COLUMNISTAS

¿Antisemita?

Ayer el diario PERFIL informó que el actual cónsul en Nueva York, primer cristinista y candidato a ocupar un puesto de ministro o de embajador en Estados Unidos, Héctor Timerman, había dirigido un diario en 1976 que elogiaba a Videla

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CHISTE publicado por la revista La Semana el 20/4/1977.

 

Ayer el diario PERFIL informó que el actual cónsul en Nueva York, primer cristinista y candidato a ocupar un puesto de ministro o de embajador en Estados Unidos, Héctor Timerman, había dirigido un diario en 1976 que elogiaba a Videla (ver repercusiones en página 9 de esta edición).
En medio del cierre de nuestra primera edición de los sábados, recibí un mail del cónsul que decía lo siguiente: “Hola Jorge: recién tu secretaria me dio esta dirección para hacerte llegar un correo. Te copio un mail que le envié a un redactor de tu diario interesado en mi actuación como director de La Tarde de marzo a julio de 1976. Un abrazo, Héctor”.
Y el texto copiado decía lo siguiente:
“Ayer a la noche fue la cena anual del Human Rights Watch que, como usted sabrá, es la organización más importante de derechos humanos de los Estados Unidos. Por ser uno de sus fundadores (durante la dictadura argentina), siempre es grato concurrir y reencontrarme con viejos militantes de una causa tan importante. Conversando con un dirigente chileno le comenté sobre la nota que su diario estaba preparando y las respuestas que le brindé ya que me parece un tema que debe ser analizado en profundidad. Me refiero al rol de los medios y sus directores durante la dictadura. Cuando le comenté mi posición, y que usted ya recibió, recordé que Fontevecchia había escrito recientemente sobre el tema pero con una postura diferente. Interesado en conocer cómo explicaba Fontevecchia su actividad como editor de revistas durante la dictadura, encontré un texto que acompaño al final de la presente. Como verá, su posición es diametralmente opuesta a mi postura. Eso me hizo pensar que seguramente reflejar las dos respuestas será de sumo interés para sus lectores. Como a usted le importa el uso del lenguaje como transmisor de ideas –y a mí también–, le adjunto un texto publicado por Jorge en 1978 (dos años después del golpe). Lamentablemente, no puedo adjuntar copia de los chistes antisemitas que publicaba Jorge en La Semana y que en una ocasión, al menos, motivó una respuesta publicada por Mario Diament. Claro, usted puede pedirle una copia a Jorge o esperar a que yo vuelva a Buenos Aires, ya que tengo uno de ellos que hace poco me envió un investigador del tema antisemitismo y que encontró en los archivos comunitarios. Luego de leer la respuesta del director del diario donde usted trabaja, se me ocurrió cuán interesante podía ser analizar la inconducta de dos jóvenes que dirigieron medios durante la dictadura. Como usted sabe, yo no tengo forma de explicarla salvo la aceptación de los hechos. Creo que Jorge se equivoca al querer resguardarse en su inexperiencia o las acciones de otros actores de la época como mi padre o Bob Cox. También se me ocurrió que sería muy útil para los periodistas jóvenes participar de un seminario sobre la dictadura, Jorge y yo. Yo me comprometo a que sea auspiciado por una organización de derechos humanos y otra de defensa del periodismo y podríamos financiarlo a medias. Este seminario podría ser una herramienta para educar a los jóvenes sobre la importancia de defender la democracia y los peligros de no hacerlo. No tengo el mail de Jorge pero le ruego se lo reenvíe de parte mía. Además, le copio este mail a varios colegas suyos de la editorial para que aporten sus ideas y, si a Jorge le parece, podríamos anunciar el seminario este mismo fin de semana en el diario. Espero sus comentarios, como los de todos aquellos que quieran, con sus ideas, cooperar en un tema apasionante pero no honroso. De cualquier modo, le agradezco el interés suyo por escribir sobre la prensa y la dictadura.” Héctor Timerman.
Cumpliendo con el código interno de PERFIL, en la misma edición de ayer donde se informó lo publicado por Timerman en 1976 se volvieron a publicar los dos textos míos solicitados por el cónsul.
En su carta Timerman decía: “Lamentablemente, no puedo adjuntar copia de los chistes antisemitas que publicaba Jorge en La Semana” y para subsanar esa carencia agregamos ahora el (no son varios sino sólo uno) chiste en cuestión para que el lector de PERFIL juzgue si corresponde acusar de antisemita a una empresa o a quien la conduce por un chiste entre más de mil publicados durante casi ocho años de dictadura.
Sé que es un lugar común pero no voy a reprimir contar que la madre de mis tres hijos es judía y que nos casó un rabino en la capilla multirreligiosa de las Naciones Unidas en Nueva York.
No puedo entender disparates como acusarme de antisemita o, hace unos meses, haber inventado que estuve desaparecido durante la dictadura, cuando consta en los registros de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) que estuve “alojado” en el campo de detención El Olimpo y luego puesto a disposición del Poder Ejecutivo.
Comprendo la distorsión de la realidad que produce el poder y la necesidad de acomodar los pensamientos a las necesidades que genera la dependencia a ese poder. Pero, ¿puede la mente ser tan prisionera de los deseos como para caer en el autoengaño sin fin de continuidad? Hace pocas semanas, nuevamente esta página tuvo que ser dedicada al cónsul en Nueva York cuando durante la última visita a Estados Unidos de la ahora presidenta electa me acusó de haber recibido dinero de Menem cuando es público y notorio que esta editorial fue la más perseguida durante el decanato menemista y padeció más de 30 juicios del ex presidente, su familia y sus funcionarios.
Francamente, no entiendo qué le pasa al cónsul por la cabeza, quien hasta hace no mucho tiempo se comportaba como una persona normal y un periodista comprometido con su oficio. ¿Será una forma desesperada de autodefensa? ¿Culpa mal resuelta?
Respecto del debate que propone sobre el periodismo y la dictadura también, con el auspicio de una organización de defensa del periodismo, tengo para decir que PERFIL participa activamente en todas las organizaciones internacionales de defensa del periodismo y desde las páginas de varias de sus publicaciones contribuye también muy activamente a ese debate. Pero hay otro debate no menos importante, muy actual y sin dudas mucho más urgente que no veo que preocupe al cónsul ni como funcionario ni como ex periodista. Es sobre la relación del periodismo con este Gobierno y el uso de la publicidad oficial y su discriminación como mecanismo de autocensura.
Sería un buen seminario, ¿no?