Desde Johannesburgo (Ansa)
Una fortuna de más de 13 millones de dólares, desde fondos de ayuda a niños sudafricanos a líneas de vestimenta. A horas de la muerte de Nelson Mandela, mientras todo el mundo lo celebra como un símbolo de paz, su familia inicia una dura batalla para quedarse con el rico patrimonio dejado por Madiba.
Un largo camino hacia la herencia que comenzó hace años y se exacerbó en los últimos meses con el agravamiento de sus condiciones de salud, y que ahora, entre escándalos, realities shows y negocios, corre el riesgo de dividir a un clan numeroso y ramificado, pero sobre todo fragmentado.
Con tres matrimonios, seis hijos y una veintena de nietos, Mandela tuvo una vida afectiva complicada. Serán sólo dos esposas –ya que la primera falleció en 2004–, Winnie Madikizela y Graca Machel, y las tres hijas todavía vivas, quienes darán batalla por los bienes del ex jefe de Estado.
En mayo pasado, Makaziwe y Zenani Mandela, embajadora sudafricana en Argentina, habían iniciado una demanda para asumir el control de dos fondos de inversión de alrededor de 1,5 millón de dólares para apartar de su manejo a George Bizos, abogado y viejo amigo del ex presidente, y a Tokyo Sexwale, su compañero de prisión en Robben Island.
El caso indignó a la opinión pública y en octubre, menos de dos meses antes de la muerte del líder sudafricano, decidieron retirar la demanda de forma “incondicional”, al considerar que el proceso dañaba la reputación de los acusados y del propio Mandela. La disputa jurídica giraba en torno a dos empresas, que comercializan cuadros que retratan las manos de Mandela y su firma. El ex presidente había creado esas compañías para financiar la educación y formación de sus herederos. De manera deliberada, el líder antiapartheid quiso que ningún miembro de su familia controlara esos emprendimientos.
El patrimonio está integrado por dos fondos, el Nelson Mandela Foundation y el Nelson Mandela Children’s Fund, más unos veinte trust legados a hijos y nietos que administran lujosas propiedades en todo el mundo.
Y luego está la marca Mandela, que genera negocios por unos 13 millones de dólares repartidos en al menos 110 empresas bajo el manejo de la familia. Además, están los derechos de autor de tantos libros, filmes, el último estrenado en estos días, y hasta dos líneas de vestimenta, llamadas Lwft (las iniciales de la autobiografía Long Walk To Freedom) y 46664, el número de prisionero de Mandela en Robben Island, gerenciadas por las nietas Swati y Zaziwe, hijas de Zenani. En febrero, ambas fueron las protagonistas del reality show Being Mandela, que fue emitido en Estados Unidos: 13 episodios para relatar su vida en Johannesburgo. Ellas justificaron el programa, al sostener que habían contado con la bendición de su abuelo. Pero pocos les creyeron.
Como consuelo final, Madiba murió cuando la demanda legal de miembros de su familia contra sus amigos y compañeros de prisión ya había sido retirada. Ahora, sus herederos se disputarán los millones de dólares que deja el primer presidente negro de la historia del país.