¿Cuáles son las localidades argentinas con mejor y peor calidad ambiental? Esa fue la pregunta que se formularon los investigadores del Conicet Guillermo Velázquez y Juan Pablo Celemín. Tras cinco años de trabajo y con la información más reciente disponible, elaboraron un ranking que se convirtió en el primer índice de calidad ambiental que abarca la totalidad del país: 511 departamentos/partidos. En el último puesto se ubicó Limay Mahuida, en el oeste pampeano. La localidad se caracteriza por su aridez, agravada por las obras de captación de aguas (la construcción del embalse El Nihuil), lo que agudizó el proceso emigratorio: sólo quedan 300 habitantes. Otros partidos que integraron los escalones más bajos son el de Presidente Perón, en el Gran Buenos Aires, y Rivadavia, en Salta. En el primer caso, por la presencia de basurales a cielo abierto, y en el segundo, debido a la falta de recursos naturales, como cursos de agua.
Para elaborar el índice, los investigadores tuvieron en cuenta 23 variables que engloban tres componentes principales: los problemas ambientales (confort climático, inundabilidad, basurales, contaminación, ruido, congestionamiento); los recursos recreativos de base natural (playas, espacios verdes, relieve, espejos y cursos de agua) y, por último, los recursos recreativos socialmente construidos, que incluyeron desde la estética y el patrimonio urbano hasta la valoración de los centros deportivos, culturales y comerciales. “Construimos una concepción amplia de lo que es el ambiente, por eso tener una buena calidad ambiental no significa solamente ausencia relativa de problemas, sino también presencia de elementos atractivos en el paisaje y el entorno”, explicó Velázquez, director del Centro de Investigaciones Geográficas (CIG) de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires.
Además, el trabajo incluyó el análisis de variables objetivas, como el censo nacional, y subjetivas, para las que fue necesario realizar un trabajo más artesanal. Como describió Celemín, investigador del CIG, se realizó un relevamiento de campo y consultas con colegas de distintas regiones del país. “También fue fundamental el uso del Google Earth, sin esa aplicación el trabajo hubiese sido prácticamente imposible”, sostuvo.
Mala nota. Seis de las diez localidades con los peores índices de calidad ambiental están ubicadas en el Gran Buenos Aires (General Las Heras, San Vicente, Ensenada, General Rodríguez, Marcos Paz y Presidente Perón). Para Gustavo Buzai, doctor en Geografía, el principal problema se relaciona con la alta concentración de población y las actividades económicas en un espacio limitado (el Gran Buenos Aires tiene el 35% de la población en el 0,10% de la superficie de la Argentina). “El ambiente físico-natural tiene que soportar una gran presión del ambiente construido. Los habitantes urbanos sufren fuertemente la notable disminución de los servicios ecológicos y también las grandes fricciones dentro del ámbito construido, como los asentamientos residenciales en zonas inapropiadas cercanas a la contaminación de una industria, o sobre el valle de inundación de un río”, dijo el investigador del Conicet.
También las variables sociales inciden en el índice de calidad ambiental. Para la geógrafa Patricia Lucero, profesora de la Universidad de Mar del Plata, en general las más alarmantes son las vinculadas con la situación de pobreza, marginalidad y segregación espacial, aunque aclara que si la mirada es más abarcativa, “también preocupa la falta de seguridad de las personas y las catástrofes climáticas”.
Pero también hay lugares que se destacaron por tener el mejor índice de calidad ambiental del país. Así, el primer puesto fue ocupado por el departamento de Junín (conocido por la localidad de Merlo), en San Luis, seguido por Manuel Belgrano, en Jujuy; Malargüe, en Mendoza, y Bariloche, en Río Negro. El primer puesto se destacó por su relieve, espejos y cursos de agua. Sus problemas ambientales son relativamente menores y tiene un exclusivo microclima. El departamento de Manuel Belgrano, por su parte, tiene una gran vegetación y se ubica cerca de un centro termal (Termas de Reyes), lo que lo beneficia en términos ambientales.
Buenos Aires, en la posición número 200 de la lista
La Ciudad de Buenos Aires suele experimentar diversos embates ambientales como inundabilidad, contaminación, ruido y congestionamiento de tránsito, pero también posee recurso recreativos de base natural y social, lo que la ubica en una posición intermedia en el ranking nacional.
En este sentido, Velázquez explicó que dentro del conurbano bonaerense la mejor posición relativa la alcanzó Tigre, en el puesto 68, mientras que la Ciudad de Buenos Aires está en la posición 200 y La Matanza en la 451. “Esto sucede porque problemas ambientales como presencia de basurales, localizaciones peligrosas y con externalidades negativas, asentamientos precarios y otros problemas propios de la escala urbana no alcanzaron a ser compensados con atractivos como suficientes espacios verdes, cursos de agua, relieve u otros recursos escénicos o socialmente construidos.Justamente, en el caso de Tigre, la posición relativamente buena se explica más por el lado de los atractivos de base natural (río, delta, espacios verdes) que por la ausencia de problemas ambientales, ya que también los padece”, concluyó Velázquez.