COLUMNISTAS
VIEJO PROBLEMA

Pobreza, Estado e Ideologías

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Sartori. Escribió el libro Teoría de la democracia. | cedoc

La pobreza comienza a preocupar en nuestro país a mediados de los 70, la que crece en forma moderada hasta fines de siglo para convertirse luego en un problema fuera de control; consecuencia de una producción insuficiente (más que de una mala distribución) derivada del tipo de políticas dictadas desde el Estado. Esto lleva a preguntarnos porqué se dictan ese tipo de políticas y no otra más propicia, para crear riquezas a ser distribuidas de manera que lleven a enfrentar esos niveles de pobreza. Políticas que son consecuencia de las ideas y acciones de los gobernantes que han manejado el Estado, y que conforman, lo sepan o no los gobiernos de turno, un tipo de ideología. Tema que en nuestro país se maneja con una ligereza que no ayuda a comprender, y menos a resolver, lo que nos pasa; por lo que un breve repaso de las ideologías disponibles, para cotejarlas con lo hecho por los sucesivos gobiernos desde la recuperación de la democracia, nos ayudarán a entender lo que nos pasa.

Una construcción ideológica muy presente en los debates políticos es la del liberalismo económico (también llamado “neoliberalismo”), con su propuesta de no intervención del Estado en los procesos productivos y distributivos. La misma fue dominante en la Primera Revolución Industrial y llevó a la creación de una riqueza que no se distribuyó, por lo que se dio una pobreza extrema de las mayorías populares. Resultados que influyen en la aparición de una nueva ideología que la combate, la del materialismo histórico, que opone a la anterior un modelo de sociedad con un Estado que interviene tanto en la producción, como en la distribución de la riqueza a crearse. Con tal falta de idoneidad en temas productivos de los que manejan el Estado, que llevaron a una pobreza generalizada, ahora por falta de la riqueza a distribuir.

Una sociedad sin “affectio”

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Tiempo antes de la aparición de estas ideologías que se ocuparon del papel del Estado en la dimensión económica, hubo una corriente filosófica preocupada por los derechos individuales, los que consideraban podían estallar en peligro ante los posibles excesos del Leviatán: el liberalismo político. Su influencia sobre las formas de gobierno fue tal que Sartori (en su Teoría de la Democracia) sostiene que sus ideas se “solapan” con las de democracia, y que a partir de entonces “la” democracia, es la democracia liberal, con énfasis en lo institucional y descuido de lo que ocurre en la estructura productiva (lo que a veces se ha llamado “democracia formal”, y desde la izquierda “democracia burguesa). Siglos después aparecen propuestas políticas que parafraseando torpemente al materialismo histórico proponen un Estado que interviene en las diferentes dimensiones de la sociedad, pero sin socializar los medios de producción, a los que somete a persecuciones infantiles que dificultan la creación de riqueza. Son las diferentes formas de “populismo” que prometen distribuir una riqueza que no existe.

Y relacionando estas propuestas ideológicas con las posibles causas de nuestra pobreza, vemos que desde la recuperación de la democracia no hubo en nuestro país gobiernos que se hayan atado a los lineamientos del liberalismo económico ni del materialismo histórico; por lo cual ninguno de ellos tiene responsabilidad en nuestros niveles de pobreza (las acusaciones de neoliberal al gobierno de Menem son difíciles de sostener, dado el papel que jugaron en el mismo los sindicatos obreros (además, el aumento de la pobreza en ese período no resulta diferente al observado en otros).

“Se llevaron puesto el federalismo”

En cambio, sí hubo gobiernos identificados con el liberalismo político y con el populismo. Ejemplo del primero es el radicalismo, que junto a sus virtudes republicanas se dejó llevar por preconceptos poco amigables con las condiciones que favorecieran la creación de riquezas. El testimonio de J.C. Torre (del equipo de Sourrouille) es concluyente: “El malestar que suscita nuestra presencia ha hecho que salgan a la superficie los viejos reflejos ideológicos existentes en el radicalismo: desconfianza hacia el capital privado,… preferencia por la redistribución de ingresos via gasto público”. En cuanto a la presencia de gobiernos populistas y su responsabilidad sobre el crecimiento de la pobreza, los resultados de los sucesivos períodos kirchneristas desde el 2003, nos exime de toda argumentación.

Una ideología que oriente las acciones del Estado para atender tanto la institucionalidad democrática, como un proceso productivo en manos privadas, supervisado por el Estado, es necesaria, y posible. La socialdemocracia europea va en esa dirección.

*Sociólogo.