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Elecciones 2019

Crónica de un atardecer agitado

La confirmación de Miguel Ángel Pichetto como compañero de fórmula de Mauricio Macri, impactó sobre la alianza que hasta ahora no consiguen anunciar el kirchnerismo y el Frente Renovador.

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Miguel Angel Pichetto | NA

Alrededor de las 19 el kirchnerismo se consolaba con la presencia de Pablo Mirolo en la presentación que Cristina Fernández de Kirchner hizo de su libro “Sinceramente” en Santiago del Estero. Mirolo es el intendente de la ciudad de La Banda. Casi tan poco como la visita efectuada por José Luis Gioja a las oficinas de Sergio Massa en Retiro, hasta donde llegaron también el sindicalista Antonio Caló y el único intendente del Conurbano de todos  los que se esperaba: Leo Nardini de Malvinas Argentinas. La confirmación de Miguel Ángel Pichetto como compañero de fórmula de Mauricio Macri, impactó sobre la alianza que hasta ahora no consiguen anunciar el kirchnerismo y el Frente Renovador.

Por la distancia y el marco elegido para una reaparición pública, la expresidente pareció haberlo intuido. O tal vez algo más. Anoche Carlos Pagni comenzó a correr el velo sobre un secreto celosamente guardado. Le preguntó a Pichetto en “Odisea Argentina” si podía ser el vice de Macri. Puede que  el senador haya sido sincero cuando dijo que no había recibido ninguna propuesta. Probablemente la hayan formalizado anoche después de esa entrevista.

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A esa hora la cerrada negativa de Ernesto Sanz a integrar el binomio privó a la UCR de lo que el PRO esta vez no podía negarle en la alianza Cambiemos. Parece poco casual que Alfredo Cornejo haya sido el primero el saludar la elección del Presidente con un tuit. Sanz fue el que moderó las posiciones del titular del radicalismo en la Convención Nacional. Quizás su rol de consultor para la cúpula partidaria con gran poder de veto e influencia comience a opacarse a partir del rechazo a esta responsabilidad.

Massa recibió esta tarde una solidaridad acotada de los gobernadores peronistas. Apenas Juan Manzur, de Tucumán, y Mariano Arcioni. El viaje a Chubut para festejar la reelección del gobernador fue el último intento efectuado por Massa para convencer a Graciela Camaño de cederle los derechos de uno de los partidos políticos con reconocimiento nacional. Eso le permitiría no quedar a merced del kircherismo si formalizara una alianza y ganar tiempo hasta el 22 para  tener la alternativa de presentar candidatos propios si el acuerdo finalmente no se formaliza.

Hasta ayer se buscaba mantener abierta esa posibilidad para no depender de la voluntad de Cristina, la nueva operadora política de cualquier acuerdo en su espacio. Parece difícil hacerlo con el PJ. Las palabras de Gioja a Massa en sus oficinas se asemejan a un autoengaño. Si preside el partido, es por la voluntad de la ex presidenta. Por ella, es difícil que se acceda a una pretensión de Massa contra toda lógica aparente. Evitar que Julio Zamora reelija de intendente en Tigre y ceda ese lugar a Malena Galmarini. Los sondeos son categóricos. Como su esposa, Massa no supera el 20 por ciento de intención de voto que Zamora duplica.

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La ausencia del resto de los mandatarios del PJ  pudo obedecer a un problema de agenda. O a la dificultad de desplazarse a la velocidad que Massa hubiese deseado. No es el estilo de esos caudillos, a los que Pichetto les plantea un desafío superior a la caída del 7 por ciento del riesgo país a los 15 minutos de conocerse la noticia de su postulación. El senador por Río Negro fue el arquitecto de los acuerdos que les permitió recuperar ingresos y de la relativa bonanza en el medio del ajuste que debió ejecutar Macri tras la devaluación.

Si la economía es un estado de ánimo, el moderado optimismo de los mercados pareció ejercer un efecto contagio en la política. En algunos, con la depreciación de sus expectativas. Para otros con una euforia desmedida. Por ahora, es poco lo que ha cambiado.