La decisión política es no marchar. Cristina Kirchner escuchará el veredicto de la causa conocida como Vialidad desde el Senado sin acudir al poder de movilización que demostró intacto con un acto en La Plata el 17 de noviembre. Sí habrá, en cambio, voces de todos los sectores del oficialismo que minutos después de la audiencia saldrán a repudiar el fallo que la propia vicepresidenta adelantó que será condenatorio. La agenda oficial gira en torno a la titular del Senado y esto lo sabe Alberto Fernández que, de todos modos, decidió avanzar con una agenda de diálogo territorial con la que busca posicionarse como factor de unidad dentro de un Frente de Todos en el que las internas no dejan de crujir.
Quienes salgan a la calle este martes no estarán allí por ser citados por los sectores más cercanos a la vicepresidenta. En cada previa de las movilizaciones kirchneristas una mesa integrada por representantes gremiales y sociales, intendentes y dirigentes que responden a la vicepresidenta define horarios, puntos de encuentro y consignas. Pero esta vez, no hubo ninguna reunión de las que suelen estar encabezadas por el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés “Cuervo” Larroque.
“El peronismo despertó el poder de movilización después del pedido de condena del fiscal Diego Luciani. Cristina termina un año muy duro juntando 70 mil personas en La Plata. No necesitamos salir ahora, está claro que es la líder del espacio y que la gente estará en la calle cuando nos necesite”, dicen desde el entorno de la vicepresidenta.
Quienes salgan a la calle no estarán allí citados por los sectores más cercanos a la vice
Cristina Kirchner hablará después de la sentencia del martes, pero lo hará a través de las redes sociales. También lo harán las principales voces del espacio y distintos dirigentes. El martes no habrá espacio para diferencias internas. Repudiarán el fallo los kirchneristas, los albertistas y hasta el Frente Renovador, que suele ser esquivo a mostrar su apoyo cuando se trata de causas judiciales.
La disputa por la calle con la oposición quedó en el pasado. Durante la cuarentena, Juntos por el Cambio se había adueñado de las movilizaciones sin que el peronismo pudiera hacer ninguna demostración de fuerza. Hoy le resulta difícil a Juntos por el Cambio volver a convocar a una marcha. Las últimas imágenes de sus dirigentes son con consignas violentas y en movilizaciones convocadas por participantes de Revolución Federal que pedían “cárcel o bala” días antes del intento de asesinato que sufrió la vicepresidenta.
Desde el círculo más cercano a la vicepresidenta se despegan de las declaraciones de dos dirigentes que amenazaron con protestas y paralización para el próximo martes. Uno de ellos es Daniel Catalano, titular de la Seccional Capital de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), quien aseguró que “si la tocan a Cristina... paramos el Estado. Los trabajadores no vamos a permitir un Lula en nuestro país. Basta de lawfare y persecución política”. El vínculo entre Catalano y La Cámpora ya no funciona desde hace tiempo. La diputada Paula Penacca es la encargada de recordarle a la dirigencia distraída el enfrentamiento que comenzó con una disputa personal con su marido y gremialista, Luciano Fernández.
El otro es Luis D’Elía, quien primero habló de cortar rutas y después llamó desde el partido Miles a marchar a los tribunales de Comodoro Py, adonde también está convocando el partido Soberanos, que fundaron Amado Boudou, Alicia Castro y Gabriel Mariotto.
El próximo martes 6 de diciembre, Cristina Kirchner llegará al Senado por la mañana y se conectará a la última audiencia del juicio que investiga el redireccionamiento de la obra pública en Santa Cruz por videoconferencia. A las 9.30 podrá hacer uso de sus últimas palabras Juan Carlos Villafañe. Una vez que hable o decida no hablar, los jueces Giménez Uriburu, Jorge Gorini y Andrés Basso darán su veredicto. Una vez que se conozca la sentencia, planea continuar el día con reuniones políticas, pero solo accederán al despacho del primer piso los senadores de mayor confianza y su hijo Máximo, quien seguirá la audiencia desde su oficina. Ambos viajarán al sur para las fiestas.
Desde atrás. Mientras Cristina Kirchner domina la escena pública, Alberto Fernández vuelve a la agenda territorial. En los últimos días estuvo con Gildo Insfrán (Formosa), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Raúl Jalil (Catamarca), Ricardo Quintela (La Rioja), Axel Kicillof (Buenos Aires) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis). Fue en el territorio gobernado por Rodríguez Saá en donde estrenó parte de lo que será su discurso en un año de campaña en el que las diferencias dentro del Frente de Todos deben ser reemplazadas por un orden electoral.
“Si la economía mejora, ¿quién le puede decir que no sea candidato?”, dicen cerca de AF
El Presidente habló de “unión” como mensaje a la interna y de “esperanza” con el objetivo de empezar a mostrar una campaña positiva. No habla de candidaturas pero desde la intimidad presidencial aseguran que sigue en carrera. “Si la economía mejora, ¿quién le puede decir que no sea candidato?”, dicen. Creen que, más allá de la figura de Sergio Massa, el jefe de Estado podrá finalmente capitalizar las buenas noticias, si es que las consiguen dar.
Aunque las luces sobre el escenario no se posen sobre él, Fernández utiliza la gestión para hablar con gobernadores, intendentes y dirigentes gremiales. Se muestra dispuesto a garantizar la unidad en el Frente de Todos, pero deberán sentarse con él a discutir las listas del año próximo.
El Presidente puede insistir con su candidatura o también puede lanzar un nombre que sea aceptado por los gobernadores o la CGT. Si la candidata no es Cristina Kirchner, las PASO siguen adelante, batalla que le ganó a un sector del oficialismo que pretendía suspenderlas. Aunque a Máximo Kirchner no le guste, ¿Alberto Fernández podría competir con un candidato puesto por el kirchnerismo? Asegura que sí y que no le tiene miedo a la interna.