MODO FONTEVECCHIA
La apertura de Modo Fontevecchia

Alfonsín, hoy más necesario que nunca

A 40 años de la recuperación de la democracia, un legado que sentó las bases institucionales a pesar de las adversidades económicas y la oposición política, militar y sindical.

Raúl Alfonsín
Raúl Alfonsín | NA

“El 30 de octubre de 1983, Raúl Alfonsín se consagra con el 52% de los votos y comienza el camino de recuperación de la democracia, que culminó cuando asumió el 10 de diciembre de ese mismo año”, evocó Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1), del lunes 30 de octubre de 2023.

Excepto por el caso de Eduardo Duhalde, que asumió de manera temporal tras la salida del poder de Fernando de la Rúa, y Néstor Kirchner, que asumió un 25 de mayo, a partir de Alfonsín, todos los presidentes siguieron asumiendo los 10 de diciembre, cada cuatro años.

Reconstruir la democracia

Por dar inicio a esta tradición se lo conoce a Alfonsín como “el padre de la democracia”. Para analizar la vigencia de su figura, vamos a revisar distintos testimonios del histórico dirigente radical.

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“La Argentina afronta la necesidad de construir un futuro capaz de sacarla de largos años de decadencia y de frustraciones. Como sociedad, se encuentra en una de las más serias encrucijadas de su historia en las vísperas del siglo XXI y en medio de una mutación civilizatoria a escala mundial, deberá decidir si ingresará a ese proceso como protagonista o como furgón de cola de las grandes potencias hegemónicas”. Estas palabras fueron pronunciadas por Raúl Alfonsín en su famoso discurso de Parque Norte en el primero de diciembre de 1985. 

En su discurso de cierre de campaña, Raúl Alfonsín citaba el preámbulo de la Constitución. “Cuando alguien distraído, al costado del camino, cuando nos ve marchar, nos pregunta: ‘¿hacia dónde marchan?’, ‘¿por qué luchan?’. Tenemos que contestarle con las palabras del preámbulo. Que marchamos, que luchamos para constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino”.

Cuando escucho estas palabras, se me pone la piel de gallina. Cómo algo tan simple como recitar el preámbulo de la Constitución Nacional podía provocar ese efecto en esa Argentina devastada por siete años de dictadura y lo que significó la derrota en la guerra de Malvinas.

Un millón de personas avivaron al futuro dirigente, que pronunciaba el histórico discurso sobre un escenario ubicado en la avenida 9 de Julio.

El 10 de diciembre de ese mismo año, Alfonsín pronunció uno de los discursos más recordados de la historia argentina, aquel en el que afirmó que “con la democracia no sólo se vota, sino que también se come, se cura y se educa”. 

“Los argentinos hemos aprendido a la luz de las trágicas experiencias recientes que la democracia es un valor más alto que el de una mera forma de legitimidad del poder”, explicaba Alfonsín.

La vuelta de la democracia en Argentina estuvo rodeada de dictaduras en los países vecinos: Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay. Por lo que podríamos decir que no sólo fue el padre de la democracia argentina, sino también el padre de la democracia latinoamericana.

La tradición democrática era fragmentaria, porque había sido interrumpida reiteradamente por golpes de Estado. En el plano geopolítico, la guerra fría seguía generando conflictos y Estados Unidos intervenía militarmente en Centroamérica y alentaba golpes de Estado en Sudamérica

Presentan un libro sobre Raúl Alfonsín al cumplirse 40 años de democracia | Perfil

Además, Alfonsín tenía que vérselas con el FMI y había ganado las elecciones con la promesa de juzgar a los genocidas, pese a que los militares aún conservaban una importante cuota de poder.

En ese complejo cuadro de dificultades y condicionamientos, el Presidente conformó algunos grupos de trabajo en relación directa con él, con el propósito de delinear un pensamiento que acompañe y apuntale su gestión. 

Uno de ellos estuvo coordinado por el jurista Carlos Nino, integrado por jóvenes abogados con formación filosófica, que trabajaron sobre una agenda reformista amplia. Será el núcleo del Consejo para la Consolidación de la Democracia, del cual saldrán los proyectos de Reforma Constitucional. 

Otro grupo de asesores, más pequeño y confidencial, coordinado por Meyer Goodbar, que se conocerá como “Grupo Esmeralda”, estará conformado por un equipo de discurso, otro de seguimiento de imagen del Presidente y otro de estudios de opinión pública. Lo integrará un reducido elenco de sociólogos, politólogos e intelectuales provenientes de la izquierda, y un grupo de periodistas y escritores, algunos recién llegados del exilio y sin adscripción partidaria como Juan Carlos Portantiero y José Aricó que, en esos tiempos, participaban de la redacción de la revista Punto de Vista. 

Ambos grupos van a participar en la elaboración de los más importantes discursos que pronunciará Alfonsín, entre ellos el discurso de Parque Norte, en diciembre de 1985, convocando a una convergencia democrática.

Vale recordar que, con Alfonsín, se creó la carrera de sociología, y que tampoco había hasta entonces estudios de mercado. Era algo absolutamente novedoso, al igual que los sondeos de opinión pública, que recién comenzaban a aplicarse en Argentina.

A continuación vamos a escuchar una cadena nacional de Raúl Alfonsín en la que retoma la idea de “Convergencia Democrática” planteada en aquel discurso de Parque Norte. 

En una cadena nacional, Alfonsín, el 2 de octubre de 1986, retoma un tema que había sido planteado en su discurso de Parque Norte, del que hay escasos registros, donde retoma la idea de una “Convergencia Democrática”.

“Entregaré a las distintas fuerzas políticas del país un documento sobre lo que hemos denominado Convergencia Democrática. No se trata de una plataforma ni tampoco un inventario de problemas ni soluciones posibles. El propósito es promover la discusión de los grandes temas nacionales y aunar esfuerzos en la tarea por completar los objetivos que entre todos, a través de esa discusión, hemos de determinar. Creo que la democracia lo está reclamando, y una nueva conciencia social lo está haciendo viable”. 

A pesar de estos esfuerzos y del creciente apoyo popular que logró cosechar Alfonsín luego de su triunfo, los problemas económicos ligados a la deuda externa y la inflación generaron problemas cada vez mayores

Por cadena nacional, el 14 de junio de 1985, el entonces presidente plantea un plan para parar la inflación. “Decidimos frenar bruscamente a la inercia de la inflación, porque si no quebramos definitivamente las expectativas inflacionarias, se seguirá generando. En segundo lugar, la congelación de precios, tarifas y salarios es un elemento excepcional, que sólo tiene sentido si se aplica una reforma de fondo. En consecuencia, para que no sea una ilusión administrativa de contención de la inflación, atacaremos sus causas profundas”.

Además, el presidente anunciaba una reforma monetaria, con la “creación de un nuevo signo para la moneda argentina”, como “instrumento básico de permanencia de los bajos niveles inflacionarios y de la más rápida liberalización del mercado”. “El Banco Central no emitirá más moneda para satisfacer los requerimientos de la tesorería. El gasto público tendrá solamente un financiamiento genuino que no descansará en absoluto en la posibilidad de emisión”.

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Los juicios a las Juntas

Hay que poner en contexto los desafíos que enfrentaba este hombre. Tenía que conformar una nueva Corte Suprema, un Congreso, cambiaba la moneda y cinco días después de su asunción, anunciaba el juicio a las Juntas Militares

Luego de todo ese camino en el que hubo amenazas, el relevamiento de testimonios que culminó en el informe de la Conadep llamado normalmente “Nunca Más”, inició el proceso judicial.  

Los principales hechos de este juicio pueden leerse en la versión digital del Diario del Juicio a las Juntas que en ese momento habíamos sacado desde Editorial Perfil en la la web eldiariodeljuicio.com Uno de los grandes hitos de este juicio fue el alegato del fiscal Julio César Strassera. Vamos a escucharlo. 

Julio César Strassera, en su célebre discurso, que fue dramatizado recientemente en la película Argentina, 1985, expresaba: “Señores Jueces, quiero utilizar una frase que nome pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca Más”.

Un sector de las Fuerzas Armadas no se quedó de brazos cruzados y con el objetivo de terminar con los juicios por delitos de lesa humanidad, realizó lo que se conoció como el alzamiento carapintada de Semana Santa de 1987

Luego de momentos de mucha tensión, el Gobierno convocó a la gente a que se movilizara a Plaza de Mayo para defender la democracia. Los partidos políticos se unieron en respaldo al Presidente. Finalmente, Alfonsín se reunió con Aldo Rico y el resto de la cúpula de los sublevados y terminaron con la insurgencia. “Felices Pascuas, la casa está en orden”, otra de las célebres frases, de las innumerables que nos dejó Alfonsín, anunciada en el marco de que “los hombres amotinados depusieron su actitud”.

La última entrevista de Jorge Fontevecchia a Raúl Alfonsín en 2007.
La última entrevista de Jorge Fontevecchia a Raúl Alfonsín en 2007.

Cuando pronunciaba esas palabras, junto a él en el balcón de Plaza de Mayo, lo acompañaba Ítalo Luder, el candidato a presidente peronista que él había vencido en las elecciones. También estaba Antonio Cafiero, el líder de la oposición en ese momento y gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Como compromiso ante este entendimiento con los golpistas, pocos días después, el Congreso sancionó la ley de Obediencia Debida, garantizando la impunidad para delitos de lesa humanidad para todos los militares con grado inferior a coronel.

Esto Alfonsín lo tenía claro desde siempre y era algo que hacía a su concepción. Él vino a tratar de convencerme que no publicáramos una tapa de Astiz, que derivó en la clausura de la revista La Semana, y me pusieron a disposición del Poder Ejecutivo acusado de traición a la Patria. “Hay un compromiso, se va a juzgar a los responsables, a los comandantes, a los jefes de cuerpo, pero no a aquellos que tengan un rasgo inferior al de coronel”, me dijo. 

Esta idea de que la responsabilidad se cortara en los mandos superiores, Alfonsín la tenía un año antes de 1983, cuando no se sabía siquiera si iba a haber elecciones.

El legado de Alfonsín

Los problemas económicos le generaron al gobierno una debilidad cada vez mayor. Alfonsín se enfrentó a sectores tan disímiles como el sindicalismo peronista y los terratenientes nucleados en la Sociedad Rural

En 1988, entre silbatinas y abucheos, el entonces presidente criticaba: “Quiero comenzar por poner de relieve esto que está sucediendo: estas manifestaciones no se producen en tiempos de dictadura, aunque parece que algunos comportamientos no se consustancian con la democracia, porque es una actitud fascista no escuchar al orador”.

Comparémoslo y comparemos con un Milei que no puede hablar porque hay ruido en un estudio de televisión.

Milei llamó a no3 votar en blanco, reivindicó la unión con JxC y negó "escuchar voces" | Perfil

Luego de la derrota con Carlos Menem en las elecciones de 1989, Alfonsín tuvo que enfrentar un agravamiento de la economía y la debilidad política de su gobierno se acrecentó. 

Cometió el error político de adelantar las elecciones, lo que creó un interregno monumental, y una debilidad en el Ejecutivo, que venía enfrentando distintos frentes. Los juicios a los militares, la Sociedad Rural, 14 paros generales realizados por Ubaldini, levantamientos militares, un atentado de la guerrilla en un destacamento, la crisis económica y el cambio de moneda.

El 25 de mayo de 1989, Alfonsín llamó a un gobierno de crisis. “Estuvimos decididos a cambiar nuestro proyecto para compatibilizar la acción de las dos fuerzas políticas”, expresaba, en la transición hacia el gobierno de Carlos Saúl Menem.

Se dice que el gobierno de Macri es meritorio por haber sido el primer presidente no peronista tras el retorno de la democracia que terminó su mandato. Sin embargo, no puede compararse ese logro con la épica de Alfonsín, que reconstruyó las bases institucionales con todas las dificultades que mencionamos. 

Alfonsín terminó su mandato el 8 de julio de 1989, seis meses antes de cumplir los seis años, debido a la crisis. Pero su legado es inspirador, en el sentido de que, si se pudo recomponer el país tras la dictadura, la derrota en la guerra y las graves crisis que atravesamos, seguramente podamos salir adelante de los desafíos que tenemos en el horizonte.

FM