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Cómo prevenir el óxido en poesía

George Oppen nació el 24 de abril de 1908 en New Rochelle, Nueva York. Su padre fue un hombre de negocios. Su madre se suicidó cuando George tenía 4 años.

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George Oppen nació el 24 de abril de 1908 en New Rochelle, Nueva York. Su padre fue un hombre de negocios. Su madre se suicidó cuando George tenía 4 años. Su padre volvió a casarse con Selville Shainwald, una mujer con la que Oppen nunca se llevó bien. Tampoco se llevaba bien con la vida acomodada que llevaba su familia. Escribió este poema: “Pero esto?/ Esto? El ruido de la riqueza,/ El clamor de la riqueza –árbol/ tantas veces sacudido– es la voz/ Del infierno”.

Oppen, junto a Louis Zukofsky, Charles Reznikoff, Carl Rakosi y Lorine Niedecker, formaron parte de un grupo de vanguardia poética cercano a las ideas de Ezra Pound que fue llamado por la academia como objetivistas. Oppen más que un objetivista fue un objector de conciencia. Pensaba –desde su posición de izquierda– que escribir poesía era un hecho burgués y dejó de hacerlo durante durante 25 años en los que se dedicó al trabajo social.

“El silencio de Oppen”, como fue llamado por la crítica a ese lapso en el que no escribió nada, es un hecho singular con el que los poetas se cruzan de vez en cuando. ¿Para qué sirve la poesía? ¿Escribo poesía o hago la revolución? ¿Hago las dos cosas? ¿Se puede? ¿Escribo en un lenguaje para que me entienda el pueblo? Rodolfo Walsh se enfrentaba en los días y las noches a la dificultad de escribir una novela, esa forma burguesa de la que desconfiaba. Sin embargo, una y otra vez intenta hacerlo mientras tiene la pastilla de cianuro en un bolsillo por si lo vienen a buscar. Finalmente, su bendita novela tuvo una forma epistolar y fue enviada por correo a la Junta Militar. Oppen decía que un poema no trata de algo, sino que es algo en sí mismo. Es decir, que el hecho de escribirlo ya es un hecho político.

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Por otra parte, puede ser también que el poema tenga además un tema político. A veces es muy difícil escribir un poema inmediato cuando sucede un hecho intenso que modifica al poeta emocionalmente. Como fue el caso de Juan Gelman cuando fusilaron a Ernesto “Che” Guevara y él escribe un poema peligroso, emotivo, por momentos pueril, pero también muy intenso y valiente. Da la impresión de que Gelman puede perder eficacia poética pero gana en potencia lírica: “Pero/ Ahora/ El Comandante Guevara entró a la muerte/ y allá andará según se dice” (…) Ahora deseo un gran silencio/ que baje sobre mi corazón y lo abrigue/ padre Guevara ¿Qué será de tus hijos? (…) ¿Por qué te fuiste hermoso/ sobre caballos de cantar”. El poema es largo y narrativo y tiene momentos francamente muy malos, lugares comunes del psicobolchismo, sensiblería, pero en su conjunto, me sigue conmoviendo.

Hace poco pensé en cómo se podría escribir un poema sobre la tragedia de Santiago Maldonado, un hecho que me dolió mucho. No sabía que el poema a Santiago Maldonado ya estaba escrito aún antes de que muriera. Lo escribió Mariano Blatt y la operación mental que lo sostiene es brillante: para escribir un poema sobre un hecho político, emotivo, hay que correrlo de lugar, desapegarse, endurecerse, como pedía Guevara, pero sin perder la ternura. Blatt escribe un poema llamado “Diego Bonnefoi” y utiliza el loop de la música electrónica para volverlo radical, fresco, inesperado: “Mataron a un pibe por la espalda en Bariloche/ mataron a un pibe por la espalda en Bariloche/ mataron a un pibe por la espalda en Bariloche/ que se llamaba Diego Bonnefoi/ que se llamaba Diego Bo-nnefoi/ que se llamaba Diego Bonnefoi/(…) A lo mejor algun día/ a lo mejor algún día/ a lo mejor algún día/ Diego Bonnefoi vuelva en formato de música electrónica/ Diego Bonnefoi vuelva en formato de música electrónica/ Diego Bonnefoi vuelva en formato de música electrónica”. Diego Bonnefoi, Santiago Maldonado, nombres y hechos de los que la poesía se hace cargo cuando se seca las lágrimas y escribe con la precisión de un cirujano. En septiembre del 58 Oppen soñó que encontraba en el cajón del escritorio de su padre un archivo que decía: “Cómo prevenir el óxido”. Lo interpretó como un deseo inconsciente de volver a escribir. Y escribió “Sangre de piedra”, poema que puso fin a su largo silencio.