Algunos jardines de infantes, proponen correrse del diseño curricular tradicional y ofrecen otras propuestas de metodologías pedagógicas, como el Método Waldorf.
El creador del método Waldorf fue Rudolf Steiner, quien nació en el límite entre Austria y Hungría en 1861. Steiner estudió varias disciplinas, entre las cuales se encuentran la medicina, la filosofía y las matemáticas. Su estudio lo llevó a escribir varios libros y dar infinidad de conferencias.
La primera escuela Waldorf se funda en Alemania en 1919. Su concepción está basada en mirar al ser humano como un ser íntegro que tiene cuerpo, alma y espíritu. Para esta corriente, cultivar la espiritualidad, los ciclos y el respeto por la naturaleza son primordiales.
La metodología Waldorf al igual que la de María Montessori son parte de la Escuela Nueva que es un movimiento Pedagógico surgido a finales del Siglo XIX que cuestionaba la enseñanza tradicional. Esta corriente tomaba el lugar del niño como centro de vitalidad y acción con una mirada individual que llevaría al niño a estar en armonía con la comunidad.
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Waldorf divide el desarrollo del ser humano en tres etapas:
- Etapa de explorar y descubrir: desde que nace hasta los 7 años la llama la,
- Etapa del sentir: desde los 7 a los 14 años la etapa del sentir
- Etapa del pensar: de los 14 a 21 años
Los niños en edad del jardín de infantes quieren y necesitan conocer el mundo y para esto es necesario explorar lo que ven. Todas las experiencias son a través del cuerpo y la libertad que éste les proporciona. Jugar al aire libre, trepar árboles, jugar a diferentes oficios como zapatero, carpintero, a realizar actividades de la vida cotidiana, lavar ropa, higienizar los muñecos, tejer, cocinar, cantar, bailar son algunas de las expresiones propuestas para acercar al niño a la realidad que lo circunda.
El rol del docente en esta corriente es el de incentivar, contagiar entusiasmo y participar activamente de cada propuesta, desarrollando en cada niño la “voluntad de hacer”, el sentimiento de responsabilidad para que pueda dar respuesta libre a los desafíos que le planteará la vida.
La mirada está en transmitir preguntas más que contenidos fijos, cerrados y acabados.
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En esta realidad que nos tiene aislados podemos aplicar en casa algunas propuestas de la metodología Waldorf con los más pequeños de la familia; algunas sugerencias para poner en práctica pueden ser:
- Juegos libres y al aire libre con materiales naturales y sencillos. Pueden ser recortes de maderas, lanas, cubos de goma. También se puede optar por un espacio del jardín donde haya plantas, piedras, arena y árboles pero siempre bajo el cuidado de los adultos. El contacto libre y guiado con la naturaleza crea un espíritu sensible.
- Respetar y armar una rutina diaria de descanso, de las comidas que realizamos, del orden de la casa, de la habitación, de los juguetes, de los materiales didácticos. La colaboración de ellos en las rutinas los ordena, les presenta ritmos y les brinda responsabilidades.
- Crear con lo artístico. Pintar con diferentes elementos y herramientas, acuarelas, témperas, cola vinílica, crayones y pinceles. Podemos fomentar el expresarse con las manos con diferentes soportes como papel liso, papel corrugado o lijas.
- Disciplinar su conducta y hacer lo diario con límites claros y sencillos los hace desarrollarse con amor.
“Aprende no para acumular conocimiento como un tesoro personal, sino para emplear lo aprendido al servicio del mundo”. Así dice Rudolf Steiner, el creador de la pedagogía Waldorf.