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Asume el gobierno libertario

La misión autoimpuesta de Milei: reducir un 40% el Estado

Convencido de que tendrá éxito, su plan incluye uno de los ajustes más severos de la democracia moderna.

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Listo el recorte, Javier Milei. | Pablo Temes

Javier Milei deberá tomar desde hoy mismo una serie de decisiones que determinarán la máxima económica con la que comenzará su gestión: quiénes perderán mucho, quiénes en un término medio y quiénes poco. Pero, ya lo sabe el Presidente, durante un largo tiempo que no será menor a seis meses, casi todos los habitantes de la Argentina (y salvo alguna excepción puntual) tendrán dentro de seis meses menos bienes y servicios y poder adquisitivo que en la actualidad. Y como le dijo en Washington el ya hoy jefe de Estado a Jake Sullivan (el hombre de confianza de Joe Biden): “Estoy dispuesto a pagar el costo”. Frase que causó sensaciones positivas en la Casa Blanca, y que desde esta misma jornada comenzará a tener contenido concreto.

¿Cómo decide un presidente quiénes, dónde, cómo, cuándo, cuánto y de qué manera se pierde? La respuesta es simple y tiene una sola palabra: ajuste. Milei le pone datos a su promesa: una reducción del Estado en un 40%, lo que en términos agregados implica una contracción de no menos del 5% del PBI.

En dólares, entre 20 mil y 25 mil millones. Para dimensionar el tamaño del ajuste, la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es de unos US$ 44.800 millones, la “bomba” de Leliqs alcanza los US$ 23 mil millones. La deuda con privados negociada en agosto de 2020 es de US$ 45 mil millones y los juicios contra el país en los tribunales de Nueva York y ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (Ciadi) que suman unos US$ 22 mil millones.

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“Estoy dispuesto a pagar el costo”, dijo en la Casa Blanca, frase que cayó bien

Lo que implementará desde hoy Milei, y por un tiempo largo, será uno de los ajustes más duros y severos de la democracia moderna, quizá solo comparable con el que Carlos Menem inauguró voluntariamente su gestión en 1989 o el que los argentinos involuntariamente vivieron en el primer trimestre del 2002 con Eduardo Duhalde como presidente. Inevitablemente Milei deberá vivir gestiones similares al Plan Bunge & Born y Erman González, o una etapa Jorge Remes Lenicov. Se trataron de dos tiempos de ajustes severísimos, que heredaron nombres de referencia. Ahora Milei va a vivir el suyo, convencido de que tendrá éxito y que por primera vez la sociedad soportará el sacrificio confiando en que hay un plan duro, pero sensato y pensado, y que llegará, ahora sí, a buen puerto.

Medido en estabilidades macroeconómicas generales y, en definitiva, en crecimiento de la economía y reducción de la pobreza.

¿Es Luis “Toto” Caputo el hombre para encabezar la hazaña de reducir el Estado en un 40%, eliminar la inflación y demoler la pobreza, siendo en realidad un “trader”, la especialización dentro del sistema financiero en encontrar los mejores momentos para comprar o vender papeles públicos o privados o, en el caso de un funcionario estatal, diseñar estrategias de colocación y rescate de deuda pública?

Para esto Milei parte de una máxima y una aclaración: él será su propio ministro de Economía. El presidente que asumirá hoy demostró en las tres semanas de transición que finalizan esta mañana que su principal ocupación son los temas económicos, que tiene los números de la crisis en la cabeza y que tomará todas las decisiones que haya que tomar (según su criterio) para encuadrar la situación, comenzar a mostrarle al público que el esfuerzo está dando resultados, empezar un período de crecimiento y, finalmente, reducir la inflación y la pobreza.

Y con una estrategia que él mismo tiene en mente, que terminó de diseñar en el tiempo de transición que culminó ayer y que desde hoy implementará en el terreno puro y duro. Y sobre la que Caputo es simplemente un importante ejecutor del capítulo financiero más urgente: el rescate de los pasivos financieros en pesos por unos US$ 22 mil millones, para que ese dinero no desembarque en las terminales de compras de divisas y lleve a la economía argentina a una hiperinflación.

Será el ministro de Economía el responsable además de la construcción de un puente de dólares lo suficientemente sólido (con no menos de US$ 17 mil millones) para que el Banco Central pueda llegar con vida a marzo/abril, período en el que deberían comenzar a ingresar las liquidaciones sojeras luego de una temporada sin sequía y lluvias apropiadas, además de, seguramente, el dinero del blanqueo de divisas más importante y generoso del que los argentinos de bien (y los otros) tengan memoria.

Es el primer economista de la era moderna en asumir como presidente

Por lo demás, será Javier Milei en persona quien dirija la economía argentina, con mano dura.

No en vano será desde hoy a las 11, aproximadamente, el primer economista de la era moderna de Argentina, y de casi todo el mundo, en asumir como presidente de una nación. Todas las decisiones de estrategias macro, laborales, comerciales, productivas, financieras, impositivas, fiscales y energéticas pasarán por su escritorio de la quinta de Olivos, el que se abrirá cada mañana a las 8, con una computadora que frenéticamente comenzará a abrir pantallas, emitir mensajes y calcular planillas de Excel desde el amanecer, y que se apagará por la tarde.

No es el primero en imponer este ritmo en la presidencia. Se recuerda que Néstor Carlos Kirchner sorprendió a los propios a poco de llegar al poder, con un ritmo laboral tan tempranero como frenético como el que implementará desde mañana el libertario.

Todo un homenaje a un expresidente ideológicamente opuesto al flamante inquilino de Olivos y la Casa Rosada, pero que es el único de las últimas décadas que pudo mostrar el gran anhelo de Milei: superávit fiscal durante cuatro años seguidos.