COLUMNISTAS
PARAGUAY

Lugo o los establos de Augias

Los seis ejes programáticos que fijó el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, para cohesionar a sus fuerzas y afrontar su mandato fueron: la reforma agraria, la reactivación económica, la restauración de la institucionalidad, la independencia de la Justicia, el plan de emergencia nacional y la recuperación de la soberanía.

|

Los seis ejes programáticos que fijó el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, para cohesionar a sus fuerzas y afrontar su mandato fueron: la reforma agraria, la reactivación económica, la restauración de la institucionalidad, la independencia de la Justicia, el plan de emergencia nacional y la recuperación de la soberanía. Un ejemplo nítido respecto de lo que Lugo considera el capítulo energético de la soberanía lo da el planteo hecho a Brasil: Paraguay recibe 300 millones de dólares al año por la explotación de Itaipú en los términos del Tratado que se firmó el 26 de abril de 1973, mientras que según el especialista Ricardo Canese debería recibir a precio de mercado 4.000 millones de dólares por los 53.000 gigawatios que le vende a Brasil.

Tras seis meses de gobierno, estos objetivos se parecen cada vez más a la limpieza de los establos del rey Augias, la quinta de las doce tareas que Euristeo le impuso a Hércules, que a los deberes ordinarios y terrenales que la Constitución y las leyes prescriben a quien ejerce la primera magistratura.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El poeta americanista Elvio Romero, quien murió en 2004 sobre el cemento porteño donde residía, lejos de la roja fertilidad de su patria, escribió: “¿Por qué no habremos de querer nosotros/ lo que nunca quisimos?; por ejemplo, una casa/ sobre el remanso de un río...”. Tal vez Fernando Lugo estuviera pensando en esos versos cuando –como contó el presidente de Ecuador, Rafael Correa– erraba por Caracas en ocasión del Foro Social Mundial 2006, calzado con un par de sandalias misioneras, tan furtivas como él mismo.

El antiguo obispo, con el status actual de laico practicante de la doctrina y ética cristiana, al comando de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), una coalición de la oposición que iba desde el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) hasta grupos de izquierda más radicalizados –diez partidos políticos y veinte organizaciones sociales–, tomó posesión de la Presidencia el 15 de agosto de 2008, encarnando la esperanza de poder superar la extrema pobreza provocada por 61 de política clientelista y discrecional, de corrupción estatal y de irrespeto por la soberanía del país.

Convencido de las virtudes de la planificación estratégica y del liderazgo colectivo para alcanzar cambios estructurales, que son por naturaleza el resultado de procesos, delegó en su ministro de Economía, Dionisio Borda, la búsqueda de los consensos requeridos para la aprobación del plan anticrisis, lo que le ha sido cuestionado con el argumento de que lesiona la autoridad presidencial. A fines de enero, en la Escuela Agrícola San Francisco de Asís, de Cerrito, departamento de Presidente Hayes, presidió la jornada de planificación estratégica del gabinete social, eslabón de un esfuerzo encaminado a soltar la imaginación “...para pensar cómo le queremos ver al Paraguay en el 2013, dónde le queremos poner a todo este sector de los olvidados, cuál es el legado que queremos dejar en estos años de gobierno”.

Las primeras medidas de gobierno consistieron en eliminar los aranceles para la atención básica de salud en hospitales estatales y denunciar redes de corrupción en la Dirección de Aduanas, la Policía Nacional y en la administración paraguaya de la hidroeléctrica Itaipú. Se dispuso, además, un operativo policial-militar en el norte del país para acabar con la inseguridad y anunció un subsidio para familias pobres que aún no comenzó a implementarse. A finales de enero, se aprovechó el Foro Social Mundial de Belem do Para, Brasil, para exponer ante las diferentes organizaciones sociales que participaron del evento la postura paraguaya con relación a la soberanía energética. El ministro de la Secretaría de Acción Social, Pablino Cáceres, disertó sobre “la soberanía energética como factor de desarrollo para la superación de la pobreza”, refiriéndose a la renegociación del tratado de la hidroeléctrica Itaipú.

Sin embargo, y a pesar de la esperanza puesta por el Presidente Lugo en la coherencia y la racionalidad del Parlamento cuando se pida su colaboración para el plan anticrisis, en otros temas centrales de sus ejes programáticos hubo más tropiezos que avances. Por lo que respecta a la reforma agraria, a inicios de febrero la Federación Nacional Campesina (FNC) comenzó su congreso extraordinario con el objetivo de presionar al gobierno nacional para que cumpla con sus promesas de campaña. Los dirigentes campesinos se congregaron en Asunción para reclamar mayor celeridad para materializar la reforma agraria. No le fue mejor con la Corte suprema de Justicia. Tras la convocatoria a una sesión extraordinaria del Senado –que se realizó el pasado 22 de enero– para llenar la vacancia dejada por Wildo Rienzi, y que fracasó porque el oficialismo no logró el quórum requerido, Lugo manifestó que no iba a formular un nuevo llamado. “Mbarakaja una vez nde opo’êva tatápe” (el gato, una sola vez mete la pata en el fuego), graficó.

Aunque las expectativas sobre el presidente Lugo siguen siendo grandes, el analista José María Costa sostuvo que el gobierno “...está arriesgando muy rápidamente el capital de credibilidad política que lo llevó a la presidencia”, y una encuesta del Instituto de Arte y Comunicación (ICA) reveló que cerca de un 40 por ciento de los consultados se mostró desilusionado con la gestión de Lugo, y que uno de cada tres ciudadanos no cree que el mandatario paraguayo culmine su período presidencial, por los conflictos internos que se presentan e irán presentando.

Fernando Lugo habla del acostumbramiento de sus conciudadanos a la impunidad, del hábito de que los jueces faciliten la indemnidad de los políticos a quienes deben sus cargos, del derecho que creen tener el Partido Liberal, el Colorado, la Unión Nacional para disponer de “cuotas” de cargos judiciales a ser cubiertos, y se enoja. “...Creo que hasta este momento (...) no existe esa voluntad de hacer una Corte realmente diferenciada.” Tal vez esté cavilando en otros versos de su compatriota Elvio Romero: “Tú sabes que todas nuestras flechas/ deben hoy aguzarse con nuevos resplandores/ y nuestra voz cargarse de implacables centellas,/ como a veces debemos, en vez de miel sonora/ llevar en las gargantas ásperas torrenteras”.


*Ex canciller.