Los graves disturbios con los estatales de Santa Cruz y la suspensión de la sesión en la legislatura por los proyectos de ley de ajuste del gobernador Daniel Peralta, la polémica "ley de emergencia económica", desataron una grave crisis política en la provincia de los Kirchner.
A primera hora de la tarde hubo toda clase de versiones. Por un lado, la posible renuncia del secretario general de la gobernación, Francisco Anglesio, y del jefe de la Policía provincial Jorge Mario Hassan, a quien cuestionan por el fuerte accionar policial contra los empleados públicos y también por la represión a docentes desde 2007 hasta ahora.
Anglesio fue candidato a intendente de Río Gallegos este año por el Frente para la Victoria y es cercano a La Cámpora.
A todo esto, el bloque de diputados provinciales de La Cámpora, que respaldó los proyectos del gobernador Peralta, pasaron a criticarlos y dijeron que abandonaban sus bancas, información que aún no pudo ser confirmada. Ese respaldo permitió que Peralta fuera reelegido.
Según informaron desde la agencia OPI Santa Cruz a Perfil.com, también hay rumores de que una fuerte interna kirchnerista en el gobierno de Santa Cruz estaría presionando al mismo Daniel Peralta a que renunciara a su cargo a semanas de haber reasumido.
Estatales docentes responsabilizan a Peralta por la ley de emergencia económica que aplicará un ajuste en las cuentas provinciales pero también a la presidenta Cristina Fernández, la "ideóloga" política de los proyectos de ley que la legislatura de Santa Cruz no pudo tratar hoy.
Los empleados públicos estudiaban hacer una marcha hasta la misma residencia de los Kirchner en Río Gallegos, la capital provincial. Alertada por los disturbios y la grave crisis política, la Jefa de Estado postergó -en principio hasta mañana- su viaje a Santa Cruz.
Más disturbios. La Policía santacruceña volvió esta tarde a reprimir a manifestantes que intentaron ingresar a la Legislatura local, para reclamar contra la sanción de medidas de ajuste.
Pasadas las 15:00 y con una lluvia de piedras, los gremios -apoyados por también por afiliados a sindicatos privados como el de camioneros- rompieron los vidrios y atacaron las puertas de la Cámara de Diputados.
La Guardia de Infantería volvió a reprimir a los manifestantes con gases lacrimógenos y balas de goma, para intentar resguardar la integridad física de los diputados, que aún no habían podido abandonar la Legislatura y se encontraban refugiados en la imprenta de ese edificio.