Con algunas horas de demora, el Gobierno finalmente dio a conocer las restricciones nocturnas para tratar de enfrentar el rebrote de comida en toda la Argentina. Lo hizo con un estilo que ya empieza a ser habitual en este año de gestión. Lo llama el politólogo radical Andrés Malamud como un modelo de toma de indecisiones: va para un lado y después gira para otro.
Por ejemplo, se citan los casos de Vicentina, las idas y vueltas en torno al dólar entre el Ministerio de Economía y el Banco Central, el aumento y la eliminación del aumento de las prepagas, las exportaciones de maíz prohibidas y ahora la negociación para que se reabran un par de días después. Y ahora el famoso tema de las restricciones nocturnas.
Fuerte rechazo en las redes a las restricciones por el coronavirus
¿De qué manera se dio esto? Apareció primero como un toque de queda sanitario. Como toque de queda, no queda bien. No suena bien a los oídos. Se hablan ahora de restricciones nocturnas, pero como los gobernadores plantearon que ellos no iban a restringir las actividades nocturnas en sus provincias, ya se habló de sugerencias, de recomendaciones. Bueno, a ver si quieren hacerlo. Y si no lo quieren hacer, bueno, allá ellos.
El gobierno tiene una manera muy particular de ir para adelante y después retroceder de una forma en donde no queda claro para la gente, para la sociedad que decisiones se toman. Si esas decisiones son sustentables, si están convencidos o son producto sólo de la emergencia o de la improvisación, lo que sería peor o aún algo mucho más grave de las propias contradicciones del espacio que ocupa hoy el Gobierno, el Frente de Todos.
Habrá que ver si en medio de esta crisis que es social, que es económica y que vuelve a ser sanitaria, este tipo de no decisiones o de indecisiones no hace más que en vez de resolver las cosas, empeorarlas.