Brasil está cerca de desarrollar la primera vacuna del mundo contra la esquistosomiasis, una enfermedad que es causada por parásitos y provoca la inflamación del abdomen en niños y adultos de las regiones más desfavorecidas del hemisferio sur, especialmente en África.
De acuerdo a un reporte de el diario El País, la vacuna ha sido desarrollada por un equipo de investigadores de la Fundación Oswaldo Cruz, una institución pública con sede en Río de Janeiro, Brasil.
Según los resultados de las pruebas preclínicas, la vacuna denominada Shistovac (sm14) logró reducir la infección del Schistosoma masnoni en más del 90% en ratones y conejos de laboratorio.
En ensayos clínicos con seres humanos, se demostró que la vacuna es segura y que presenta como principal efecto secundario un dolor en la zona de aplicación. La líder del equipo de investigación responsable del desarrollo de la vacuna, Miriam Tendler, afirmó que los resultados obtenidos "son excelentes desde la fase uno".
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En los últimos días, los investigadores se encuentran en la etapa final de pruebas en humanos y están trabajando para obtener el certificado necesario por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Después de haber sido probada en 300 personas en Brasil en los últimos años, la vacuna será sometida a pruebas en otras 2.000 personas en Senegal. Si los resultados son favorables, esta vacuna se convertirá en la primera en el mundo en brindar protección contra un gusano.
Los estudios de la vacuna se iniciaron en la década de los ochenta con el objetivo de proteger al ganado de infecciones parasitarias. A lo largo de décadas, hubo poco interés por parte de la industria en países desarrollados y algunos intentos previos resultaron infructuosos. Sin embargo, la investigadora Tendler estima que el inmunizante podría estar disponible en el mercado a finales de 2025 o principios de 2026.
En su opinión, será una vacuna emblemática: “es altamente sofisticada y rompe un paradigma que dura hasta hoy. Esperamos que abra el camino de otras vacunas antiparasitarias que están fuera del radar de la gran industria porque no hay mercado en los países del hemisferio norte y, por lo tanto, no están en su línea de prioridades”.
La enfermedad, conocida comúnmente como "barriga de agua" en Brasil, está estrechamente vinculada a las precarias condiciones sanitarias y la falta de acceso a sistemas de alcantarillado y agua potable, lo que la convierte en un problema principalmente en los países más pobres.
La infección se produce cuando las larvas de los huevos de un caracol parásito penetran en la piel humana. Una vez en la corriente sanguínea, las larvas se desarrollan y se alojan en órganos como el hígado. Los gusanos adultos pueden encontrarse en las venas del intestino o la vejiga, lo que provoca la característica hinchazón abdominal.
Este descubrimiento tiene el potencial de transformar drásticamente la situación en numerosos países, donde actualmente la enfermedad se trata principalmente con medicamentos. Aunque la esquistosomiasis tiene una tasa de mortalidad baja, provoca una significativa disminución en la calidad de vida. Por ejemplo, afecta el proceso de aprendizaje de los niños en las escuelas y el desempeño laboral de los adultos jóvenes, según explicó la investigadora.
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Según datos proporcionados por la OMS, se estima que anualmente 200 millones de personas se infectan con esta enfermedad, mientras que otras 800 millones viven en zonas de alto riesgo. La presencia de la esquistosomiasis abarca 74 países en África, mientras que en América Latina, Brasil concentra el 95% de los casos. A nivel mundial, se considera la segunda enfermedad parasitaria más devastadora en términos socioeconómicos, solo superada por la malaria.
Los organismos involucrados en el desarrollo de la vacuna se han comprometido a comercializarla a un costo accesible, con el objetivo de garantizar su disponibilidad en las áreas donde más se necesita. Esto se enmarca dentro de la definición de la OMS de una vacuna "humanitaria".
LT
