El calendario pone fin al verano en marzo, pero para los argentinos que descansan en Punta del Este, ese fin es enero. Salvo excepciones. Algunos de los chimentos que dejó esta particular temporada.
José Ignacio y una fiesta que casi es tragedia
La fiesta que organizó Guibert Englebienne –cofundador de Globant– en su casa de José Ignacio casi termina en tragedia. Un percance que se dio de manera tonta pudo concluir en accidente fatal. Cuando ya promediaba esa hora en que una fiesta está en su apogeo, en el espacio de baile, un invitado dio un mal paso y cayó sobre otro, en este caso Luciano Nicora –de Endeavor–, quien con su cuerpo rompió una copa que le cortó una arteria. Mientras esto sucedía, regresaba a la fiesta el neurólogo Conrado Estol y su mujer economista, movidos porque escucharon una canción que querían bailar. No pudieron hacerlo: Estol le hizo un torniquete a Nicora y se lo llevó directo a una clínica.
Si hay crisis, cumpleaños bajo perfil
La crisis económica que atraviesa la Argentina obliga a maximizar el bajo perfil. Sobre todo, si se integra uno de los sectores que surfean este presente con más motivos para brindar, que para fruncir el ceño. Alejandro Roemmers este verano cambió de modo radical la celebración de sus 66 años y organizó en Punta del Este un almuerzo con familia y amigos, que careció de todo el cotillón y fuegos de artificio que proponía en veranos pasados. A días de diferencia, otra poderosa familia de empresarios que integra el famoso ranking “Forbes”, siguió su tradicional bajo perfil y –con otra comida– numerosa por cierto, pero no masiva, celebró también en Punta del Este el cumpleaños de uno de sus integrantes. Así como el año pasado contrataron a Diego Torres para amenizar la reunión, este año, el artista elegido fue Roberto Moldavsky. Ésta es una “tendencia” que casi a modo de exigencia estratégica se pide –y en algunos casos se instruye– a los integrantes de familias, cuyas empresas afectan positivamente al PBI y de otras maneras a la población en general.
Santiago Soldati, el anfitrión de Rocha
Algunos argentinos, sobre todo, extienden cada vez más al norte el “Punta del Este” original. La motivaciones son varias, hacer negocios inmobiliarios, o alejarse de las megatorres que hacen del slogan “Uruguay natural” un oxímoron, o también para recrear ese clima que tuvo La Barra entre los años 80 y 90, y que heredó José Ignacio. Santiago Soldati es uno de esos argentinos que en Rocha instaló su base vacacional, y este verano sus almuerzos tuvieron a varios de los empresarios que tallan fuerte en el PBI argentino. Y también a Cristiano Rattazzi llegando a bordo de su helicóptero. En uno de los últimos que hizo se sumó el embajador que es uno de los actores de “relaciones carnales II” cuya “producción” está a cargo el gobierno de Javier Milei. Sí, el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley –con su esposa Wendy– pasaron un fin de semana “no oficial” en Punta del Este.
Incógnita esteña...¿es o no es?
Una de las incógnitas que dejó la temporada de Punta del Este es por qué el círculo rojo menciona a un empresario argentino –muy poderoso, por cierto– como dueño de uno de los restaurantes que este verano se inauguró, y este solamente dice vía voceros y amistades que participó de la apertura del mismo porque le parece que el cocinero a cargo es quien más le gusta cómo prepara sus propuestas gastronómicas.
Cumpleaños con agasajado francés
Para ella, Punta del Este es uno de sus cuatro lugares en el mundo, todos ellos por razones afectivas. Para Patricia della Giovampaola. Montepulciano (en la Toscana italiana), París porque se convirtió en su base, Buenos Aires porque es donde más tiempo vivió –y vive– y donde armó una carrera; y Punta del Este, donde pasa todos los veranos y también parte del año.
Y esa relación afectiva con el balneario uruguayo se la transmitió a su pareja, Jean Paul Enthoven, escritor y editor francés, que hizo de Punta del Este un lugar donde, para su sorpresa por momentos, encuentra cada vez más conocidos franceses que allí veranean. Es allí donde comenzó a festejar sus cumpleaños sumando cada año más invitados. En el de este verano, en el brindis dijo: “Te agradezco, Patricia, por organizar como todos los años este cumpleaños rodeado de amigos, tenés la capacidad de transformar las cosas complicadas en agradables y ese es un talento maravilloso, y me da una gran felicidad”.
Un verano multasking
Mientras Angie Landaburu invierte e invierte en su carrera como influencer en Buenos Aires y también en el verano esteño, su actual pareja, el empresario Augusto Marini, aprovechó las vacaciones en Punta del Este para organizar comidas en la casa que compró y remodeló –pero nunca estrenó– otro empresario argentino más vinculado al negocio del espectáculo. Por esa mesa pasaron nombres a quienes la ley ómnibus –que se cayó este febrero– les interesa sobremanera.
Inesperado desenlace en José Ignacio
Para algunos, este verano en Punta del Este dejó el recuerdo de situaciones inesperadas y, en este caso, terriblemente inesperada. Tal el caso de Hernán Di Cocco, un argentino que no integra la primera línea del círculo rojo pero tiene muchos contactos que lo ubican muy cerca. Una tarde-noche, estaba en el jardín de la casa de José Ignacio donde veranea, y de la nada se le apersonó allí un vecino en estado alterado para decirle que había consumido algo para acabar con su vida. La desesperación de Di Cocco y sus intentos por contener la situación no pudieron evitar que ese hombre cumpliera con su cometido.
Esmeraldas y diamante
Grendene es un nombre que en Punta del Este remite a situaciones festivas de fines de los años 80 y comienzos de los 90. Este empresario, que según Forbes, tiene una fortuna de 2,5 mil millones de dólares, fue uno de los primeros brasileños en construir su mansión en Beverly Hills, una urbanización –o un barrio privado sin muros, como se lo llamaba al principio– que en Punta del Este se creó para ricos de Brasil, sobre todo del sur de ese país. Hasta que Gilberto Scarpa –otro brasileño por entonces muy rico– comenzó con sus megafiestas con famosos internacionales, las fiestas de fin de año de Alexandre Grendene eran superlativas. Y como eran tiempos en que la seguridad no era una preocupación primaria, a partir de cierta hora, su mansión era un espacio de puertas abiertas.
Este verano, su reaparición en una cena filantrópica fue una sorpresa para varios de los invitados, aunque Grendene nunca dejó de pasar por Punta del Este, dado que allí tiene inversiones inmobiliarias y otros negocios. A algunas fashionistas invitadas les fue imposible no apreciar los pendientes de esmeraldas y el solitario de diamante –que se divisaba a distancia– que lució Nora Teixeira, la esposa abogada de Grendene.
Un integrante de la "sociedad de la nieve" y un encuentro inesperado
El éxito de La sociedad de la nieve a cincuenta años de sucedido el hecho que narra la película, trajo al presente esa historia con todos sus matices. También con una mirada en retrospectiva que puede recorrerse a lo largo de cinco décadas. Además, esta película del español Juan Antonio Bayona se ubicó desde su estreno en Netflix como la más vista en Argentina, y por supuesto, en Uruguay, y en otros 38 países. Varios de los sobrevivientes tienen a Punta del Este como lugar de verano, algunos de ellos, hoy vuelven a ser nuevamente reconocidos y saludados con una renovada empatía. Fernando “Nando” Parrado es junto con Roberto Canessa y Carlitos Páez Vilaró, de los tres primeros nombres que remiten a ese accidente en la Cordillera de los Andes. En José Ignacio, de sobrio andar por la feria Este Arte, Parrado se sorprendió al ser abordado tímidamente al principio, y relajado a los pocos minutos por Jean Paul Enthoven quien fue el editor que llevó a Francia la publicación de su libro Milagro en los Andes.
Un banquete para extender el verano esteño
Desde hace algunas temporadas, en la segunda quincena de Punta del Este, la energía es casi similar al día siguiente al cierre del carnaval de Río de Janeiro. Es decir, puede que no haya ese sopor de verano carioca pero sí esa sensación de que algo se terminó. Por eso hay eventos que buscan extender en enero, el atractivo mediático para que el bajón del pos 15 de enero se note menos. El Banquete Sirí 2024 es una de estas postas festivas que aprovecha esa sensación con la actitud de un 2 enero. Y como anfitriones ofrecen una propuesta que fue muy apreciada esta temporada de precios ostensiblemente superiores a Europa y Estados Unidos: un agasajo para invitados y amigos, con platos preparados por varios de los cocineros uruguayos y argentinos. Sirí es el premio que destaca a los productores y gastronómicos de esa zona de Uruguay y fue promovido desde hace un par de años por Cuisine & Vins. Este verano la idea de “banquete” se graficó con un tablón infinito con manjares creados con productos de Maldonado, Colonia y Rocha, entre otros, los cocineros Agustín Battelini, Facundo Connio, Jorge Simeone, Rodrigo Toso, Elena Nievas, Aparna Soni –chef india pero uruguaya de corazón–, y Verónica Viera. Esa propuesta se extendió a las bodegas elegidas que también fueron uruguayas. Los anfitriones le dieron a esta edición 2024 un toque chamánico para alentar un año de abundancia y buena energía para las dos orillas. Y Fabio Alberti –el ex socio actoral de Peter Capussotto– condujo ese ritual en la piel de Peperino Pómoro. Un detalle de color lo dio Laetitia D'Arenberg quien no sale de su casa de José Ignacio sin su mascota que lleva en un carrito canino.
Bólido premium
El catálogo de automóviles de alta gama que pudieron verse este verano en Punta del Este fue por demás amplio, y parkings como el del restaurante La Huella, en José Ignacio, se convirtieron en una feria de multimarcas premium. Pero cuando a un bólido se le suma un propietario conocido, el asunto toma otra arista. Y eso sucedió cuando al salir del mencionado restaurante el empresario y escritor Alejandro Roemmers y parte de la gente que lo rodeaba, se subieron a un Aston Martin DBX 707 –con patente de Madrid–, un utilitario deportivo que, según sea edición limitada o no, va de los 320 mil a los 360 mil euros.
EI / ED