Gustavo Grobocopatel, ingeniero agrónomo, y Verónica Cangemi, soprano internacional, dialogaron vía videoconferencia en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9), y resaltaron su historia de amor a partir de la música. También se refirieron a la grabación de su disco, a sus respectivas carreras y al aprendizaje mutuo que transitaron en este tiempo.
Viniendo de mundos tan distintos, ¿qué los llevó a grabar un disco en conjunto?
Verónica Cangemi (VC): Es verdad que venimos de mundos distintos. Yo soy cantante de ópera y nací en una familia donde la música fue algo esencial, era lo cotidiano. Además, mi abuelo era Hilario Cuadros, uno de los compositores que cantamos en este disco. Esto está dedicado a la música cuyana, e hicimos canciones juntos y solos. Lo que nos unió fue la música y es nuestro diálogo cotidiano que nos mantiene vivos.
Gustavo Grobocopatel (GG): Es como jugar con Messi siendo el cuatro de Sacachispas. Es un honor. La música siempre estuvo presente en mi vida, estudié canto y desarrollé una carrera artística paralela a la empresa. Fue un gran desafío porque no estaba acostumbrado a esa calidad.
¿Cómo fue que se conocieron?
VG: Me llamaron para una cena importante que se hacía en Mendoza porque venía un empresario que cantaba. Después del concierto había una cena y querían que yo fuese la representante de la cultura. Cuando escuché que era un empresario el que cantaba dije que ni loca iba a la cena. Venía de cantar en la Ópera de París y visitaba cada tanto a Mendoza para ver a mi madre, haciendo una carrera en el mundo de la ópera, y no me dieron muchas ganas de conocerlo.
Pero pasaron unos meses, fuimos a tomar un café y me di cuenta que el empresario sabía mucho y tenía una cultura muy importante sobre el mundo musical. Estaba conectado con el mundo de lo que pasaba en mi familia.
GG: A partir de ahí dicen que el amor es ciego y también sordo, porque le gustó lo que canté.
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Verónica, ¿cómo canta Gustavo?
VG: Canta bien, tiene un color lindo de voz, muy natural. Siempre le digo que podría haber estudiado un poco más y le exijo para que cante porque en 30 años hizo lo que se puede hacer en muchos menos. Pero entiendo bien que es un empresario número uno en lo suyo y demasiado bien lo hace para haberse dedicado tantos años al mundo de la soja.
¿Cuántas horas hay que estudiar y cuidar la voz?
VG: Para una producción empiezo a estudiar unos tres meses antes. Son 400 o 500 hojas de memoria. No es sólo el texto, sino toda la comprensión vocal y técnica. Se tarda entre cuatro a ocho horas diarias, durante tres meses. Voy a tener cinco semanas de ensayo y recién después la función. Cada producción, para llegar a nivel número uno, se tiene que preparan con muchas horas de trabajo.
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¿Cómo se les ocurrió hacer el disco? ¿Cuánto tiempo les llevó hacerlo?
GG: Fue un producto de la pandemia, porque Verónica trabaja mucho, pero se anularon compromisos por los casos de coronavirus. Compartimos muchas horas de folklore, que nos gusta a los dos, y se nos ocurrió empezar a cantar. Le pedimos a un sobrino de Verónica y a un amigo que hicieran los arreglos y empezamos a trabajar con esta idea de hacer una producción que sea el fruto del encuentro de dos mundos: el de la música clásica y el del folklore.
Salió un disco que rescata a los grandes autores de Cuyo, pero la estética tiene un cuartero de cuerdas, piano y guitarra. Es un producto interesante para escuchar.
¿Cuál es el valor simbólico de hacer un disco juntos?
VG: Uno se encuentra a cierta edad y el puntal es la música que nos une. Es nuestro proyecto y nuestra unión.
GG: Es muy potente la música, sobre todo, cuando cantás. Te moviliza mucho. Además, somos pareja, vivimos juntos y es algo que construye permanentemente. No es sólo el momento de grabar, sino que sigue construyendo.
Juani Fernández Juvé (JFJ): ¿Qué se aportan entre ustedes?
GG: Verla trabajar a Verónica, con la disciplina y el profesionalismo que tiene, es una llamada de atención para mí porque no soy profesional. Aprendo mucho y reflexiono sobre mi vínculo con la música, que siempre fue importante, pero no profesional. Estoy reflexionando sobre si no tendría que dedicarme con mayor disciplina. Gracias a Verónica, estoy pensando cada vez más en temas vinculados con las industrias culturales, como tengo el chip emprendedor. Entiendo la importancia de las industrias culturales para el desarrollo de un país.
VG: Fue una buena lección lo que nos pasó. Cada día aprendo de Gustavo porque es una persona muy generosa, tiene un carácter amable y es un número uno en el mundo empresarial. Me gusta mucho la gestión, entonces aprendo todos los días porque algún día no voy a cantar más y me gustaría dedicarme a la gestionar.
JL PAR