CIENCIA
Estudio

Error o mala fe: en la Costa venden tiburón por atún y raya por abadejo

Según un trabajo del Conicet y la Universidad Nacional de Mar del Plata, el 22% de los filetes de pescados que se comercializan no son lo que dice la etiqueta.

Filetes de pescado 20190927
Filetes de pescado. | Agencia Shutterstock

“Me vendieron gato por libre” es una expresión que se podría sustituir perfectamente por tiburón por atún o abadejo por raya. Es que un grupo de biólogos del Conicet y la Universidad Nacional de Mar del Plata demostraron que el 22 por ciento de los filetes de pescado que se comercializan al por menor en la costa atlántica no son lo que marca su etiqueta.

Los autores del trabajo, publicado en la revista científica Fisheries Research, analizaron muestras de alrededor de 40 comercios repartidos por toda la costa atlántica, desde Bahía Blanca hasta San Clemente del Tuyú, la zona de mayor desembarque de producto pesquero del país. Sus resultados son sorprendentes: en promedio, alrededor del 22 por ciento de los pescados están mal etiquetados.

“Comprobamos que los pescados más caros, como abadejo, chernia o atún eran en realidad otras especies que van para el descarte o que tienen muchísimo menor valor comercial", indicó en diálogo con PERFIL uno de los autores del estudio, Juan Martín Díaz de Astarloa, del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) del Conicet y la Universidad Nacional de Mar del Plata.

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La tasa de sustitución varió de una localidad a la otra. La más alta se registró en Miramar, con un 40%. En Necochea fue del 28%, en Mar del Plata del 25% y en Santa Teresita y San Clemente fue del 13%. No obstante, cabe aclarar que en los lugares en los que hay menos pescaderías el porcentaje era más alto

De ese modo, en algunos comercios se vende raya como cachete de abadejo, mero como chernia, pargo blanco como corvina rubia o tiburón como lomo de atún. “O había un error en el etiquetado o una mala fe”, consideró Díaz de Astarloa.

Más allá de la gravedad de vender un producto más barato por uno más costoso, los expertos del estudio alertaron que las especies que se usan para sustituir estos pescados más caros son más vulnerables y se encuentran en peligro de extinción.

“Los peces cartilaginosos se vendían como óseos, y los primeros tienen un ciclo de vida muy particular por lo que los hace más vulnerables y hay que tener cuidado a la hora de comercializarlos. Las especies de tiburón que se vendían como lomo de atún son especies amenazadas, que están protegidas y se encuentran en la lista roja, su comercialización está prohibida”, señaló el experto del Conicet.

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Los tipos de pescado son más difíciles de distinguir cuando el animal se encuentra fileteado porque su morfología es menos identificable. Por ello, los científicos utilizaron el sistema de código de barras genético para descifrar cuál era la especie en cuestión. El procedimiento consiste en tomar una muestra del tejido, llevar a cabo un análisis molecular y comparar el resultado con una biblioteca electrónica de acceso público. La técnica tiene entre un 98.5 y 99 por ciento de fiabilidad.

“Nosotros como científicos no somos autoridades de aplicación, pero ponemos en alerta a las autoridades para que tengan un mayor control y monitoreo, sobre todo con el uso de los nombres comunes en las etiquetas de pescado. En otros países, como Francia o España, además de esta denominación aparece el nombre científico y una certificación y trazabilidad del producto. Muchas veces se aplican de manera azarosa el nombre común que no corresponde con el producto real”, precisó Díaz de Astarloa.