación que solo buscaba garantizar cual sería el patio de su casa y cual el del otro en el marco de la Guerra Fría-, solo intentan tapar otra cosa, de la que pocas veces hablamos en vísperas de esta efeméride: las secuelas del knockout que nos dejó en la lona hasta hoy.
Una historia con cinco golpes de estado
El genocidio por las armas se activó en paralelo al de las lapiceras: Economía quedó a cargo de Martínez de Hoz, líder de los empresarios; Ganadería en manos de la SRA, con Jorge Zorreigueta a la cabeza y, el Banco Central, en un ex FMI y adherente a la Escuela de Chicago.
El mito de la desgracia argentina a causa de los famosos ‘’70 años de peronismo’’, sirve a los efectos de encubrir que las grandes desgracias argentinas, si bien en líneas generales fueron provocadas por gobiernos neoliberales y/o antiperonistas, tuvieron su detonante final y fueron desatadas cruelmente durante la última Dictadura Cívico-Militar y son así, las que nos mantienen aun besando la lona después de 44 años.
Del 24 de marzo al 10 de diciembre
Las primeras medidas de Martínez de Hoz, fueron congelar los salarios por 3 meses, eliminar las herramientas crediticias para financiar el desarrollo, aumentar las tarifas de los servicios públicos en más del 100% y derogar 25 artículos de la Ley de Contrato de Trabajo. También eliminar los subsidios a las exportaciones y los aranceles a las importaciones. Este personaje gozaba de un estrecho vínculo con la banca internacional: tenía una relación muy cercana a Rockfeller, dueño del Manhattan Chase Bank, uno de los principales y más activos bancos del mundo de la época a la hora de prestar dinero con extrema usura al Estado argentino.
La Dictadura atrasó al país décadas en materia de derechos políticos, sociales y laborales y a través de la destrucción de la matriz productiva, nos volvió a convertir al 100% en un país agro-ganadero, dependiente de precios de commodities fijados en contexto internacional y sin planificación alguna para generar una industria de continuidad que le de valor agregado a nuestras exportaciones. La deuda externa que nos condena hasta el día de hoy, y sus secuelas, no debe ser solo materia de discusión entre peronistas, radicales y macristas: las Juntas Militares ya habían quintuplicado nuestra deuda de u$s 7.000 millones a u$s 44.000 millones, siendo ésta el equivalente al 60% de nuestro PBI. Para fines del año 1982, se llevó a cabo la estatización de la deuda de los grandes grupos empresarios privados, esta ascendía a USD 14.5 mil millones-. Casi todos estos préstamos contraídos por las empresas privadas que generaron dicho monto, no eran más que dibujos contables, auto-préstamos y maniobras fraudulentas. ¿La inflación? También de uniforme camuflado: el promedio fue del 200% anual durante el siniestro período que concluyó en el año 1983.
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Raúl Alfonsín ganó las elecciones y desde entonces seguimos en Democracia, pero la dictadura estará siempre en nuestros corazones, puesto que la ideología de muchos líderes de opinión absolutamente cegados e irracionales y las secuelas de la economía nos demuestran que: se aniquiló la tasa de empleo, se creó pobreza y marginalidad(25% para fines del ’83) que a la fecha ya es más que estructural con sus terribles consecuencias culturales y su comprobada continuidad, se desindustrializó un país, se condicionaron 100 años de próximos gobiernos por las deudas contraídas, se implantó un sistema de precarización económica que nos condenó al sector primario; y también, se instaló el terror de que nuestra bandera del Nunca Más ya no flamee orgullosa algún día.
En esta fecha debemos homenajear a todos los asesinados por la sangrienta dictadura y levantar las banderas de la Memoria, la Verdad y la Justicia, pero también debemos reflexionar acerca de que ese modelo a instaurar en un Estado Nacional por intereses extranjeros que nos compran y criollos que nos venden, que en un contexto geopolítico más que alborotado persiguió, torturó y mató por sus ideas a sus propios ciudadanos, también nos dejó otra condena: no se trata de dar vuelta la página sino de escribir las que le siguen, esas que deben hablar del genocidio por goteo, que nos margina y nos mata de a poco y que sobrellevamos hace casi medio siglo porque el Plan Cóndor y las Juntas, no vinieron solo a matar y cambiar la matriz y el tejido social, sino también a hacer negocios, como los perpetrados por Franco Macri, que durante la dictadura se hizo de 40 empresas, decenas de licitaciones multimillonarias y hasta la estatización de su deuda privada;la estatización de manera fraudulenta de la obsoleta Ítalo-Argentina condenando a la sociedad a pagar otros USD 400M más a beneficio de quienes siempre más tuvieron y tendrán; el vaciamiento de YPF; las privatizaciones;la precarización laboral y la destrucción de la tutela sindical; las concesiones para explotar nuestros recursos naturales en manos de corporaciones internacionales; la ridícula deuda contraída para la construcción de una fábrica de submarinos; y la exposición en bandeja de plata del patrimonio nacional a los ojos de los buitres.
Pesada y lejana herencia nos legaron: no solo fueron los 30.000 mártires en esos años, somos 45.000.000 los que después de casi cinco décadas seguimos siendo víctimas del Golpe de 1976.
Por Subsecretario General de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora; y Secretario del Honorable Consejo Académico de la Facultad de Derecho de la U.N.L.Z.