El tradicional Arbol de Navidad ilumina los oscuros días invernales de Italia, en donde la celebración del retorno de la luz aumenta su fuerte simbología de renacimiento centrada este año en dejar atrás las sombras generadas por el COVID-19.
La pandemia de coronavirus, que comenzó a registrarse en la pasada primavera boreal y que el 9 de marzo determinó el cierre de actividades (lockdown) en el país durante dos meses, sobre una población de 60 millones de personas ha causado 67.220 fallecimientos y casi dos millones de casos (1.906.377) .
La enfermedad, luego de un pequeño respiro durante el verano, golpea ahora sin distinción de regiones con altas cifras diarias de contagios y consecuencias socioeconómicas alarmantes.
El premier Giuseppe Conte enfrenta además presiones políticas, no solo de la oposición derechista sino también al interior de su gobierno progresista, ya que el líder del partido Italia Viva, Matteo Renzi, lo conminó a modificar el “método” de manejar las decisiones con decretos personales (Decretos de la Presidencia del Consejo de Ministros -DPCM- o sea de Conte) sin pasar por el debate parlamentario. En este sentido, luego de la reunión del jueves Conte-Renzi, se abrió una “tregua” al menos hasta después de Reyes.
Luego de un pequeño respiro, la pandemia golpea ahora sin distinción de regiones con altas cifras de contagios y consecuencias socioeconómicas alarmantes
La derecha, por su parte, no cesa de acusar al Gobierno de incapacidad para gestionar la crisis sanitaria y económica y de generar confusión con numerosos DPCM que a menudo cambian en pocos días las medidas anunciadas.
Asimismo se debate sobre los préstamos europeos destinados para paliar la crisis, el MES (Mecanismo Europeo de Estabilidad) , también llamado Fondo Salva Estados, y el Recovery Fund.
A su vez industriales, comerciantes y personas desocupadas se oponen a nuevas restricciones italianas orientadas a frenar la llamada “segunda oleada” de contagios y evitar una “tercera” en enero a consecuencia de los desplazamientos y festejos navideños.
Decretar un cierre total de actividades, como sancionó en Alemania la canciller Angela Merkel, no resulta ahora fácil en Italia y Conte tiene que enfrentar por una lado a quienes propician el rigor (impedir desplazamientos entre Regiones y Municipios, ampliar el toque de queda nocturno, reuniones limitadas a la familia restringida), y por otro a los “aperturistas” que enarbolan la bandera de la crisis económica.
Todo se dificulta en medio de la arraigada tradición de la gran mesa del 24, “il cenone”, el no menos numeroso almuerzo del 25, “il pranzo di Natale” y los juegos de cartas y lotería del 26, “la festa di Santo Stefano”. Parece increíble, pero todas las conversaciones comienzan ahora con una pregunta: “¿Con quién vas a pasar la Navidad?” La respuesta “solo/a, en casa” no se concibe y abundan las discusiones cuando algún miembro de la familia se rebela y dice que este año no aprueba “le grande tavolate”.
La vacilante luz al final del túnel es la vacuna que la Unión Europea comenzará a aplicar el 27 de diciembre
El fin de semana pasado las calles del shopping vieron amontonarse a miles de personas en busca de regalos, una señal que alarmó a científicos, virólogos y en especial al ministro de Salud, Roberto Speranza.
La vacilante luz al final del túnel es la vacuna que la Unión Europea comenzará a aplicar el 27 de diciembre. “El 27, 28 y 29 comenzará la vacunación en toda la UE. Protejamos juntos a nuestros ciudadanos”, dijo la presidenta de la Comisión UE, Ursula von der Leyen. Italia está en el plan pero también en esto hay problemas. No se sabe, por ejemplo, si se contará con personal médico suficiente para aplicarla masivamente ni si se alcanzará la inmunidad general que requiere un alto porcentaje de personas vacunadas.
En pocas palabras, crisis sanitaria, crisis de gobierno, crisis económica y ciudadanos deseosos de “normalidad”.
Mientras el joven presidente francés, Manuel Macron, se ha contagiado con síntomas leves y queda claro que el Covid-19 no perdona ni edad ni poder y se expande en el Viejo Continente.
En este marco, en Italia los diarios titulan Weekend del miedo, Italia zona roja en Navidad y los canales de televisión bombardean con datos y entrevistas sobre el coronavirus.
El jefe del Estado, Sergio Mattarella, en oportunidad del 84 cumpleaños del Papa Francisco, al felicitarlo escribió: ”Durante la pandemia sostuvo a los italianos. Las limitaciones harán más más auténtica a la Navidad”. Es de esperar que ese mensaje llame a la prudencia general.