PROTAGONISTAS
Del streaming a las librerías

Tomás Rebord hizo de sus entrevistas un clásico, y ahora lanza su primera novela

Este abogado puso su sello en el streaming con sus entrevistas de “El método Rebord”. Y no solo por el listado de personajes que pasaron por su programa, sino porque repuso algo dejado lado: la extensión de los reportajes. A eso sumó “Comentarios al náucrato”, su primera novela que agotó en la preventa e ingresó al listado de los más vendidos.

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Entusiasmo. La novela Comentarios al náucrato le llevó a Tomás Rebord más de dos años, y “también treinta”, dice, porque puso textos que escribió toda su vida. | valentina bustos

En algún MAGA, esos soliloquios que pronunciaba en la Radio Nacional Rock, Tomás Rebord dijo que estaba escribiendo un libro. “Y estuvo bien: dos años diciendo que escribiría el Náucrato para después editarlo como Comentarios al náucrato”, dice Rebord a PERFIL. “Eso me resultó gracioso y me dio mucha felicidad; al mismo tiempo el título esconde el proceso de concebirlo, de acercarse a la escritura”.

Las andanzas de Rebord por los medios fueron acumulando audiencia desde Caricias significativas a El método Rebord, pasando por el mentado MAGA (Make Argentina great again). También participaciones en el programa Paren la mano, con Luquitas Rodríguez, o en El Destape, con Navarro. Y esas intervenciones mediáticas contienen una problemática común a todas las cosas: elaboradas y atractivas para grandes audiencias, suceden, terminan y, en muchos casos, se olvidan. Eso Rebord lo sabe bien. Y si bien su quehacer audiovisual comprende formas de arte (teatralidad, comedia, monólogo), hace tiempo que dejó bien claro lo sagrada que es para él la literatura.

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Comentarios al náucrato es su primera novela y la presentará en la Feria del Libro de este año. La misma sigue la historia de un cronista que se encuentra con un grupo que significará un importante insumo para una serie de notas que le valdrán notoriedad. Se denominan los Buscadores y promueven la palabra del Cabrakán, autor de El náucrato, libro del que existe una sola copia. 

“Quiero escribir desde que tengo lectocomprensión. Y tengo muchos escritos, pero todo me parece pésimo. Desde poemas a cuentitos, ensayos, reflexiones... Pasa un tiempo y me resultan intolerables. Salvo, quizá algunos textos de Facebook".

—¿Y cómo surgió “Comentarios al náucrato”?

—Cuando hace dos años y pico se me acercó Ana Ojeda, de Editorial Planeta, y me preguntó si estoy para escribir un libro, lo que me surgió fue decirle: “Es lo que más quiero, pero quiero escribir un buen libro”. Me propusieron hacer una compilación de editoriales, y les respondí que no quería hacer una “Argentina según Rebord. Ocho reflexiones de peronismo y actualidad”, quería hacer literatura. El libro tiene dos años de trabajo, aunque también treinta años porque puse materiales que pensé y trabajé de alguna manera toda mi vida. 

Tómas Rebord, Comentarios al Naúcrato
"Comentarios al Naúcrato" es la primera novela de Tomás Rebord. 

—¿Y de qué está compuesto el libro?

—La primera intención fue escribir un libro sagrado

—¿Sagrado?

—Viste que uno en la vida elige escuderías, escuelas donde elige militar, que bien podría ser Boca o Ford. Una vez Mariana Enríquez me habló del paralelismo que puede existir entre Alan Moore y Borges versus Neil Gaiman y Cortázar. Ella lo decía empatizando más con el eje Neil Gaiman-Cortázar: un estilo más libre y despreocupado. Y del otro lado está la escuela enroscada, que llega a creer que cuando te ponés a escribir estás dialogando con dioses. Bueno: yo elijo esa escuela, quiero entrar ahí. Y eso que es una escuela que te escupe y te rechaza.

—No te están esperando.

—No, para nada. Pero yo creo que escribir es algo del orden de lo sagrado. Creo que la literatura es la lengua de los dioses. Dios habla escribiendo: lo hizo en el imperio babilónico, y en los Antiguo  y Nuevo Testamento. Cuando me siento a escribir, respondo a esa idea, que por supuesto no es más que una declaración de intenciones. Después está lo que uno hace, adonde uno llega. Y eso dependerá de la historia, del lector. Pero aunque suene pretencioso, no me parece menor el punto de partida: uno quiere pertenecer al orden de lo sagrado. Pero si te proponés escribir un “Nuevo Testamento” es… difícil.

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—No tuve la experiencia.

—Lo primero que sentí al intentarlo fue: “Creo que no puedo”. ¡Pero podía empezar por estudiar! De hecho, el primer año no fue de escritura: me dediqué enteramente a desglosar cómo armarlo. Tuve que descartar el texto sagrado, porque no me daba. Entonces se me ocurrió contar la historia de alguien que encuentra un texto sagrado. Pero de vuelta: ¿Qué dice el texto sagrado? Me seguía quedando muy cerca. Y de pronto se me ocurrió sustraer el texto sagrado. La ecuación quedaba: la historia de alguien que vio el texto sagrado y de otras personas que creen que él lo vio. Toda esa primera parte incluyó también la invención de la palabra “náucrato”, una invención absoluta que significa, si se repone etimológicamente, “navío sagrado”.

Mediante su propia red de comunicación, Rebord fue armando un canon propio, que incluye a grandes escritores, que de alguna manera son mitólogos urbanos. Al mencionarlos y dejar clara su admiración, los homenajea: Macedonio Fernández, Scalabrini Ortiz, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Alejandro Dolina. El linaje está claro y podría expandirse aún más. Rebord dice que su libro tiene tres grados. “El primero sería la trama. Este libro se escribió mil veces; podría decirse que es el tránsito de la juventud a la adultez que requiere a salir de una zona de confort y encontrarte con quien sos. Sumado a eso, la historia es una mezcla de Apocalypsis Now, porque me parece que todo se trata de una persona sustraída, y el Club de la pelea. Ahí está la caja en la que se despliega. La trama sigue el Buscador, el cronista que se quiere acercar al centro de lo que busca: un consejo. El Cabrakán tiene algo de superyó hipertrofiado. Bien podría ser Dolina: ese encuentro con el ídolo. Es un poco el futuro donde te proyectás y te volcás. Y también el Cabrakán es algo con lo que yo necesitaba tomar cierta distancia. Un amigo me dijo que es Tomás buscando a Rebord”.

Tomás Rebord, Comentarios al Náucrato
La novela agotó la preventa, ingresó al listado de los más vendidos y será presentada en la Feria del Libro.

—O podría ser el encuentro con alguien que te admira mucho.

—Esa construcción me permitió encontrar una voz más oracular tomando distancia de uno mismo. Pero la idea es que el libro funcione para alguien que consumió todo lo que yo hago y una persona que no sabe quién soy.

—¿El segundo grado?

—La novela se trata sobre escribir.

—Y también un libro sobre animarse a pensar.

—Sí, sobre todo animarse a postular lo universal que es algo que me frustra del presente: ya nadie viene a decirte “el mundo funciona así”. La gente que estudia al mundo lo hace desde un lugar de mucha veneración con quienes pensaron en el pasado. Pero también creo que hace falta un poco de caradurez para postular una manera de ver mundo.

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—¿Pusiste distancia para expresar algunas ideas?

—Sí, lo necesitaba. Respeto demasiado a la literatura como para decir “escuchen mi evangelio”. Por eso este segundo grado del libro, el contenido simbólico, ¿a qué se está refiriendo el libro? A animarse a escribir. Porque si vos considerás a la escritura algo del orden de lo sagrado y vos no sos sagrado, ¿cómo vas a escribir? Es una herejía. Pero yo atravieso ese proceso: animarse a faltarle el respeto a la escritura, que es la única manera de hablar con los dioses.

—Nos quedaría el tercer grado.

—Es una dimensión personal: me permitió transitar el delirante fenómeno que viví en tercera persona, con todo lo que pasa conmigo. Hay guiños y chistes a la comunidad propia. Sabrán identificar que estoy hablando de los “hagoveros” (sus seguidores). De lo que me pasa a mí, del culto a la personalidad y de esas cosas rarísimas. Es una manera de poder hablar de eso, ficcionalizándolo. Por otro lado, descubrí también que el libro se trata sobre animarse a tener hijos.