El jueves empieza el Mundial de Fútbol, una de las razones para pensar que la humanidad va por mal camino. Desde que Mussolini organizó el Mundial de 1934 y Hitler los Juegos Olímpicos de 1936, estos eventos se usan como propaganda de los regímenes autoritarios. Aunque no me atrevería a asegurar que la Copa de 1978, con victoria incluida, le haya servido de mucho a la dictadura argentina. La foto de Videla entregándoles el trofeo a los jugadores produce hoy un efecto siniestro, un rechazo inmediato, pero no sé si alguna vez produjo uno de sentido contrario.
Si el deporte no logra disimular las atrocidades políticas, tiene en cambio otros efectos nefastos. Algo muy malo le debe ocurrir al cerebro de quien se somete al bombardeo de los cronistas durante 24 horas. Me entero de que varios canales de televisión locales tendrán más de cincuenta enviados cada uno en Rusia (técnicos aparte) y ya me siento agobiado por el Mundial. No es posible.
Claro que no puedo proclamar inocencia. Este será mi mundial número quince y de los anteriores vi casi todos los partidos. Soy una víctima de los mundiales aun antes de que se hicieran obligatorios: no lo eran en los 60, cuando empecé a mirarlos. En esa época estábamos lejos de la fiebre actual y la derrota en las eliminatorias del 70 no fue la catástrofe que hubiera implicado quedar afuera esta vez.
Obviamente (los resultados están a la vista) es fácil interesarse por el fútbol, aun cuando uno no lo haya practicado. Más difícil para el neófito es orientarse en una selva como este torneo, con 32 equipos de los cuales no más de un puñado puede aportar algo valioso y es probable que aun los que obtengan los primeros puestos lo harán solo porque el podio debe ocuparse y las medallas deben repartirse, ya que no existe la eliminación por incompetencia. Pasa lo mismo que con los cargos políticos, aunque no hay nadie en el fútbol pidiendo que se vayan todos.
De todos modos, para los que no se han desanimado con estas líneas, les comunico un descubrimiento que hice buscando algo interesante para leer sobre el Mundial: el análisis online de Yahoo sobre las perspectivas de todos los equipos. Está escrito por estadounidenses, es decir, por gente que ha desarrollado un nivel de comprensión superior del deporte (les gustan todos y los entienden), aunque no jueguen bien al fútbol (este año quedaron afuera frente al insólito Panamá). El sitio de Yahoo, que desborda ingenio y sabiduría futbolera, está organizado según rubros que serían impensables entre nosotros. De cada equipo dicen qué los hace únicos, por qué pueden ganar partidos, por qué pueden perderlos, cómo van a jugar, por qué vale la pena hinchar por ellos o estar en contra. Por ejemplo, dicen que Serbia es un buen candidato para alentar, porque uno puede ser el primero entre sus amistades. Aunque, si pasan de ronda, se terminará comprobando lo aburrido e ineficaz que es el fútbol serbio. Poniéndose más serios, los amigos de Yahoo son los primeros en advertir que, a pesar de su historia en mundiales y de todo lo que se dice de ellos, los alemanes no tienen suficientes jugadores de primer nivel. Es como si alguien hubiera anticipado que la invencible Alemania de 1936 no tenía velocistas ni saltadores para competir con Jesse Owens.