Cada día 280 personas que viven en suelo argentino fallecen. La causa de estas muertes son las Enfermedades Cardio-Vasculares (ECVs), que hoy constituyen la primera causa de mortalidad en nuestro país.
Y también en el mundo: las ECVs son, según datos publicados por la Dirección de Estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, responsables del 28% de todas las muertes en la Argentina ya que prácticamente una de cada tres personas fallece por estas causas.
Éstas y otras cifras resaltaron estos días desde diversas campañas preventivas ya que ayer se recordó el “Día Mundial del Corazón”, fecha instituida para cuidarlo mejor.
“Las condiciones que afectan al corazón y/o a los vasos sanguíneos son la causa de 20,5 millones de decesos cada año. En otras palabras, cada 17 segundos se registra en el mundo una muerte cardíaca”, detalló, durante una reciente conferencia virtual de prensa a la que asistió PERFIL, el doctor Gerardo Zapata, presidente de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
Pero, más allá de esa realidad, lo más “fuerte” de estos datos es que se estima que ocho de cada diez eventos cardiovasculares podrían ser prevenidos.
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¿Cómo? “Si pudiéramos controlar adecuadamente los factores de riesgo que se asocian al desarrollo de las ECVs –causas como el tabaquismo, la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes, el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo– se podría cambiar esta situación”, aseguró el doctor Hugo Sanabria, cardiólogo del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires. De toda esta “familia” de padecimientos cardiovasculares, los que los cardiólogos “ven” con mayor frecuencia son los infartos agudos de miocardio: “tenemos un completo registro médico detallado de esta temática y de allí surge que, cada año, en nuestro país ocurren alrededor de cincuenta mil infartos”, aseveró Zapata.
Mujeres
Hasta hace pocos años el saber “popular” sugería que las ECVs eran cosa “de hombres” y que las muertes de mujeres se asociaban básicamente a diversos tipos de cánceres. Esto no es más que un mito: las estadísticas epistemológicas muestran que las ECVs afectaban más al género femenino. De hecho, en el segmento de mayores de 65 años, se constató que murieron un 20% más de mujeres que de varones por causas cardiovasculares.
Es que, tras la menopausia, la mujer “pierde” cierta protección cardíaca que le aseguran las hormonas femeninas. “Cuando llegan a ese momento vital están más desprotegidas que los varones y esto explica por qué al menos se equipara la mortalidad cardiovascular y en las mujeres continúa siendo la principal causa de muerte”, comentó Oscar Mendiz, director del Instituto de Cardiología de la Fundación Favaloro.
Claudio Majul, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, eligió destacar el factor que más contribuye a la carga de morbilidad y mortalidad de las ECVs: “hoy es la hipertensión arterial. A esa causa se atribuyen 9,4 millones de muertes”. Y es un rubro que está asociado al desconocimiento ya que una de cada tres personas que tienen hipertensión no lo sabe. Y, de quienes sí lo conocen, solo el 25% logra controlarla de forma eficiente. Esto se verifica en Argentina donde la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada encontró que de cada cien argentinos, 34 son hipertensos”. En ese mismo acápite, el 29% tiene colesterol elevado, y el 22% dijo ser fumador. Pero el diagnóstico no sería correcto si no se anotaran otros elementos: el 61% de los habitantes de la Argentina padece sobrepeso u obesidad, cifra que algunos estudios controlados elevan hasta el 66% de la población. El 12,7% es diabético (o tiene la glucemia elevada), cifra que también está en aumento año tras año. Luego el 13,3% reconoció el consumo de alcohol “episódico” excesivo. Y, finalmente, la dieta: solo el 6% afirmó consumir las cinco porciones diarias de fruta o verdura recomendada por las Guías Saludables de la Organización Mundial de la Salud.
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Otro punto importante relacionado con la prevención es el que destaca el trabajo cotidiano de cuidarse más y mejor versus el chequeo anual y después “me olvido”. ¿Está mal hacerse un chequeo cardiovascular completo? Por supuesto que no. Pero los expertos detallan que “completar estudios sin un criterio adecuado del médico de cabecera no garantiza un buen control de la salud. Lo principal es la consulta con el especialista que indicará los exámenes pertinentes”, sugirió Sergio Baratta, jefe de Cardiología del Hospital Universitario Austral. Y agregó: “la toma de presión arterial, conocer los hábitos alimentarios, de sueño, el estado emocional y espiritual de la persona, su estrés, etc, son más importantes que una multiplicidad de estudios efectuados sin un objetivo médico racional. Por eso la frecuencia de la evaluación médica dependerá de la edad, los antecedentes clínicos y –sobre todo– de los hallazgos hechos tras cada consulta”.
Cardiólogos solidarios
Con la idea de llevar a cabo iniciativas preventivas concretas, un grupo de profesionales de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y de la Fundación Cardiológica Argentina armaron un programa solidario de evaluación cardiovascular con fines preventivos. Y apuntaron a trabajar con integrantes de poblaciones originarias que viven en zonas aisladas de montaña, en la ruralidad del noroeste argentino. Estos grupos suelen tener muy lejos los centros especializados en salud cardiológica y sus posibilidades de recibir atención médica específica suelen estar limitadas. El programa solidario se llama “Sonqo Calchaqui”. Vale recordar que “sonqo” significa “corazón” en quechua y este año se está llevando a cabo la tercera edición. Del programa participan más de sesenta especialistas, incluyendo cardiólogos, enfermeros y estudiantes. Y en estos días el grupo está atendiendo a las comunidades de Cachi (en Salta), Colalao del Valle (en Tucumán) y Fuerte Quemado (en Catamarca). Hasta la fecha, ya revisaron y evaluaron a más de quinientas personas a las que les hacen pruebas de laboratorio de sangre y orina, electrocardiograma, una encuesta sobre hábitos y estilo de vida, mediciones antropométricas y estudios específicos como ecodoppler cardíaco y de arterias. “Con Songo queremos lograr que los habitantes de estos parajes alejados puedan tener igualdad de oportunidades en materia de salud cardiovascular respecto a la gente que viven en las grandes ciudades”, contó Sebastián Galdeano, codirector del programa.